El canciller Rodríguez ha denunciado las constantes sanciones de EE.UU. contra funcionarios e instituciones cubanas. 

 

El diplomático remarcó que el pueblo cubano no se amedrentará ante las amenazas promovidas por la Casa Blanca. 

El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, rechazó este viernes una nueva amenaza de un alto funcionario del Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) contra la isla, calificando la acción como un acto de injerencia.

El diplomático reiteró que "la historia ha demostrado que los cubanos no aceptamos, ni nos dejamos impresionar por amenazas".

“Un alto funcionario del Gobierno de EE.UU., en abierto acto de injerencia, vuelve a cometer el error de amenazar a Cuba. Además de constituir un acto contrario a la Carta de la ONU”, expresó el canciller a través de su cuenta en la red social Twitter.

 

Los EEUU no contentos con el bloqueo económico y la guerra mediática, entre muchos otros, utilizan ahora, contra Cuba, las tecnologías (las plataformas digitales), como armas de guerra no convencional, para continuar agrediendo a la mayor de las Antillas.

Por ejemplo, se han identificado y denunciado desde suelo norteamericano, transmisiones de estaciones de radio, promoviendo contenido desestabilizador, propiciando el desorden público y la violencia, noticias falsas, desinformación y tergiversando la verdad sobre Cuba heroica.

A su vez, monopolios informativos como Facebook, Youtube, Twitter y otros, han violado sus propias normas, permitiendo en sus plataformas, mensajes violentos y llenos de odio contra el país caribeño.

También, varias instituciones gubernamentales, recibieron recientemente ciberataques como, por ejemplo, el sitio de la Presidencia, al cual se le trató de negar el espacio digital, y lo mismo sucedió con medios de comunicación, como Granma y Cubadebate.

Continúan las campañas de apoyo nacional e internacional para exigir el fin del bloqueo contra Cuba por parte del Gobierno e EE.UU. 

La administración de Joe Biden optó por incluir en un listado de sanciones al ministro de Defensa de Cuba, Álvaro López.

El canciller cubano, Bruno Rodríguez, rechazó la actualización de la llamada lista de designados "Global Magnitsky", en la cual el Gobierno de Estados Unidos acaba de incluir al ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR, Defensa), Álvaro López Miera, y una unidad del Ministerio del Interior, de Cuba.

Rodríguez, el ministro de Exteriores cubano, dijo que Estados Unidos debería "aplicarse a sí mismo la Ley Magnitsky, por los actos de represión cotidiana y brutalidad policial que costaron 1021 vidas en 2020" en ese país.

Las medidas anunciadas por el Departamento del Tesoro se aplicaron a pesar de las peticiones de integrantes del propio Partido Demócrata de poner fin al bloqueo contra Cuba y abrir un camino de diálogo con La Habana.

La Ley Global Magnitsky de 2016, aprueba una "lista de nacionales especialmente señalados y personas bloqueadas" por el Gobierno estadounidense en la cual se incluyen personas naturales y jurídicas por ejecuciones extrajudiciales, torturas u otros crímenes graves.

 

Sí. Y por artes del Imperio. Del odioso imperio. Porque nuevamente y después de 59 años, cuando los Estados Unidos por boca de su presidente Barak Obama pareciera haber hecho un acto de contrición y de vindicación histórica reconociendo cuando menos el carácter de error del bloqueo económico, comercial y financiero de esa potencia a la  mayor de las Antillas, el nuevo presidente demócrata Joe Biden -y aquí se demuestra que en la materia republicanos y demócratas son la misma cosa-, lo arrecia reviviendo las agresivas medidas que había tomado el ya olvidado Donald Trump, y  revocando las concesiones que había hecho Barack Obama. Este, paradójicamente el gran impulsor de la candidatura presidencial de Biden.

Del bloqueo norteamericano mucho se habla. Y casi unánimemente, en contra. El común de las gentes del mundo tiene una posición razonable y ecuánime sobre su perversidad intrínseca. Y aun sin una elaboración jurídica y política sobre

 

En abril de 2009 un grupo de trabajo del Comando de Operaciones Especiales del Ejército de EE.UU., elucidó la definición de Guerra no Convencional. El valor de la nueva definición fue su atención a ser más como una misión y no tanto como un método. La Guerra no Convencional quedó redefinida así:

Actividades conducidas para permitir a un movimiento de resistencia o insurgencia coaccionar, alterar o derrocar a un gobierno”.

A partir de este momento, dicha guerra fue claramente delineada como las actividades o acciones de un patrocinador extranjero y no de un movimiento de resistencia. Esta definición centrada en el patrocinador y la misión, aportó un entendimiento más preciso del rol de los actores y del estado final deseado en una campaña de Guerra no Convencional. Esta nueva perspectiva allanó el camino para el resurgimiento de estudios y el desarrollo de la teoría en este campo cuyos resultados fueron casi inmediatos.

La definición del 2009 encabeza los documentos doctrinales que rigen el desarrollo de la Guerra no Convencional en la actualidad, entre estos, la Publicación de Técnicas del Ejército (ATP, por sus siglas en inglés) 3-05.1 “Guerra no Convencional” y la Circular de Entrenamiento (TC, por sus siglas en inglés) 18-01 “Guerra no Convencional de la Fuerzas Especiales”, documentos públicamente accesibles.