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El narco gobierno continúa atacando con barbarie al pueblo colombiano; a tal punto que en Cali se han usado lanzallamas contra la población; de acuerdo con informes de personas en el puente del comercio en la misma ciudad, los militares celebran y bailan cada que matan a alguno de los manifestantes. Esto ocurre aún con la visita de miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Esto para sopesar qué tan respaldada internacionalmente se siente la extrema derecha que actúa en el país. 

A finales de la década de los ochenta del Siglo XX, el capo Escobar adelantó ataques contra el estado, lo que se conoció localmente como la guerra del narcotráfico. Es la misma que se continúa hoy contra el pueblo colombiano, pero ya ejecutada desde el estado, el cual ha sido copado por los narcos en un proceso de cerca de treinta años, período en el que se ha sembrado el terror en todo el país. La sociedad actual se soporta en mil masacres, millones de campesinos despojados y desterrados y demás crímenes conocidos por el mundo entero.  

Es el accionar del llamado sector emergente, que acumula poder económico, político, militar y social y cuya representatividad se ha impuesto como gobierno desde comienzos del Siglo XXI, con el estilo mafioso de hacer política, mundo en donde priman el atropello, la arbitrariedad, la humillación, la deshumanización y el sicariato. 

Para aquellos emprendedores que tienen un negocio con avioneta, que les deja, por decir algo, un millón de dólares al mes, es muy fácil decir que la situación está bien y que no necesitan "nada regalado", pero, según informes de las personas de la tercera línea, que son encargados de los suministros, los muchachos de la primera línea carecen hasta de ropa y zapatos y que están comiendo mejor en las ollas comunitarias de las asambleas barriales, de lo que comían anteriormente en sus viviendas. En las calles la población empobrecida construye un nuevo país. 

Para el pueblo colombiano ha ido quedando claro, en el sufrimiento y en la lucha, que más allá del uribismo hay un mejor país, el cual es posible. Mas allá están la democracia, la paz ciudadana, la educación, la salud, la vivienda, la alimentación, la soberanía, el fin de la corrupción y del atropello a la población. Esa sociedad a la que aspiramos aquellos que también somos humanos y ciudadanos y a los que hoy se les desconoce esta condición en las calles. 

El país va entendiendo que, bajo el liderazgo de los narcotraficantes, no es posible construir una sociedad democrática, ni un estado social de derecho ni una república constitucional. Así ganen elecciones o las compren o se las roben, nunca humanizarán al país. Es necesario superar la sociedad en la que el estado se convierte en una empresa familiar y en una asociación para delinquir. 

Los colombianos y los pueblos del mundo tenemos derecho a vivir en paz, protegidos y en condiciones de vida digna. 

Junio 08 de 2021

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