El urbanismo es una característica y una condición del capitalismo. En las ciudades se hacinan, como consumidores, millones de personas, violentadas en sus anteriores condiciones de propietarios, así como en lo social y cultural; esa concentración tiene como propósito, que sus necesidades se conviertan en negocio.
La ciudad se desarrolla como verdugo del campo. A la industrialización de la agricultura, desarrollada para atender la demanda citadina, le estorban los minifundios autosuficientes y la naturaleza; la gran hacienda encuentra sus enemigos en el campesino libre, los bosques, los pantanos, los insectos, los pájaros, las zarigüeyas, los osos, los felinos; las fuentes de agua son apropiadas por particulares, quienes las desvían, las usufructúan, las contaminan y así las devuelven a la naturaleza y a las comunidades.
Para optimizar la cosecha en cantidad, tiempo y tamaño, se usan químicos que envenenan las tierras, el aire y los ríos. Con la tala de árboles, se genera la erosión y la sedimentación, con consecuencias lamentables para los habitantes aguas abajo, y para su economía de cultivo, cría y pesca.
Para que los productos no lleguen deteriorados a los compradores de las ciudades, el uso de conservantes se convierte en práctica de producción certificada por la tecnociencia, con el consecuente perjuicio para la calidad de la alimentación y de la salud de la población. El mercado triunfa convirtiendo en indigna y miserable la existencia de las personas.
Además, la naturaleza les devuelve a los humanos, el daño que recibe. Lo que se llama civilización se desarrolla sobre la destrucción del hábitat para todas las formas de vida. Una expresión de las profundas contradicciones que conlleva la sociedad capitalista. Una muestra de estas es Colombia, país que ocupa uno de los tres lugares más hermosos de la Tierra y es a la vez de los de mayor desigualdad social; cerca del 40 por ciento de su población vive en la pobreza, lo que equivale a veinte millones de personas. No son solo cifras, son condiciones de vida sin esperanza en el abandono. Situación que no difiere mucho de todas las sociedades burguesas.
El reto que tenemos en esta hermosa región, es que el canto a la vida natural, sirva también para que las personas tengan la gloria del derecho al pleno disfrute de su existencia. Hacia la búsqueda de una mejor civilización es que se encamina el nuevo gobierno representado por el Pacto Histórico, hasta que Colombia se convierta en potencia mundial de la vida.
Septiembre 12 de 2022