Aviso

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Mientras la mayoría de los observadores toman partido en la confrontación ruso-estadounidense y desean la victoria de su bando, Moscú trata de traer la paz al Medio Oriente. Rusia se opone por tanto a una operación iraní contra Israel, como mismo se opuso a un ataque israelí contra Irán en 2008.

En la noche del 29 al 30 de abril de 2018, Israel lanzó 9 misiles contra 2 bases militares sirias, causando importantes daños.

Lo que sorprende en esa operación, es que los radares rusos no trasmitieron la alerta a las autoridades sirias, que por consiguiente no pudieron interceptar los misiles israelíes.

 

José Vicente Rangel.- 1 Para el gobierno de Donald Trump es fundamental que la convocatoria a elecciones en Venezuela, el próximo 20/M, fracase. Igual actitud mantienen la Unión Europea y países de la región. Entre otros, Argentina, Brasil, Chile, Perú, y particularmente Colombia. Este inefable vecino –su gobierno– considera que llegó el momento de ejecutar los arteros planes que durante muchos años ha tenido que diferir, consistentes en enervar al Estado venezolano, lograr aspiraciones anexionistas y la extracción de los abundantes recursos naturales que existen en el territorio nacional.

2 ¿Porqué la confabulación contra Venezuela? Sin duda, y en primer término, por lo apetecible del botín. Porque se trata de una nación que guarda en su territorio recursos de todo tipo. No solo petróleo, un producto de extremada

 

El endurecimiento del bloqueo ordenado por Donald Trump complica la situación económica de la isla rebelde. Pone piedras en el camino de la actualización del modelo económico pero no hace mella en la moral de los cubanos que a lo largo de casi sesenta años aprendieron a convivir con tanta malevolencia que, como el mal tiempo, viene del Norte. Con Trump ya son doce los inquilinos de la Casa Blanca que quisieron derribar a la Revolución Cubana, o producir el tan ansiado “cambio de régimen”.

Los once anteriores mordieron el polvo de la derrota, y al magnate neoyorquino le espera más de lo mismo. Ordenó el retiro de numerosos diplomáticos de la reabierta embajada de EEUU en La Habana (la mayoría de los cuales eran

Cuando las potencias occidentales quieren condenar a alguien, le atribuyen todo tipo de crímenes hasta ponerse en posición de sentenciarlo. No les importan la Verdad ni la Justicia, sólo su propio poderío. Al referirse a la acusación sobre el supuesto uso de armas químicas en Siria, Thierry Meyssan recuerda que, aunque esa acusación tiene sólo unos años, la designación de Siria como culpable ya cuenta más de 2 milenios.

Las potencias occidentales sostienen que una «guerra civil» se inició en Siria, en 2011. Pero en 2003, el Congreso de Estados Unidos ya adoptaba una declaración de guerra contra Siria y el Líbano (la Syria Accountability and Lebanese Sovereignty Restoration Act [1], o sea la Ley sobre la Responsabilidad de Siria y la Restauración de la Soberanía Libanesa), ley que el presidente George W. Bush firmó aquel mismo año.

 

Desde el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff, existe una constante oscilación en la posición ideológica de los precandidatos especulados para las elecciones presidenciales. Basta una noticia, una entrevista, un evento (o incluso una omisión) asociado al nombre del candidato y, el campo político se reestructura.

Ciertas veces basta la explícita opinión de un adversario para que uno u otro candidato sea arrojado a un espacio ideológico abstracto (afín o opuesto a la opinión deflagrada). Jair Bolsonaro es uno de esos casos emblemáticos: la propia existencia de un candidato que coquetea con la dictadura militar, que impone un discurso de asco a las demandas identitarias de las minorías y destila ofensas contra los parlamentarios progresistas, genera una cierta afinidad entre los demás candidatos que declaran oposición al