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La situación se hace más profunda si tomamos en consideración la capacidad de los Estados Unidos para imponer su agenda geoestratégica. 

Con respecto a Haití y República Dominicana, el objetivo estratégico de Estados Unidos es generar un clima de inseguridad y desestabilización que profundice la diáspora haitiana en el mundo y en República Dominicana.

Indudablemente que los Estados Unidos han contemplado incluir a la República Dominicana y Haití en su estrategia de seguridad nacional, lo cual se puede observar en los acontecimientos recientes ocurridos en la realidad social haitiana.

El país del norte elaboró una Estrategia de Seguridad Nacional en el año 2017 y una Estrategia de Defensa Nacional en el año 2018, y en ambas se vislumbra con claridad que asume la competencia estratégica para imponer una agenda geoestratégica contra las potencias emergentes y contra algunas naciones del Caribe como Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Dentro de ese cuadro figura que la OTAN participa en el despliegue militar de los Estados Unidos en América Latina y el Caribe, con mucha atención hacia Brasil, México, Argentina y Colombia.

Lo importante es tomar en cuenta que tanto la doctrina de seguridad como la doctrina de defensa nacional asumen la competencia estratégica tanto para los emergentes países que son potencias como los que son neocolonias, como Puerto Rico, Haití, República Dominicana y Centroamérica.

Estrategia de Seguridad y capacidad de los EU para imponer su agenda

Con respecto a Haití y República Dominicana, el objetivo estratégico de Estados Unidos es generar un clima de inseguridad y desestabilización que profundice la diáspora haitiana en el mundo y en República Dominicana. Persigue facilitar las condiciones a largo plazo para la asimilación de la población haitiana en República Dominicana y la domesticación mental y espiritual de la población dominicana para aceptar como algo tangible la migración hacia el Este y la aceptación pasiva de un régimen de convivencia económica, social, cultural e ideológica.

Se procura un estatuto de la aceptación normal de la diáspora haitiana y en ese punto propiciar y facilitar campus de refugiados en la frontera, el aumento poblacional de asilados y la ampliación de la ocupación humana en todo el territorio nacional.

Mientras tanto, los gobiernos de EU permanecen tranquilos esperando la generación de un estado de debate contando con la colaboración de los grupos seguidores del neocolonialismo.

Por tanto, en pocas palabras, el territorio y las instituciones dominicanas se plantearían como solución dominicana a la grave crisis económica y social haitiana. Es lo que se ha dicho en relación con las crisis de ambos países.

La situación se hace más profunda si tomamos en consideración la capacidad de los Estados Unidos para imponer su agenda geoestratégica, la cual depende de una alianza con los países europeos para la defensa del mundo occidental.

Y ello es tan así si tomamos en cuenta los acontecimientos vinculados con la operación militar especial que lleva a cabo el Gobierno ruso con respecto a las agresiones peligrosas de Ucrania a lo largo de la frontera con Rusia.

En este momento la Doctrina de Seguridad y la Doctrina de Defensa frente a los acontecimientos que se han generado y se generan en la actualidad con la situación Rusia-Ucrania, la cuestión de la seguridad adquiere un énfasis particular, pues Estados Unidos asume la competencia estratégica contra países emergentes como Irán, que rechazan la imposición de una agenda vinculada con Europa y la defensa del hemisferio occidental.

La OTAN en Colombia y las ocho bases militares de los Estados Unidos en Colombia, pasan a formar parte de los intereses políticos imperiales en América Latina, por lo cual Estados Unidos no puede perder de vista a la República Dominicana y a Haití para integrarlas a una estrategia de dominación que consiste en el vasallaje y el neocolonialismo.

¿Por qué EU tiene como objetivo producir una estampida de haitianos hacia República Dominicana?

El propósito es la fusión de ambas naciones mediante la intensificación del proceso de ocupación territorial y de integración cultural, de modo a volatilizar y desaparecer los principios de soberanía y los principios constitucionales de ambas naciones, aprovechando de la mejor manera posible los recursos naturales, las materias primas, la minería, el monopolio de la exploración y explotación del petróleo, arrebatándolo a ambas naciones en beneficio de su Estrategia de Seguridad Nacional (2017) y su Estrategia de Defensa Nacional (2018).

En la región del Caribe se facilita el dominio estratégico de Estados Unidos debido al carácter neocolonial de ambos países. Los fondos para México y otros países, se administran por diversos planes orientados al “combate al narcotráfico”, “capacitación y modernización militar”, iniciativas de seguridad en relación con la migración y para enfrentar las “amenazas” por “fuerzas malignas” que podrían identificarse como China, Rusia, Cuba, Irán y Venezuela, entre otros países “malignos”.

Sobre esto han advertido varios autores latinoamericanos, entre ellos Aram Aharonian, quien ha dicho lo siguiente en su artículo: EE.UU.: Seis mil millones de dólares para “recuperar la hegemonía”, (CLAE, 1-6-21), sobre el plan Biden-Harris, lo siguiente:

“México, Colombia, Panamá y los del Triángulo del Norte de Centroamérica (Honduras, Guatemala, El Salvador) son los focos prioritarios de este plan de Biden-Harris. La Usaid propone 660 millones de dólares para el hemisferio occidental. La propuesta de gasto del Departamento de Estado también incluye un aporte al National Endowment for Democracy (NED) por 300 millones, parte de lo cual se distribuye entre los agentes pro-estadounidenses en América Latina”.

“Pero para evitar que Venezuela se estabilice y siga desarrollando su «diplomacia de paz con justicia social», en alianzas con China y Rusia, surgen los lobbies financiados por Washington, como el de Amnistía Internacional, que protestó porque el gobierno argentino decidió retirarse de la denuncia presentada ante la Corte Penal Internacional contra el presidente constitucional venezolano Nicolás Maduro por gobiernos conservadores, auto promocionados como «defensores de los derechos humanos»”.

“Las sanciones impuestas por Estados Unidos, en nombre de la democracia, han provocado la pérdida de más de 116.000 millones de dólares a Venezuela. En entrevista con la agencia estadounidense Bloomberg, Cynthia Arnson, directora del Programa Latinoamericano del Wilson Center de Washington dijo que “la administración de Biden se siente incómoda con la severidad de la política de sanciones” a Venezuela. Apenas un reconocimiento pese a los cientos de millones de dólares invertidos”.

El contrabando de armas hacia Haití

No cabe la menor duda de que los cargamentos de armas mortíferas de grueso calibre tienen como remitente al gobierno norteamericano. La estrategia comenzó con el asesinato del presidente de Haití, organizado por la Central de Inteligencia de los Estados Unidos. El mundo entero sabe que Jovenel Moïse fue asesinado con el uso de mercenarios colombianos y norteamericanos, contratados, pagados y protegidos por el actual gobierno imperialista de Biden.

Colocaron en el gobierno haitiano al paniguado y lacayo Ariel Henry, miembro prominente de los círculos de poder en Haití; y luego organizaron las bandas criminales, que matan y secuestran personas inocentes en todo el territorio haitiano.

No hay dudas de que Estados Unidos inició el trabajo de desintegración de Haití, propiciando la migración incontenible hacia el territorio de la República Dominicana, migración continua e indetenible que ha aportado, según cálculos conservadores, más de tres millones de inmigrante ilegales. En el más recóndito campo de la vida rural dominicana existen haitianos. No hay dudas de que la población extranjera haitiana ha sido empujada por las difíciles condiciones de seguridad y existenciales que predominan en Haití. Este es el momento que Estados Unidos ha venido preparando el terreno con la ayuda de los círculos conservadores y los gobiernos entreguistas y lacayos dominicanos, para desintegrar a ambas repúblicas sometidas por el neocolonialismo.

Los círculos gobernantes en Haití se roban la última moneda del desierto, alentando la más espantosa miseria del pueblo haitiano, mientras las elites, que se lo roban todo, viajan a Miami, Puerto Rico y República Dominicana a realizar grandes negocios con el dinero saqueado, a comprar grandes apartamentos en el sector Naco, en las provincias turísticas de Higuey y La Romana, compran vehículos de lujo, llevan altos niveles de consumo, hacen negocios de contrabando, se hacen acompañar de mujeres blancas dominicanas y llevan la vida de un rey.

Cuerpos policiales y cuerpos de la armada le ponen alfombras debajo de sus pies y los rodean de las más tiernas caricias, permitiéndoles licencia para todas las ventajas posibles. Por eso hemos dicho que mientras los cuerpos castrenses reciban lisonjas y beneficios de los ricos haitianos y de los pobres para pasar la frontera de contrabando, no será posible la solución del problema fronterizo y migratorio.

Pero no nos engañemos que detrás de todos estos hechos y acontecimientos están los organismos de inteligencia de los gobiernos norteamericanos que son los que desarrollan el desastre que perjudica a la República Dominicana para mantener un sistema de neocolonialismo y corrupción.