Aviso

Es un grave error juzgar al presidente Trump según los criterios de la clase dirigente de Washington y sin tener en cuenta la Historia y la cultura de Estados Unidos. También lo es interpretar sus actos según las normas del pensamiento europeo. Su defensa de la posesión de armas o de los manifestantes racistas de Charlostteville no tiene nada que ver con un apoyo a los extremismos sino sólo con la promoción de la Bill of Rights. Thierry Meyssan explica la corriente de pensamiento que Donald Trump representa y hace un balance de sus importantes realizaciones económicas, políticas y militares. El autor plantea también la cuestión de los límites del pensamiento político estadounidense y de los riesgos que implica el desmantelamiento del «Imperio americano».

 

Meses atrás, resalté la caída en Cancún de la Organización de los Estados Americanos al amparo de Donald Trump y su representante, el secretario general de nombre Luis Almagro, al no poder llegar a consenso de cara a una resolución crítica contra la Revolución Bolivariana cuyo objetivo fue “frenar la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente convocada por [el Presidente Nicolás] Maduro y abrir una nueva instancia de diálogo entre el gobierno y la oposición” (1). En este minuto, existe lo similar.

Completamente de espalda a la realidad que revela el fracaso del complot de representantes de la ¿izquierda? sumados a expresidentes de Latinoamérica aliados al inquilino principal de la Casa “Oscura” vs. la Patria venezolana

Resultado de imagen para A CIEN AÑOS DE LA REVOLUCIÓN RUSA INTRODUCCIÓN
Este relato tiene como propósito recorrer los imaginarios que sobre la revolución rusa
construyeron los principales actores políticos en Colombia entre 1920 y 1930, cuando llegó
al país la ola de este evento histórico de repercusión mundial. Veremos las diferentes formas
en que la Revolución de Octubre de 1917 fue representada y cómo esos imaginarios
influyeron en las corrientes políticas en contienda y en el cauce de la vida política nacional.
A su vez, la cultura política que produjo esta década respecto a la forma de ver y relacionarse
con el adversario político, delineó en gran medida el manejo de la protesta social en las
siguientes décadas y el tratamiento inicial del conflicto interno que arranca en los años 60.

Desde el inicio de la guerra contra Siria, en 2011, Rusia ha respaldado a este país frente lo que considera una agresión externa. Mientras la prensa occidental afirma que se trata de una «solidaridad entre dictaduras», este artículo expone las razones históricas de Rusia y observa que la victoria de Siria, que es también un triunfo de Moscú, abre una nueva etapa para la cultura ortodoxa en Europa.

Para construir la Rusia moderna, la emperatriz Catalina II –también conocida como Catalina la Grande– decidió convertir su capital, San Petersburgo, en el centro cultural más importante del mundo. Para ello enraizó el país en su base cultural ortodoxa, desarrolló el uso de la lengua francesa e invitó a su corte a los intelectuales y artistas europeos más sobresalientes de su tiempo, sin importarle que fuesen católicos, protestantes u ortodoxos, o incluso musulmanes.

Consciente de que el retroceso del cristianismo en el Medio Oriente, debido a la intolerancia del Imperio Otomano, representaba una pérdida para la ortodoxia –y por ende para Rusia– Catalina II entró en guerra contra el Sultán, anexó Crimea, transformó el Mar Negro en un mar ortodoxo e inició la liberación de la Gran Siria con la toma de Beirut  [1]. Declaró entonces que «La Gran Siria es la llave de la Casa Rusia».

bloqueo 

El bloqueo económico y financiero del gobierno de EE.UU a Cuba es la violación más amplia, larga y sistemática de los derechos humanos de los cubanos.

El gobierno de Estados Unidos de América (EE.UU) bloquea al pueblo de Cuba, para que este “bloquee” al gobierno revolucionario y con ello cambiar el orden imperante en Cuba. Esta es la lógica retorcida y fracasada de 50 años con que sueñan y que ha reimplantado Donald Trump como política de estado a 90 millas de nuestro país, después que el ex presidente Obama reconociera como fracasada. La reciente