Hay que colocar a la lucha de clases en el punto de la discusión. La imposibilidad de construir una organización democrático popular en la propuesta de partido único alrededor del Pacto Histórico en este momento, genera mucha desconfianza.
Entendiendo como tal, aquella en la que los sectores populares organizados participan activamente en la definición de las políticas de gobierno a ser implementadas.
Y genera desconfianza por que, en primer lugar, ésta es una construcción social permanente de largo aliento, situación que no ha ocurrido como conciencia colectiva ni se va a cumplir para el 2026. Esto tampoco quiere decir que no se está construyendo en absoluto, pero sus formas son tan incipientes que se pierden ante la proliferación del oportunismo en la lucha electoral, en la que muchos sólo buscan su proyecto personal, a veces escondido tras la palabrería de izquierda.
El segundo lugar, hay que considerar quién define cuáles son los intereses de clase de los sectores populares. Estos deberían ser producto de propuestas, de discusiones en asambleas y de acuerdos, proceso en el que un partido como intelecto colectivo, en el decir de Gramsci, es crucial para dar respuesta colectiva al momento político. Proceso que no se ha cumplido y en el que no hay consenso por la multiplicidad de grupos, que a nombre de la revolución hacen lo que les parezca. Sanamente hay un desperdicio de esfuerzos, de recursos y mayor posibilidad de confusión y derrota ante las poderosas fuerzas reaccionarias que hay que enfrentar.
Es cierto que la sociedad es compleja, por lo que hay que entender la existencia de múltiples interpretaciones de la realidad social, pero una tercera preocupación surge al considerar cuáles son los intereses que guían a los numerosos grupos políticos si no existe un actuar político unificado y coordinado que represente los intereses de clase populares. Es pertinente preguntar entonces, cuáles propósitos los inspiran, siguen la cultura de quién, al igual que las estrategias ¾si las tienen¾ las tácticas, las consignas y sus formas organizativas.
Si gráficamente entendiéramos a la democracia popular como un metro cúbico ilustrado en sus mil decímetros cúbicos, se podría decir que la proposición de partido unitario del Pacto Histórico, llena uno de esos mil submúltiplos. La ventaja es que desde otras interpretaciones se podrá pensar lo mismo y así se va construyendo una propuesta social. Una visión optimista, pero necesaria para el acercamiento de las partes que piensan que la sociedad debe cambiar.
Son tiempos de reflexión y de unidad para arrebatarle el país político a las mafias del narcotráfico y de la corrupción que han profundizado el hundimiento de las instituciones en la criminalidad. Arrebatarlo para que el pueblo pueda expresarse libre y democráticamente sin ser perseguido, reprimido, maltratado, asesinado y desaparecido.
Es de esperase que todas las fuerzas revolucionarias entiendan el momento político y puedan darle una respuesta colectiva, fuerte, inteligente y fraternal por una nueva vida para el pueblo colombiano en condiciones dignas, soberanas y con futuro y cerrar las opciones de que el oportunismo frustre los avances posibles de transformación social.
Diciembre 31 de 2024