El pueblo indígena Misak en el Cauca derribó la estatua del colonizador y esclavista español, Sebastián de Belalcázar, ubicada en el Morro de Popayán, Colombia.
Los indígenas también se sumaron al rechazo a la violencia policial contra la población de las últimas semanas, además de las más de 53 masacres ocurridas en todo el país.
“De Belalcázar fue un genocida que masacró a los pueblos que conquistó. Mi respeto a los Misak que hoy reivindican sus muertos. Al suelo un símbolo de 500 años de esclavitud”, afirmó el miércoles Martha Peralta, presidenta del Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS) en Twitter.
Tras el mensaje, Peralta aseveró que la medida —que tuvo lugar en Popayán, capital del departamento colombiano del Cauca (suroeste)— constituye una señal de protesta por la crisis y la violencia que se viven en el país suramericano.
Asimismo el Movimiento de Autoridades Indígenas del Suroccidente Colombiano señaló que De Belalcázar cometió delitos como “genocidio, despojo y acaparamiento de tierras, desaparición física y cultural de los pueblos” que habitaban la región en la época de la conquista.
“Cae un símbolo de 500 años de humillación y dominación a los pueblos originarios. Mis respetos para los hermanos y hermanas Misak. Como Estado pluriétnico y multicultural otras simbologías deben florecer y adornar el paisaje libertario”, dijo, por su parte, el senador indígena Feliciano Valencia, reseñan medios internacionales.
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