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Es difícil escoger un buen título sobre este tema; porque no puede caerse en lo panfletario, que lo vuelve simple y de contenido forzado; pero tampoco debe desconocerse el peso de las culturas en las sociedades, términos que son imposibles de separar. Por tanto, es saludable, pertinente y necesario, mantener un diálogo permanente al respecto, esperando que el actual gobierno de Colombia exprese, en sus acciones y programas, con contundencia, su comprensión de lo trascendental de la cultura y que así se sienta en la conciencia general. 

Es que es común encontrar una deformación del concepto de cultura, una referencia recortada para representar solo lo académico, los modales, la farándula, lo artístico. Reducción que es muy común en lo que se conoce como la cultura occidental que, como dominante, es vista como lo universal y como civilización, además de tener otros contenidos más impactantes. 

Así es que lo local es entendido como costumbrismo, folclor, atraso. Por tanto, la cultura no es ajena a la lucha de clases, en donde aparece la dominación borrando lo local. No obstante, ante la subyugación, persiste un mestizaje permanente que se va haciendo presente a pesar de los años de coloniaje. 

En el presente hay una trivialización de la cultura, que se evidencia en la simplificación del lenguaje y de los relatos cortos en la comunicación. La tecnología, en manos del capital, está colocada al servicio de estas limitaciones y por tanto se aliena, porque los humanos terminan sirviéndole a la tecnología y no ésta a las personas. La extensión de las diversas especializaciones tecnológicas conduce a una reducción del conocimiento.  

Además, se busca imponer un mundo unipolar, por eso en la guerra híbrida, un factor clave es el ataque a una cultura y la imposición de otra que debe ser tomada como modelo válido y verdadero. Lo alternativo es visto como lo subversivo que debe ser rechazado, combatido y hasta incluso ser considerado como terrorismo. Esto es publicitado en las películas, la televisión y en los medios escritos, a tal punto que una imagen de una persona, con vestimenta no occidental, puede generar alarma y repudio. 

Pero, lo más correcto sería hablar de las culturas, porque son diversas y porque persisten como mecanismo de la resistencia a la que tiene derecho los pueblos. Es así como el desarrollo de estas reivindicaciones se va constituyendo en un hito histórico.  

No se puede olvidar que lo cultural es un producto social y que, como tal, es una construcción colectiva, que es histórica y que es aprendida. Esto conlleva a enfrentar lo nuevo con lo viejo que se quiera superar. Tema crucial para una sociedad como la colombiana que ha sido dominada por lo colonial, lo mafioso, el fascismo, el terror y el desprecio por la vida del otro.  

La tarea de todos es dejar atrás lo nefasto y encaminar al país hacia un modelo en el que se respeten todas las formas de vida, en el que las personas tengan derecho al pleno disfrute de su existencia, se acabe el desprecio originario y se alcance una sociedad más humana. 

Es urgente desnazificar el país. 

Septiembre 29 de 2022 

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