Aviso


 

«La vida urbana experimentará grandes transformaciones gracias a la inteligencia artificial e internet de las cosas. Los avances en la gestión de servicios como la energía, el transporte, los servicios públicos y la seguridad mejorarán la calidad de vida en las ciudades. Estas innovaciones ya están presentes en edificios, sistemas de control de tráfico con semáforos “inteligentes” y cámaras de vigilancia que supervisan el flujo vehicular y la gestión de la seguridad de los ciudadanos en las calles y viviendas».


 

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos tendrán lugar el martes 5 de noviembre. Ese día también serán elegidos los 435 miembros de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado que está compuesto por un centenar de integrantes. También serán electos los gobernadores de algunos estados. Más de 240 millones de personas están habilitados para votar en las elecciones estadounidenses de este año. Aproximadamente un 40% de ellos se abstendrá de hacerlo.

Aparte de lo que aparentan los actos de campaña y el abundante dinero que corre, en la mayoría del electorado lo que prima es la apatía ante el descrédito acumulado de la política y de los partidos.


 

La aprobación de la Ley de Dependencia en 2006, bajo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), se presentó como la “cuarta pata” del Estado del Bienestar en España.

Sin embargo, su desarrollo ha sido extremadamente deficiente en todo el Estado y especialmente en regiones como el Archipiélago canario. La ley prometía un sistema de atención homogéneo y accesible para todas las personas en situación de dependencia, independientemente de su lugar de residencia.

La realidad ha sido otra muy diferente. La falta de financiación adecuada, la mala gestión y las políticas de “austeridad” han convertido este derecho en una suerte de “privilegio” al alcance de pocos.

 

Hace unos días, tras leer el Programa de las Jornadas para “Construir autonomía frente a la crisis global” y considerarlas absolutamente pertinentes, escribí y publiqué en varias webs un texto, “Por un anarquismo resueltamente ecosolidario“, con el que intenté poner de relieve la urgencia existencial para todos los seres humanos de rechazar el modelo civilizacional en vigor y de cambiarlo por otro resueltamente ecosolidario.

 

Para dejar sitio a los molinos de viento se talan árboles y para construirlos, también. Bien lo saben en las comunidades indígenas de Ecuador y Perú, cuyas vidas sostenibles son segadas para nuestros proyectos de sostenibilidad

Cuando mi amigo el pastor me dijo “el último árbol del planeta lo talará un proyecto de energía sostenible” (Cuentos del Progreso. Editorial Pol·len), seguro que intuía que era mucho más que una frase ingeniosa. De hecho, si analizamos lo que está significando la implementación de la transición energética con sus recetas mágicas de proyectos supuestamente limpios y sostenibles, no queda otra que, como siempre, darle la razón.