El 75º aniversario de la República Popular China marca un hito importante en la historia moderna del país y se produce en un momento de especial importancia en la situación política internacional.
Fundada el 1 de octubre de 1949, este aniversario es un momento de satisfacción y reflexión para el pueblo chino, que no solo celebra la transformación de China de una nación devastada por la guerra y la pobreza a una potencia mundial, sino que también simboliza la resistencia, la unidad y la visión compartida de la nación y del Partido Comunista de China (PCCh). Desde la perspectiva china, este aniversario es una oportunidad para resaltar los logros alcanzados y reafirmar el compromiso con un futuro de prosperidad, innovación y liderazgo global.
Tras su fundación en 1949, la República Popular China, liderada por el Partido Comunista de China (PCCh) bajo la dirección de Mao Zedong, inició un periodo de reconstrucción y consolidación nacional. El país hizo frente a desafíos masivos, como la pobreza extrema, la devastación de la infraestructura después de años de conflicto y la necesidad de unificar un país grande y diverso. La llegada de Deng Xiaoping marcó el inicio de una nueva era que transformaría a China en un gigante económico. Las políticas de reforma y apertura representaron un cambio estratégico y una adaptación al contexto mundial para asegurar el resurgimiento de la nación. En las dos últimas décadas, China se ha transformado en una potencia global como resultado de la mayor revolución económica conocida, que le ha permitido convertirse en el «motor» del crecimiento global, contribuyendo no solo al bienestar del pueblo chino, sino también a la prosperidad mundial. Los logros en ciencia, tecnología, innovación y diplomacia han convertido a China en un pilar fundamental del sistema internacional.
En 1949, China era principalmente una economía agraria, con un ingreso disponible per cápita de solo 49,7 yuanes (alrededor de 7 dólares) y una expectativa de vida de solo 35 años. Hoy, más del 66 por ciento de la población china vive en ciudades. Se espera que el PIB per cápita en China alcance los 12.758 dólares para fines de 2024 y la expectativa de vida promedio de China ha alcanzado un récord de 78,6 años. Hoy, China cuenta con la red de ferrocarriles de alta velocidad más grande del mundo, con una longitud estimada de unos 45.000 kilómetros, frente a los 10.000 kilómetros totales existentes en el resto del planeta. Desde la fundación de la República Popular China, casi 800 millones de personas han salido de la pobreza. De 1979 a 2023, la contribución anual promedio de China al crecimiento económico mundial alcanzó el 24,8 por ciento, con un promedio de más del 30 por ciento entre 2013 y 2023.
China como defensora de la paz en el mundo
China ha emergido en las últimas décadas como un actor mundial influyente, no solo en términos económicos y tecnológicos, sino también en el ámbito diplomático y de seguridad internacional. Su papel como defensora de la paz ha sido un aspecto importante de su política exterior, lo que ha generado el respeto en la comunidad internacional.
En las últimas décadas, China ha evolucionado desde ser un país enfocado en sus propios asuntos internos de reconstrucción a un actor global que busca activamente contribuir a la paz mundial. Esta transición comenzó en gran parte con las reformas económicas de Deng Xiaoping en los años 70 y 80, que introdujeron la idea de “desarrollo pacífico”. Este enfoque se basa en la idea de que el desarrollo económico y la prosperidad compartida son fundamentales para la estabilidad y la paz a nivel mundial. Este “desarrollo pacífico” se asentaba, en el terreno teórico, en la definición de los «Cinco Principios de Coexistencia Pacífica» establecidos en la década de 1950, que sirvieron de base a la interacción de China con otros países y que abogaban por el respeto mutuo a la soberanía, la no agresión, la no injerencia, la igualdad y el beneficio mutuo.
China está desarrollando un papel activo en la mediación y resolución de conflictos a nivel mundial. Su enfoque se basa en la negociación y el diálogo como medios para resolver disputas, evitando el uso de la fuerza y promoviendo soluciones pacíficas. Es uno de los mayores contribuyentes de tropas y personal de mantenimiento de la paz en misiones de la ONU, especialmente en África y Medio Oriente. China ha mediado en conflictos como las negociaciones nucleares de la península de Corea, ha desempeñado un papel crucial en las conversaciones entre Afganistán y los talibanes, ha logrado la reconciliación de los países árabes (Arabia Saudí e Irán) entre sí y ha sido la anfitriona de las conversaciones que han logrado la unificación de las diferentes organizaciones palestinas.
Uno de los pilares de la estrategia china para promover la paz es su uso de la diplomacia económica. La Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) es un claro ejemplo de cómo China busca fomentar la cooperación y el desarrollo como medios para construir relaciones pacíficas. Esta iniciativa de infraestructura y comercio conecta a Asia, África, Europa y Latinoamérica, promoviendo la interdependencia económica como una forma de reducir tensiones y conflictos. Al ofrecer inversiones y acuerdos comerciales, China impulsa el desarrollo económico en regiones inestables, contribuyendo a la paz y a la estabilidad.
Todo ello, sobre la base del principio de no intervención en los asuntos internos de otros países, argumentando que cada nación debe tener la libertad de elegir su propio camino sin injerencias externas. Este principio es fundamental en su enfoque diplomático y se refleja en su participación en organizaciones internacionales y su política exterior.
Cómo china esta cambiando el mundo
China está cambiando el mundo en múltiples dimensiones, desde la economía y la tecnología hasta la geopolítica y la cultura.
China es la segunda economía más grande del mundo y sigue creciendo a un ritmo impresionante. Su modelo económico basado en la fabricación y las exportaciones ha permitido que se convierta en un «motor» económico global. Muchas empresas occidentales dependen de las fábricas chinas para producir bienes a precios competitivos. Uno de los proyectos más ambiciosos de China es la mencionada Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés). Este proyecto de infraestructura y desarrollo busca conectar Asia, Europa y África mediante una red de carreteras, puertos y ferrocarriles, facilitando el comercio internacional y posicionando a China como un actor clave en la economía mundial. Dentro del capítulo económico, China ha liderado, también, la adopción del comercio electrónico y la tecnología financiera. Empresas como Alibaba y Tencent han revolucionado el comercio en línea y los sistemas de pago digital, influyendo en la manera en que las transacciones se realizan en todo el mundo.
Dentro del campo de la tecnología y la ciencia ha logrado avances significativos en tecnología de punta, como la inteligencia artificial, el 5G, la computación cuántica y la biotecnología. Empresas como Huawei y ZTE están a la vanguardia de las redes 5G, lo que les ha permitido competir con gigantes tecnológicos occidentales. China está invirtiendo fuertemente en inteligencia artificial, y su objetivo es convertirse en líder mundial en esta área para 2030. Esto no solo implica avances en tecnología, sino también la creación de un vasto ecosistema de datos que facilita la implementación de soluciones basadas en IA. El programa espacial de China también ha alcanzado logros notables. En 2020, se convirtió en el tercer país en traer muestras de la Luna a la Tierra y planea establecer una base lunar para 2030. Este enfoque en la exploración espacial está impulsando la innovación tecnológica y reforzando su posición como líder en ciencia y tecnología.
China es el mayor inversor mundial en energías renovables y tecnología limpia, siendo líder en la producción de paneles solares, turbinas eólicas y baterías para vehículos eléctricos. Su compromiso de alcanzar la neutralidad de carbono muestra su intención de desempeñar un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Esto ha llevado al país a implementar políticas más estrictas de protección ambiental, que están influyendo en las regulaciones globales y en la conciencia sobre la necesidad de una transición hacia prácticas más sostenibles.
En el terreno cultural, la industria cinematográfica china está creciendo rápidamente y compite con Hollywood en términos de producción y calidad. Además, las plataformas de streaming chinas, como iQIYI y Tencent Video, están ganando popularidad internacional, expandiendo la influencia cultural de China. La fuerte inversión en educación está concentrando en las universidades chinas a gran cantidad de estudiantes internacionales, a gran distancia del resto de universidades del mundo, fundamentalmente en las carreras “STEM” (Ciencias, Tecnología, Ingenierías y Matemáticas).
El ascenso de China en el mundo a pesar de las estrategias occidentales para limitar su crecimiento e influencia
China está cambiando el mundo a través de su crecimiento económico, avances tecnológicos, expansión geopolítica, enfoque ambiental y proyección cultural. Su impacto se siente en todos los continentes y está redefiniendo las dinámicas globales.
Este ascenso de China ha saltado las alarmas de Estados Unidos, que no acepta el “sorpaso” y que ha lanzado una fuerte guerra comercial y tecnológica para limitar y bloquear el crecimiento de China. Para ello, en los últimos años, los países occidentales, liderados por Estados Unidos, han implementado una serie de políticas y estrategias en los ámbitos económico, tecnológico, militar y diplomático para enfrentar y aislar a China.
Frente a esta actuación occidental, China ha lanzado en los últimos años varias iniciativas. La Iniciativa de Desarrollo Global (IDG), presentada en 2021, tiene como objetivo promover un desarrollo económico inclusivo, sostenible y equilibrado en todo el mundo, buscando abordar los desafíos del desarrollo global, como la pobreza, la desigualdad y el acceso desigual a los recursos básicos a nivel mundial, constituyéndose como una alternativa al modelo de desarrollo occidental y enfocándose en el desarrollo compartido y la cooperación Sur-Sur.
La Iniciativa de Seguridad Global (ISG), propuesta en 2022, tiene como meta promover un nuevo concepto de seguridad que sea inclusivo, integral y cooperativo, enfocándose en abordar los desafíos de seguridad contemporáneos, como los conflictos regionales, el terrorismo, la ciberseguridad y la proliferación nuclear, redefiniendo las normas de seguridad internacional, en un contexto donde la rivalidad con Occidente, especialmente con Estados Unidos, es cada vez más evidente.
La Iniciativa de Civilización Global (ICG), anunciada en 2023, se centra en promover el respeto mutuo, el intercambio cultural y la cooperación entre las civilizaciones del mundo. La ICG busca contrarrestar la idea de un «choque de civilizaciones» y propone la convivencia y el diálogo como el camino hacia un futuro más armonioso. En un mundo marcado por crecientes tensiones ideológicas y culturales, el ICG pretende ofrecer un enfoque alternativo basado en el respeto mutuo y la colaboración.
Las Iniciativas de Desarrollo Global, Seguridad Global y Civilización Global reflejan el deseo de China de establecer un modelo de cooperación internacional que sea inclusivo, equitativo y respetuoso de las diferencias culturales y políticas, contrastando con las propuestas y valores que históricamente han promovido los países occidentales.
El éxito de estas iniciativas dependerá en gran medida de la capacidad de China para ganarse la confianza y la cooperación de otros países y de su capacidad para hacer frente a las agresiones económicas, militares y tecnológicas de Occidente. El futuro de la humanidad y de los sueños compartidos de progreso e igualdad se deciden hoy en el resultado de este conflicto.