Es tan pobre la mentalidad de los funcionarios seleccionados por encargo de los políticos tradicionales, que apenas les alcanza para idearse tramas ingenuas; como la que se imagina un niño para justificarse ante la abuela, involucrando a una tropa de duendes montados en unicornios dorados. Ese cuento de un duendecillo travieso que por Buenaventura entra contrabando en barquitos de papel, no convence. Esa historieta para colorear, no se la creen sino ellos.
Pero lo más grave es que esto devela la debilidad de los entes de control en Colombia, que son aparentemente engañadas con argumentaciones torpes. Y no pasa nada. Pero se espera que algún día, los funcionarios tengan la altura que el pueblo colombiano se merece, en concordancia, para hacer del país una potencia mundial de la vida.
La sociedad colombiana es ultrajada por todo tipo funcionarios que se creen con superpoderes que los facultan para actuar por fuera de la constitución política y de la ley. Por donde el actual gobierno destapa, hay ollas podridas, sean instancias ejecutivas, legislativas, direcciones, ministerios, cuerpos diplomáticos, fuerzas armadas, organismos de control, contratos, concesiones, cortes ¾ ya no tan altas. El país en el la corrupción ya se desbordó de sus "justas proporciones", tal como la ha oficializado la oligarquía, que tradicionalmente se ha enriquecido a expensas del erario.
Por eso, el actual gobierno es atacado a diario con tipo de artimañas. Se entorpecen las funciones, se riegan mentiras por los medios de comunicación, se manipula la opinión pública, se maquina, se urden intrigas, se efectúan acciones de falsa bandera, se convoca a golpes de estado.
Es retadora y dura la tarea de transformar a Colombia en una sociedad democrática, constitucional y más humana. No hay tiempo que perder ni se pueden dispersas las fuerzas ni los recursos. "La lucha es larga...Comencemos ya" (Camilo Torres Restrepo).
Febrero 28 de 2024