«La vida urbana experimentará grandes transformaciones gracias a la inteligencia artificial e internet de las cosas. Los avances en la gestión de servicios como la energía, el transporte, los servicios públicos y la seguridad mejorarán la calidad de vida en las ciudades. Estas innovaciones ya están presentes en edificios, sistemas de control de tráfico con semáforos “inteligentes” y cámaras de vigilancia que supervisan el flujo vehicular y la gestión de la seguridad de los ciudadanos en las calles y viviendas».
Con internet de las cosas —IoT— y la inteligencia artificial —IA— estamos presenciando cambios asombrosos en la tecnología que nos maravillan y, al mismo tiempo, nos preocupan. Estos avances están transformando de manera profunda y generalizada todos los aspectos de la vida humana, abarcando desde las tareas domésticas hasta los sectores industriales, comerciales, agrícolas, mineros, de servicios y artísticos, así como también el entretenimiento, la educación y la generación de ciencia, tecnología e innovación. Hasta la política y la gestión, tanto pública como privada, se verán afectadas por estos cambios.
Estas tecnologías permiten la interconexión de dispositivos y equipos para comunicarse entre sí y tomar decisiones de forma automática, sin necesidad de intervención humana directa. La IoT, por ejemplo, nos está liberando de numerosas tareas en la gestión de recursos, procesos industriales y servicios como el transporte, la energía y la salud. También en el ámbito doméstico, los aparatos pueden ser controlados y coordinados para mejorar el confort y la seguridad del hogar, lo que resulta en una mayor calidad de vida al liberar a las personas de tareas repetitivas y, a veces, tediosas.
En el campo industrial se observan cambios significativos en toda la cadena de gestión de recursos, operaciones, innovación y mercado. Asimismo, en los servicios de salud, la combinación de la IoT, la nanotecnología y la IA ofrece avances asombrosos. Esta hibridación de tecnologías permite el monitoreo remoto del estado de salud individual y el seguimiento de pacientes para generar oportunamente mejores diagnósticos, tratamientos más efectivos y nuevas terapias. Y, con el uso de robots microscópicos se vislumbra la posibilidad de revolucionar el tratamiento de enfermedades a nivel celular e incluso detener el proceso de envejecimiento.
La vida urbana experimentará grandes transformaciones gracias a la inteligencia artificial e internet de las cosas. Los avances en la gestión de servicios como la energía, el transporte, los servicios públicos y la seguridad mejorarán la calidad de vida en las ciudades. Estas innovaciones ya están presentes en edificios, sistemas de control de tráfico con semáforos «inteligentes» y cámaras de vigilancia que supervisan el flujo vehicular y la gestión de la seguridad de los ciudadanos en las calles y viviendas.
La inteligencia artificial complementa y potencia la tecnología de la IoT al incorporar capacidades que tradicionalmente requieren inteligencia humana, como la percepción, el aprendizaje, el razonamiento, la comprensión del lenguaje natural y la toma de decisiones. Estas capacidades prometen hacer que los dispositivos tecnológicos «inteligentes» sean más autónomos y liberen a los humanos para que se concentren en actividades más creativas y estratégicas. Gracias a la inteligencia artificial, será posible analizar grandes volúmenes de datos provenientes de dispositivos interconectados para extraer información valiosa, detectar patrones, tomar decisiones inteligentes en tiempo real y facilitar la gestión de sistemas complejos.
La inteligencia artificial transformará nuestra sociedad de manera significativa en todos los ámbitos. Automatizará labores repetitivas, ampliará el alcance y el poder de la actividad humana extendiendo sus límites más allá de las capacidades orgánicas del cuerpo humano, contrarrestando su fragilidad y vulnerabilidad. Desafiará los confines de la imaginación y la creatividad, promoviendo un mayor empeño y desempeño humano que trascenderá nuestras capacidades naturales.
En el ámbito educativo, se prevén transformaciones de gran alcance. La integración de herramientas de aprendizaje personalizadas y adaptables revolucionará los procesos educativos al ajustarse al ritmo y estilo de aprendizaje de cada estudiante. Esto fomentará un mayor compromiso, motivación, comprensión, satisfacción y éxito académico. Además, la inteligencia artificial desempeñará un papel crucial en la evaluación y retroalimentación automatizada, ofreciendo a los estudiantes un seguimiento preciso de su progreso y recomendaciones para mejorar su aprendizaje.
Con estas tecnologías, el aprendizaje se convertirá en un proceso continuo de conexión especializada entre nodos o fuentes de información en diversos contextos, que trascenderán los límites de los espacios educativos tradicionales, como aulas, talleres y laboratorios. En este proceso, intervendrán otros agentes, fuentes, prácticas, recursos, redes sociales y comunidades de práctica que no están actualmente contemplados en las prácticas educativas convencionales.
Los entornos de aprendizaje se expandirán al integrar nuevos recursos que facilitarán la autogestión del conocimiento y promoverán la autonomía del estudiante para definir sus propios contenidos y fuentes. Asimismo, tendrán la libertad de elegir herramientas para buscar, analizar, procesar, producir, sintetizar y compartir información, así como para debatir y reflexionar. En este contexto, la escuela se transformará en un espacio completamente diferente.
Aunque la IoT y la inteligencia artificial presentan notables avances y potenciales beneficios, es imperativo reconocer y afrontar los desafíos y preocupaciones asociados. Entre ellos, la seguridad y la privacidad son aspectos críticos que requieren atención prioritaria. La interconexión de múltiples dispositivos y sistemas aumenta el riesgo de vulnerabilidades y ataques cibernéticos, lo que podría comprometer tanto la privacidad de los usuarios como la integridad de los datos. Igualmente, tenemos que abordar las inquietudes éticas y sociales importantes, como el sesgo algorítmico y la discriminación, que pueden surgir cuando los sistemas de inteligencia artificial toman decisiones que impactan en las personas.
La automatización impulsada por la inteligencia artificial ejercerá un impacto considerable en el mercado laboral al suprimir ciertos empleos, lo que suscita preocupaciones sobre la falta de oportunidades en profesiones tradicionales. En la universidad, tenemos el compromiso social de reflexionar sobre los desafíos e implicaciones sociales, económicas y éticas que conlleva la implementación de la IoT y la inteligencia artificial.
El internet de las cosas y la inteligencia artificial tienen el potencial de mejorar la comodidad y la calidad de vida, aunque también plantean desafíos en términos de seguridad, privacidad, ética y empleo. A medida que estas tecnologías asuman progresivamente nuestras tareas cotidianas, dispondremos de más tiempo libre para disfrutar de la vida y dedicarnos a actividades más significativas, menos orientadas hacia lo material y la mera supervivencia. Esta realidad nos enfrentará a la necesidad de cultivar habilidades para «ser» y para interactuar de manera más trascendental con otros seres humanos, enriqueciendo así nuestra existencia. Nos impulsa a abrazar nuestra humanidad, a construir una riqueza intangible que no se compra ni se acumula con dinero, ya que lo que se intercambia es humanidad, una cualidad que escapa a las leyes del mercado y no estará influenciada por la «mano invisible» de Adam Smith.