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Pasqualina Curcio

Que una economía se recupere y crezca es muy importante, ello implica que se estarían produciendo más bienes y servicios, que hay mayor cantidad de empleo y que se está añadiendo más valor, pero tan o más importante es cómo se distribuye esa nueva producción porque puede ocurrir, como efectivamente ha ocurrido y está ocurriendo, que las economías crezcan, pero de manera más desigual manifestándose, visiblemente en más pobreza.

Por ejemplo, suponga que una economía pasa de producir 100 a 200, es decir, su tamaño, se duplica. Cuando la producción era 100 se distribuía de la siguiente manera, 50 para los trabajadores asalariados o clase obrera y 50 para la burguesía o propietarios del capital. Puede ocurrir que cuando la producción pase a ser 200 se distribuya, por ejemplo, 50 para la clase obrera y 150 para la burguesía, lo que a simple vista implica mayor explotación a los trabajadores que, al final son los que agregan valor a la economía con su fuerza de trabajo. En este caso, la desigualdad es mayor, y por supuesto, la pobreza también lo es, a pesar de que se duplicó la producción.

 

Pasqualina Curcio

La mayor confiscación que se haya conocido en la historia de Venezuela la realizó Simón Bolívar durante la Guerra de Independencia. El 3 de septiembre de 1817 promulgó el Decreto sobre Secuestro y Confiscación de Bienes de los españoles y el 10 de octubre del mismo año decretó la Ley de Repartición de Bienes Nacionales de la República. Confiscó tanto los bienes públicos de la Corona Española como los privados de los realistas y los pasó a la República y al pago de los haberes militares. Hasta el oro y la plata que se encontraba en los templos religiosos los dispuso para el ejército patriota.

Las tierras fueron expropiadas y luego distribuidas a la población indígena. El 15 de octubre de 1818, Bolívar promulgó un decreto mediante el cual reconocía los derechos de propiedad sobre las tierras por parte de la población indígena y estableció que se le devolviesen “a los naturales, como propietarios legítimos, todas las tierras que formaban los resguardos según sus títulos, cualquiera que sea el que aleguen para poseerlas los actuales tenedores”.

 

El poder ha sido y será el anhelo de los mortales, tal vez sea la forma más cercana de sentirse inmortal o en mi opinión hacerse inmortales en la historia de la humanidad. ¿Qué pasa cuando un mortal por cualquier circunstancia logra obtener esa fuerza y potestad que todos hagan su voluntad? ¿Cuánto tiempo podrá mantener este dominio? Y por último ¿cuál es elemento que se debe tener en cuenta  para ostentar dicha fuerza? Estas preguntas que planteadas las responderemos en el desarrollo de este ensayo tomando como referente el libro Poder  de Ferrero y llegaremos a unas conclusiones que el autor presenta y que en este ensayo quisiera resaltar desde la visión que nos brinda dicha obra y con mi opinión la cual está acorde con el autor con respecto al elemento que sostiene el orden  social y de los grupos sociales. 


El autor menciona y desarrolla dos grandes personajes de la historia y los relaciona y analiza en el contexto del poder, como estos genios alcanzaron hacerse al poder y  controlar todo un sistema político y social, pero que no lograron afianzarse y con sus actos demostraron un gran temor a pesar de tener un gran poder.

 

¿Cómo evitar el tema del imperio? ¿Cómo no volver a hablar de sus amenazas?

La historia de la humanidad está llena de imperios, de imperios de todo tipo. Todos diversos y complejos, y lo único indiscutible acerca de ellos es que, pese a su soberbia, no son eternos como pretenden, porque al cabo desaparecen uno tras otro por distintas vías. Y, es más, porque ninguno dura ni siquiera mil años, como prometió ya el nazismo alemán (que apenas duró 13) y como desde principios de este siglo XXI pregona el prepotente imperio estadounidense. (En realidad durar mil años solo lo consiguió el imperio bizantino quizá porque, aunque lo logró ya amenazado, nunca se propuso alcanzar objetivo tan lejano.)

¿Y cómo se hunden los imperios?  Durante mucho tiempo se prefirió explicar sus derrumbes como resultado de agresiones o invasiones. Ahora se hace más énfasis en su derrumbe interno. Pero lo más frecuente es que ambos componentes, derrumbe interno y agresión o agresiones, coexistan y se refuercen, de modo que de lo que se trataría en cada caso es de determinar cuál de ellos desempeñó (o desempeña) el papel principal. Y en el del imperio actual es claro que es el derrumbe interno.

La inédita propuesta de López Obrador en el Consejo de Seguridad de la ONU  para conseguir un verdadero Estado de Bienestar - Opinión en RT 

Uno de los aspectos más conocidos del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a nivel internacional es su reticencia a viajar al extranjero. Ha declarado en varias ocasiones que la mejor política exterior es una buena política interior. En los tres años de gobierno el mandatario solo había viajado con anterioridad a Washington a una reunión bilateral con Donald Trump.

Este martes, López Obrador volvió a viajar a Estados Unidos, pero ahora al Consejo de Seguridad de la ONU en el que México asume la presidencia, posición que tuvo por última vez en 2010. Encabezar el Consejo de Seguridad después de las crisis sanitaria y económica provocadas por la pandemia, y con la discusión de cómo se reacomodarán los mercados regionales y las cadenas de suministro globales en esta reactivación, es un reto y una oportunidad para que la postura de México sea escuchada.