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La impunidad sionista, el cinismo democrático y el futuro  Por: Antonio Liz

Por los canales de televisión vemos una y otra vez, día tras día, como el ejército sionista asesina fríamente a  las y los palestinos, a sus niñas y niños, a los civiles que no pueden defenderse. El ejército sionista ejecuta el exterminio de un pueblo a los ojos de todo el mundo y las “democracias” occidentales no hacen nada de nada para parar el genocidio televisado. A la “democrática” Unión Europea, que dice defender los derechos humanos, ni tan siquiera le da por romper relaciones diplomáticas, económicas y militares con el Estado terrorista de Israel. A lo sumo, la cosa se queda en algún reconocimiento formal del Estado palestino y una crítica contra el incumplimiento del derecho internacional. Punto.

Los Estados Unidos de América, el referente democrático del “mundo civilizado”, es, en realidad, el directo responsable del genocidio del pueblo palestino porque sin su ayuda el Estado sionista israelí no podría sostenerse. La presidencia de los EEUU y su Congreso son los directos culpables de los asesinatos y del robo de las tierras del pueblo palestino en Cisjordania porque lo permiten. La presidencia de los Estados Unidos y su Congreso son los directos responsables del genocidio del pueblo palestino en Gaza porque arma al ejército sionista. Como es sabido, los Estados Unidos vetan una y otra vez las resoluciones de la ONU en el Consejo de Seguridad  de las propias Naciones Unidas. Por lo tanto, sin el apoyo de la presidencia de los EEUU y de su Congreso el Estado sionista de Israel no solo se quedaría aislado políticamente en la ONU sino que además  no podría ni combatir más allá de unas pocas semanas porque se quedaría sin las preciadas municiones. Así, una clara advertencia de la presidencia de los Estados Unidos y de su Congreso pararía de inmediato el genocidio del pueblo palestino. Pero no lo paran.

No obstante, en el “mundo civilizado”, ese de las “democracias plenas” y otras lindezas literarias, a los Estados Unidos se le califica de “democracia” como también se califica de “democracia” al Estado de Israel. Los “demócratas” llevan al extremo la prostitución de la palabra democracia, tanto que al ejecutor de un genocidio televisado y a su posibilitador le denominan “democracias”. Así, el asesinato frío, premeditado, calculado, del pueblo palestino es un quehacer democrático ya que la lógica formal dice que lo que hacen los demócratas es democrático. De esta forma, los EEUU e Israel se saltan el derecho internacional, quebrantan los derechos humanos, asesinan de forma selectiva y en masa y violan el espacio aéreo de países que no les pueden responder militarmente pero son  Estados “democráticos”.

El 7 de octubre de 2023 Hamás se saltó la valla de Gaza y asesinó a unos 1.200 judíos y tomó unos 200 rehenes. Este hecho deleznable, terrorista, le sirvió al gobierno sionista de Netanyahu como excusa perfecta para arrasar Gaza y asesinar a más de 40.000 civiles palestinos, miles de ellos niños y niñas. No deja de sorprender que los servicios de la inteligencia israelí, de fama probada en los hechos,  no descubrieran la preparación del salto del 7 de octubre. No es creíble. En todo caso, de lo que no cabe duda  es que el salto le ha servido de excusa perfecta al gobierno sionista de Netanyahu para demoler Gaza y asesinar a miles de sus habitantes e incrementar en Cisjordania las detenciones y asesinatos de palestinos y la demolición de sus infraestructuras urbanas.

La acción terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023 no puede servir de excusa para no querer ver el  propio proceder de los EEUU e Israel. Sabido es que los Estados Unidos han preparado golpes de estado por todo el planeta e Israel se ha apropiado y se apropia de las tierras palestinas a sangre y fuego. Así, no estar de acuerdo con el programa político de Hamás y Hezbolá no impide reconocer que ambas organizaciones luchan contra el sionismo, que es apoyado de forma absoluta por la presidencia y el Congreso de los Estados Unidos de América. Hamás y Hezbolá llevan la lucha contra el sionismo con una gran inferioridad militar  porque Irán no tiene la capacidad bélica productiva de EEUU e Israel. Para ver la superioridad militar del ejército sionista en tecnología y armamento es suficiente con recordar los bombardeos en Gaza y en el Líbano, el destrozo sistemático de Cisjordania, el asesinato reciente de militantes de Hezbolá y civiles libaneses a través de la explosión de “buscas” y “walkie-talkies”, y el asesinato de líderes de Hamás y Hezbolá, entre ellos el líder por excelencia de Hezbolá, Hasán Nasralá, un referente político-religioso para los suyos, que son miles.

No obstante, a pesar del genocidio planificado del pueblo palestino y de la soberbia militar del gobierno sionista de Netanyahu la victoria absoluta del Israel sionista no se va a dar. El Estado de Israel tiene una capacidad militar muy por encima de sus contrincantes directos, Hamás y Hezbolá, pero su debilidad es mucho mayor de lo que las imágenes bélicas nos trasladan. En primer lugar, Israel depende de una manera absoluta del apoyo de los Estados Unidos. Por lo tanto, la perdida del poder hegemónico de los Estados Unidos tendrá una influencia negativa en Israel. En segundo lugar, Israel es un Estado demográficamente minúsculo en Oriente Próximo. Por lo tanto, una guerra de desgaste no la podría asumir Israel. Estos dos factores, perdida de la hegemonía estadounidense y debilidad demográfica de Israel, no hacen que el futuro del Estado de Israel sea nada halagüeño. Si bien ahora mismo el apoyo de los Estados Unidos está más que asegurado, una guerra en Líbano no sería buena para los intereses sionistas en el mediano y largo plazo. Una cosa son bombarderos impunes y una medida  “operación de castigo” terrestre contra Hezbolá y otra muy diferente meterse en el pantano de una guerra terrestre. Si Irán ha dicho que no piensa enviar tropas al Líbano porque las milicias de Hezbolá tiene milicianos suficientes para enfrentar al ejército sionista no se puede olvidar que la ayuda militar de Irán seguirá siendo constante y que, además, Hezbolá podría recibir refuerzos humanos de otras milicias musulmanas. Si el sur del Líbano se convirtiese en un pantano para el ejército sionista los problemas para Israel serían muchos y estos se incrementarían al máximo si Irán se viese obligado a involucrase directamente en la guerra.

De cualquier manera, aunque la guerra en el Líbano no supusiera una derrota de las tropas sionistas no traería una solución definitiva para los propios intereses sionistas porque Israel no va a poder exterminar a sus “enemigos” por la sencilla razón de que son muchos más que ellos. Por lo tanto, para que el propio Estado de Israel pudiera tener una vida perdurable en el Oriente Próximo su gobierno tendría que dar un cambio total de rumbo que empezara por la retirada del ejército sionista de Gaza y Cisjordania, la prohibición de los asentamientos judíos en Cisjordania y eliminar el apartheid político en el propio Israel. Como este proceder es inimaginable con un gobierno sionista podemos deducir que si los judíos anti-sionistas no toman el poder político en Israel ni habrá paz en la zona ni una perspectiva de futuro para el propio Estado de Israel.

Madrid, 30 de septiembre, 2024