Aviso

 

La arrogancia le ganó la partida al expresidente Iván Duque. Hizo sentir su posición de poder hasta último momento. Negó el permiso para que la espada de Bolívar, sustraída por el M-19 el 17 de enero de 1974. La primera acción político-militar de la organización. En criterio de Yamel Riaño, uno de sus integrantes, una forma de “reivindicar la lucha del pueblo por la justicia”.

Esa arrogancia de la que hizo alarde en los momentos decisivos del país y que levantó una enorme barrera en lo que puso ser una salida dialogada al Paro Nacional del 2021, fue la que enterró el Uribismo en Colombia.

Porque aún le produce urticaria el que nuestro país emprenda un proceso de cambio, en el marco de un pensamiento progresista, se negó rotundamente a permitir que la espada de Bolívar—el moderno florero de Llorente—fuera expuesta en la Plaza donde se producía la ceremonia de cambio de gobierno.

Lecciones de Vietnam para Ucrania | Al Mayadeen Español

Tanto en Vietnam como en Ucrania, Estados Unidos instaló o promovió gobiernos pro-estadounidenses para contrarrestar a las naciones "adversarias".

En abril de 1965, el presidente estadounidense Lyndon Baines Johnson (LBJ) explicó por qué estaba intensificando la participación de Estados Unidos en Vietnam. Con un toque orwelliano, LBJ tituló el discurso "Paz sin Conquista" al anunciar el inicio de los ataques aéreos de EE.UU. sobre Vietnam. Explicó que "debemos luchar si queremos vivir en un mundo en el que cada país pueda forjar su propio destino y sólo en un mundo así nuestra propia libertad estará segura... hemos hecho la promesa nacional de ayudar a Vietnam del Sur a defender su independencia y tengo la intención de mantener esa promesa. Deshonrar esa promesa, abandonar la pequeña y valiente nación a sus enemigos y el terror que debe seguir sería un error imperdonable". 

El manoseo del proceso de paz 

"La falta de diferenciación entre los crímenes ordinarios y los políticos, así como el estudio separado de las distintas maneras en las que estos últimos pueden manifestarse, tuvo como principal resultado la pérdida del plebiscito sobre la paz, pero también condujo a la división del país en torno al acuerdo con las FARC-EP".

Por Yesid Reyes Alvarado

Los cuestionamientos que se han venido haciendo en Colombia en torno al proceso de paz impulsado por el presidente Santos han tenido como principal hilo conductor el cálculo electoral. El plebiscito terminó convertido en un pulso entre dos grandes líderes, que necesariamente tendría trascendencia en las siguientes elecciones presidenciales; en su propósito de conseguir los mejores réditos en las urnas, se impulsó la plataforma del “no” con cualquier idea que permitiera deslegitimar las negociaciones con las FARC-EP. Se evadió el debate sobre la naturaleza del conflicto armado en Colombia y sobre la viabilidad de un proceso de paz como opción internacionalmente válida para terminarlo; el propósito era, como expresamente se reconoció, conseguir “que la gente saliera a votar verraca” en contra de lo convenido en La Habana, como finalmente ocurrió.

Petro sorprende con su emotivo mensaje de amor y reconciliación, llamando a la concordia.

Solo a través del amor y de la buena voluntad de todos, podemos transformar a Colombia, en una nación de prosperidad y felicidad.

Un exguerrillero triunfa con la bandera del amor, como el primer presidente progresista de Colombia, acompañado de una luchadora social afrodescendiente como vicepresidenta, proveniente de los sectores más pobres del país.

Recuerdo aquel joven idealista, cuando depone las armas después de 12 años de combates. Antes, a raíz de su lucha en el plano militar, es arrestado y torturado, causándole cicatrices físicas y mentales para toda lo vida. Posteriormente, sufre varios atentados como líder político de izquierda, de los que se salvó milagrosamente.

Gustavo Petro y la dura tarea de ser el líder de las Fuerzas Militares de  Colombia - 05.07.2022, Sputnik Mundo 

Resulta sorprendente la forma como algunos de los inmediatos colaboradores de Gustavo Petro, libran batallas intestinas con otros miembros del Pacto Histórico. Equívoco en sus actuaciones.

Resulta lamentable el canibalismo entre quienes secundan al hoy presidente electo, Gustavo Petro. Y, por supuesto, motivo de hilaridad y gozo en las toldas de la derecha, indistintamente de cuál sea su origen partidista. Basta con imaginar a María Fernanda Cabal y Paloma Valencia, tomando un refrigerio en el Café El Aquelarre, mientras comentan el asunto. “Véalos. Querían llegar al poder y, ahora que lo tienen, se están volviendo trizas. ¡Valiente cambio el que nos espera!

Me refiero específicamente a las posiciones contradictorias del escritor, Gustavo Bolívar, del otrora sindicalista, Alexander López, de algunos dirigentes de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), entre otros, y de la posición pasiva y pareciera condescendiente de la Vicepresidenta, Francia Márquez.