Aviso

Seguidores del aspirante presidencial de izquierda peruano Pedro Castillo, se manifiestan en Lima, capital peruana, el 12 de junio de 2021. (Foto: AFP) 

Tras nueve días sin definirse al ganador de las presidenciales en Perú, la tensión crece con denuncias de exmilitares y persecución a la izquierda.

Las elecciones presidenciales en Perú se celebraron el 6 de junio entre dos candidatos de ideologías opuestas: el izquierdista Pedro Castillo, del partido Perú Libre, y la conservadora Keiko Fujimori, de Fuerza Popular. 

Conforme a datos publicados este martes por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), Castillo tiene 50,125 % de los votos, mientras que Fujimori suma 49,875 %. La diferencia entre ambos candidatos es menos de 44 000 votos.

Sin embargo, la Junta Nacional de Elecciones (JNE) no ha declarado al próximo presidente del país andino, debido a que está revisando los votos que el partido Fuerza Popular pidió su anulación, en su mayoría de zonas rurales, donde Castillo obtuvo la mayoría de los sufragios. 

 

El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz, informó del asesinato de José William Mayoral Castillo, la noche del lunes 14 de junio por una banda armada. El dirigente era productor cultural de la municipalidad de Valle del Guamuez,  Putumayo, y cabeza de la junta comunal del barrio La Esmeralda.

El lìder social ultimado fue candidato al concejo del municipio, por el partido MAIS y apoyó en la elección al actual alcalde Jhon Rosero, y al gobernador, Buanerges Rosero Peña.

José William apoyaba el Paro Nacional y realizó varias publicaciones llamando a su participación.

El gobernador de Putumayo solicitó al Ministerio Público una investigación que dé con los sicarios.

 

Fuerzas conjuntas de policía y ejército desarrollan desde la madrugada de este lunes 14 de junio de 2021 una nueva ofensiva sobre el municipio de Yumbo, zona industrial del Valle del Cauca, con el fin de levantar de manera violenta los puntos de resistencia que la población, especialmente los jóvenes, ha mantenido a lo largo de 46 días de paro.

Rodrigo Vargas, del Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos, denunció que las actuaciones de las fuerzas represivas del Estado, con la connivencia del alcalde de Yumbo, Jhon Jairo Santamaría Perdomo, dejan hasta ahora ocho personas detenidas.

“Este es un despliegue de guerra que le están dando la policía, el Esmad y el ejército a los jóvenes que protestan en las calles y exigen sus derechos”, dijo Vargas, quien agregó que se ha desconocido una acción de tutela, expedida por autoridad judicial, que protege el derecho de la ciudadanía a expresarse en las calles para exigir sus derechos.

Entre los detenidos figuran Alexander González Nieve, de 25 años de edad y nacionalidad venezolana; José Giovanni Campo, de 19 años; Brayan Alexis Díaz, de 27; Óscar Julián Avendaño Orcué, de 18 años; Cristian Alexis Caicedo Diago, de 29 años, y Sebastián Caicedo Muñoz, de 21 años, así como una menor de edad, identificada como Alejandra Sanclemente Paz, de 15 años.

 

La escena es única en toda la historia de la humanidad. Todos están atentos. Sin quitar los ojos del picadito de fútbol en el cielo. Ese cielo del Dios justo en el que creo. Ese Dios que no rechaza a los que piensan diferente y que jamás le cerraría las puertas a quienes murieron convencidos de su lucha por un mejor país, con igualdad de oportunidad para todos, en el que acaben las fronteras y las odiosas distinciones entre pobres y la “gente de bien”.

–¿Qué es esa bullaranga? –, pregunta Pedro de camino hacia la enorme ventana. Luego, sonriendo, comienza a llamarlos a gritos:

–Muchachos vengan, rápido. Vengan.

–¿Y el partidito de fútbol?

–Tranquilos, tienen toda una eternidad para retomarlo. Vengan, no se pueden perder esto…

 La facción de extrema derecha que acaudilla Uribe busca distraer echando la culpa a otros y afirmando que son pequeños los problemas que detonaron la sublevación popular, negacionismo que agrava la crisis al retardar las soluciones de fondo que pueden resolverla; y mantener a Colombia en un estado de conflicto sin fin le sirve a Uribe para proponer un cuarto Gobierno suyo aún más dictatorial, que en 2022 extermine a los sublevados, lo que coincide con el interés de Estados Unidos (EEUU) de mantener al país en el pantano de sus planes de Guerra perpetua.

Para desechar la maléfica estrategia de EEUU y Uribe es necesaria la unión de la gran mayoría de la sociedad que quiere un camino de conciliación para resolver el conflicto en que está sumido el país. Aconseja la sabiduría popular que ‘a grandes problemas, grandes soluciones’, las que llegarán siguiendo una ruta de dialogar, acordar y cumplir, vía de solución política que ha sido rechazada históricamente por las élites dominantes.