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Conocidos con más detalle los engorrosos trámites de reporte de las votaciones en las mesas, con formularios que deben ser llenados por triplicado, surge entre algunos ciudadanos la inquietud acerca del porqué no se usan sistemas de cómputo para esto, sabiendo que ya existe la suficiente tecnología para esto.

Baste un ejemplo, usted va al supermercado y con un lector de código de barras, le van sumando hasta obtener un total de cobro y con esta información, las multinacionales, saben cuándo y cuánto compró, cuáles son sus preferencias y muchas cosas más; aunque en las elecciones se manejan más datos y no es tan simple, sí es posible tener programas que faciliten la labor.

La charla de los ciudadanos en mención, se cierra en que los programas se prestan para el fraude. Aunque la realidad muestra que los reportes en papel, también lo facilitan. Pero, mucho más que un comentario, que se ocurre en cualquier calle del país, a partir de él se abren bastantes interrogantes.

26 % del Congreso está subordinado a los clanes políticos 

La Fundación Paz y Reconciliación (Pares) analizó cómo les fue a los clanes políticos en las elecciones de este 13 de marzo. En total, el 26 % del Congreso hoy está cooptado por los clanes políticos. Son 77 congresistas, distribuidos 29 en Senado y 48 en Cámara de Representantes, de 36 clanes políticos en 19 departamentos del país.

Por Fundación Paz y Reconciliación y Cambio 

Desde la Fundación Paz y Reconciliación (Pares) se ha hecho un seguimiento durante la última década sobre el comportamiento de los clanes políticos que mandan en Colombia. Son 54 clanes en todo el país que se reparten el poder a nivel local, departamental y nacional. Estas estructuras políticas tradicionales están arraigados a cuotas burocráticas, contratistas, corrupción, clientelismo e, incluso, en algunos casos, a la herencia de estructuras armadas ilegales como el paramilitarismo.

Crecen las acusaciones de fraude en el reconteo de votos 

El reconteo que adelanta la Registraduría con vigilancia de los partidos parece no estar avalando los resultados de los comicios del pasado domingo. Candidatos del Pacto Histórico y Alianza Verde denuncian posible fraude.

A medida que avanza el escrutinio de los votos que adelanta la Registraduría General de la Nación, también han ido apareciendo denuncias de diversas irregularidades en el preconteo. A las once de la mañana de este miércoles, la entidad anunció que llevaba escrutado el 77 por ciento del total de la votación y, desde entonces, no ha vuelto a reportar avances.

Al silencio de la Registraduría se han impuesto voces de candidatos que aseguran tener pruebas de que el reconteo cambiará los resultados parciales divulgados oficialmente el día de las votaciones. 

Alzhéimer y depresión: las armas políticas de moda 

La salud de los políticos se ha vuelto en más de una vez tema de la conversación política para buscarle un talón de Aquiles al contrincante. Le tocó a Virgilio Barco, a Antanas Mockus, a Juan Manuel Santos, y ahora a Gustavo Petro y Rodolfo Hernández.

Por: María Camila Díaz Esguerra

Esta vez se aventuraron los terrenos resbalosos de especular sobre la salud ajena, Armando Benedetti e Íngrid Betancourt. El primero insinuó que Rodolfo Hernández padece alzhéimer y lo retó a presentar un diagnóstico médico, cosa que es completamente confidencial, y a la que nadie está obligado. La segunda, comentó lo que sucedió con Gustavo Petro cuando era embajador de Colombia en Bélgica en los noventa. Entonces le dijo: “Yo creo que tú tienes alzhéimer”. En el debate del 13 de marzo de la revista Semana entre candidatos, Íngrid agregó “cuando fui a visitar a Gustavo, lo encontré en una gran depresión tirado en el piso y sin poder moverse”. 

Me dio la impresión, luego de haberlo visto en el trajín, que Gustavo Petro es hoy un hombre de izquierda que hace rato dejó de ser mamerto. Llegó al Hotel Ritz de Santiago, cenó en el restaurante Liguria que es como el Salinas bogotano y en la noche, cuando lo permitía su apretada agenda siempre tuvo tiempo para acompañar su comida con una buena copa de vino. Su equipo de trabajo está lejos de parecerse al de una campaña de la izquierda colombiana. Funciona como una maquinita en la que trabajan jóvenes expertos en redes y en estrategia electoral que tampoco son mamertos. Una de sus grandes operadoras, es hija de un oficial del ejército y su virtual jefe de campaña, que es el exsenador de La U, Armando Benedetti. tampoco es muy izquierdista que digamos. Benedetti aterrizó donde Petro hace más de un año y forma parte de ese grupo de dirigentes que vienen de la política tradicional que se ha ido arrimando Gustavo Petro.  ¿Quién sedujo a quién?  Difícil saberlo. Lo cierto es que Benedetti, a pesar de todo lo que representa, es el hombre que le habla al oído al exalcalde.  Yo recordaba a Petro como un político seco, desconfiado, brillante pero poco amable. El que me encontré caminando por las calles de Santiago es afable, tiene mejor cara y hasta tiene un sentido del humor que no conocía. Le gusta tomar de aperitivo Aperol con champaña y se le ilumina la cara cuando escucha la música de Víctor Jara o de Luis Eduardo Aute. Le recuerdan su época de mamerto, cuando recitaba casi de memoria el Canto General de Pablo Neruda. Su relación con la gente también ha cambiado. Hace cuatro años, en los aeropuertos muchos lo insultaban y no lo bajaban de guerrillero y terrorista. Ahora lo paran personas de diversas orillas y estratos, pero para tomarle fotos y abrazarlo. En Santiago, varios colombianos que lo reconocieron por la calle, se tomaron selfis con él, como si fuera un rock star. Le pregunto si eso le sorprende. Me dice que sí, que por primera vez siente que tiene una conexión con la gente y que eso le resulta toda una no 

Durante tres días seguí los pasos de Gustavo Petro en su visita a Chile como invitado especial a la posesión del nuevo presidente Gabriel Boric y, sin embargo, todavía tengo dificultades para descifrarlo.

Me dio la impresión, luego de haberlo visto en el trajín, que Gustavo Petro es hoy un hombre de izquierda que hace rato dejó de ser mamerto. Llegó al Hotel Ritz de Santiago, cenó en el restaurante Liguria que es como el Salinas bogotano y en la noche, cuando lo permitía su apretada agenda, siempre tuvo tiempo para acompañar su comida con una buena copa de vino. Su equipo está lejos de parecerse al de una campaña de la izquierda colombiana. Funciona como una maquinita en la que trabajan jóvenes expertos en redes y en estrategia electoral que tampoco son mamertos. Una de sus grandes operadoras, es hija de un oficial del ejército y su virtual jefe de campaña, que es el exsenador de La U, Armando Benedetti. tampoco es muy izquierdista que digamos.