"Quiero contarle mi hermano un pedacito de la historia negra
De la historia nuestra, caballero y dice así:
(...)
En los años mil seiscientos
cuando el tirano mandó
las calles de Cartagena
aquella historia vivió
Cuando aquí, llegaban esos negreros
africanos en cadenas
besaban mi tierra.
Esclavitud perpetua."
(Canción la Rebelión)
Hay que agradecerles a los profesores de literatura de bachillerato que nos ponían a analizar obras literarias. Una de las recordadas es Pilotos de altura, en la que Pío Baroja, recrea detalles y peripecias de un barco usado en la trata de negros ¾uno de los crímenes más abominables de la historia de la humanidad¾
En estos tiempos, cerca de cuatro cientos años después de iniciados estos actos de crueldad contra seres humanos, todavía irrita a algunos, en una sociedad supuestamente de vieja democracia, que personas afrodescendientes viajen a África en avión.
Pero es cierto que muchos no se molestan de realidades históricas, cuando los africanos fueron arrebatados violentamente de su entorno, de sus sociedades, de sus culturas, de sus familias. Llevar negros a las colonias, fue vista como civilización, progreso, visión para los negocios. Las nacientes burguesías encontraron entonces sus opciones. Bastantes países europeos se enriquecieron con esta vileza. Inglaterra, España, Portugal, Holanda, derivaron así su poder económico. Sus élites actuales lanzan loas a sus abnegados antepasados y les erigen monumentos de gratitud. Sobre esta vergüenza histórica, los dirigentes de Europa quieren orientar hoy la democracia en el mundo y establecer los derechos humanos.
La sociedad capitalista se ha construido sobre el pillaje. Ayer y siempre y en todo el orbe. La corrupción, el lavado de activos y lo ilícito han sido una constante en su crecimiento económico. Sin dios ni ley, ni límites éticos o morales. Aún hoy, la trata de personas es una actividad rentable en el mundo; una forma moderna de esclavitud. Y Colombia no es la excepción.
Durante más de cuatrocientos años, la población afrodescendiente viene integrando nuestra nacionalidad, en un proceso de lucha y dolor que no ha podido escapar a la discriminación. Los ataques a la delegación que viajó a África, así lo evidencian al igual que muchas más acciones cotidianas.
La sociedad capitalista es clasista, sexista y racista; a partir de estas repudiables categorías, se estratifica a los ciudadanos; según esta real ignominia, en el "menor rango" están las mujeres pobres y negras. Ya se sabe porqué a los sectores más rancios de las élites, les molesta la presencia y las acciones de la actual vicepresidente de Colombia, así fuera elegida democráticamente, ganadora en franca lid.
Pero los sectores populares comienzan a ganar terreno en la sociedad colombiana para que la dignidad se haga costumbre. Se está construyendo un mundo más humano.
Mayo 29 de 2023