Aviso

 La respuesta de este desgobierno a la protesta masiva y organizada ha adquirido un carácter tiránico, recurriendo a prácticas de infiltración y confrontación contra la población por agentes estatales y paramilitares auspiciadas por capos mafiosos regionales, regresando a las prácticas de terrorismo de Estado que históricamente vivimos en nuestros territorios 

Mujeres, hombres y expresiones diversas de género; jóvenes y mayores de nuestra colombianidad desde el 6 de junio de 2021, hemos emprendido de manera organizada la lucha a partir del saber popular, alternativo, colectivo y comunal en lo que hemos denominado Asamblea Nacional Popular, manifestación de soberanía en ejercicio complementario, amplio y extensivo con las masas populares, articulando amas de casa; asambleas y cabildos populares; organizaciones populares urbanas, organizaciones de trabajadores y trabajadoras de la producción, del magisterio, la salud y el transporte; movimientos sociales y políticos; movimiento ambiental, movimiento de Derechos Humanos, colombianos y colombianas en el exterior; procesos culturales, artísticos, deportivos y comunicacionales, organizaciones juveniles y disidencias

 

PARA LOS COMPAÑEROS DE LA RESISTENCIA EN COLOMBIA, OBJETIVO PERMANENTE DE MIS ESCRITOS.

El bloque de Poder contrainsurgente dominante en Colombia, “es un poder histórico constituido”, respaldado por una Constitución, la de 1991 y por unas Instituciones que ejercen dicho poder mediante la coerción (represión) y la hegemonía, es decir como dijera Gramsci refiriéndose a esa correlación de fuerzas llamada Estado moderno: hegemonía revestida de coerción (E=H+C.)

Ese Poder Constituido o Constitución, no cayó del cielo como todavía muchos creen en Colombia. Ni vino en un navío como los virreyes coloniales de la reverenda madre Patria. No. Hubo un proceso social previo, o Proceso Constituyente, movido por una intensa lucha de clases en los años anteriores que bien se puede ubicar a comienzos de la década de los 70, cuando se inicia el ingreso de Colombia al circuito global del

 

La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) de Colombia alertó ayer sobre la “preocupante” situación debido al aumento de la violencia durante las manifestaciones en el marco del paro nacional contra el Gobierno de Iván Duque, ya que asegura tener evidencias de que surgieron “grupos de civiles armados” en al menos 27 ciudades del país.

El último informe de Monitoreo de Riesgos y Prevención de Afectaciones a los Derechos Humanos en Colombia de la JEP resalta el “surgimiento de prácticas de autodefensa y paramilitarismo para atemorizar a las personas que participan en la protesta social”.

La JEP tiene evidencias del surgimiento de “grupos de civiles armados” en al menos 27 ciudades que realizaron 56 acciones violentas entre el 28 de abril y el 30 del pasado mes de mayo.

Estas acciones van desde amenazas hasta los homicidios registrados en las ciudades de Dosquebradas, Pereira, Caicedonia, Tuluá, Cali y Palmira. Asimismo, identificó 12 casos de violencia sexual que afectan a manifestantes y uno que afectó a una mujer policía en el transcurso del paro nacional.

 

Una de las líneas que identifican a los fascistas es su odio a todas las expresiones de la cultura, la diversidad y la vida popular.

Esa ha sido su traza a lo largo de la historia: ejercen el discurso único de su clase de privilegiados, la segregación racial, la uniformidad gris disfrazada de orden y la muerte como mecanismo predilecto frente al contrario.

El fascismo es la manera de actuar de las fracciones más extremistas de la derecha, defensoras acérrimas del sistema capitalista de desigualdad y exclusión social imperante, y de las peores formas de violencia contra la otredad.

Su violencia económica va aparejada con la física, militarista y, además, con la simbólica, y por eso atenta contra la cultura progresista y libertaria.

Es lo que hace ahora la avanzada fascistoide del uribismo en Cali pagando para hacer desaparecer los murales llenos de color y luz que denuncian los feminicidios, los falsos positivos y la violación de los derechos humanos en paredes y avenidas de la urbe.

  

Los poderosos no se inmutan con las salpicaduras de la sangre derramada, La Tiranía se hace sorda al grito de dolor de los empobrecidos y las gentes de bien no tienen hambre, ni sed de Justicia… !Pero si hoy la vieja Colombia esta sembrando nuestras hijas e hijos… es porque mañana una Nueva Colombia tendrá Cosecha!. Matiz Gustavo