Aviso

 

Durante décadas el Estado ha utilizado la represión y la agresión como método para silenciar el descontento social; la sistematicidad de estos crímenes de Estado y la impunidad que los cubre, ‘colmaron el vaso’ y desbordaron un grito de rebeldía por la justicia y la dignidad.  

El viernes por la tarde en medio del caos propio de la jungla de cemento, corría por la carrera Séptima de Bogotá en busca de una estación de esa ‘lata de sardinas’ que llamamos Transmilenio, pero me detuve al ver en una pared un cartel que decía: “21S, Justicia y Dignidad, Paro Nacional”; debo confesar que soy del gran grupo de colombianos que no se integra a las marchas, no por apatía o falta de conciencia, sino porque el miedo nos pesa bastante, pero el abuso policial y la indignación que me produce, me obliga a salir a marchar.

 

La información difundida por el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo da cuenta de que desde la madrugada de este 26 de septiembre se están presentando enfrentamientos entre el llamado frente Oliver Sinisterra y el grupo armado conocido como “Los Contadores”, durante los cuales se han presentado 5 muertes y un grupo de 40 personas fue secuestrado en el resguardo Inda Sabaleta en el departamento de Nariño.

Según la denuncia, los cuerpos de las cinco personas no han sido levantados y dos personas que resultaron heridas tampoco han podido recibir atención médica. Adicionalmente aseguran desde la comunidad que las 40 personas fueron llevadas para “realizar una investigación”, sin embargo se desconoce su paradero y la comunidad asegura que son civiles habitantes del resguardo y que no quieren ser involucrados en la guerra.

 

Mientras Colombia cierra el 24 de septiembre con 790.823 casos confirmados de Covid-19, 24.924 fallecidos y 89.282 casos activos; la economía se ha reactivado en medio de una nueva normalidad con un regreso a las calles de una ciudadanía sin garantías, en medio de cifras alarmantes que revelan cómo el país se ubica en el quinto lugar de naciones con mayor número de contagios tan solo después de Estados Unidos, India, Brasil y Rusia, según el reporte diario que realiza la Universidad Johns Hopkins.

Jaime Ordónez, médico y PhD en Epidemiología reitera que el pico de la pandemia es un momento de duración indeterminada y que puede variar en cada país, condición que estará determinada por la velocidad a la que disminuya el número de casos nuevos y el número de muertes. Aunque ha existido una disminución en el número de casos nuevos y de muertes, el epidemiólogo señala que está relacionada en el número de pruebas que se ha reducido en comparación a las que se realizaban en julio y agosto.

 

Basado en un texto de Nicolás Maldonado – Cuarto de Hora.- El joven Nicolás Maldonado no podía pagarse la carrera de Medicina en su país, Colombia, donde ayudaba a su familia como vendedor ambulante.

Consiguió entonces una beca en la Escuela Latinoamericana de Medicina de Cuba.

Y comenzaron sus temores: ¿sería como decían RCN, Caracol, Semana o El Tiempo? ¿Se morían de hambre en la Isla? ¿Al llegar, debería custodiar su jabón y papel higiénico? ¿Le lavarían el cerebro con “propaganda comunista”? ¿Decomisarían su guitarra?

En Colombia no había empleo, oportunidades de estudio ni atención de salud, ¡pero sí papel higiénico! Y libertad. Quizá para ser asesinado por un delincuente, la policía o los paramilitares, pero al fin y al cabo ¡libertad!

Nicolás llegó a Cuba. Descubrió el jabón y el papel higiénico cubanos. Y comprobó que el “adoctrinamiento” no solo no existía, sino que estaba prohibido: allí se iba a estudiar para ser médico y, al regreso, ayudar a su gente.

 

Las medidas agropecuarias adoptadas por el Gobierno Nacional actual y los anteriores, defensores de la clase terrateniente, tienen a cientos de miles de familias campesinas, indígenas y negras al borde de la miseria. Son políticas de tierras diseñadas para la acumulación. Es mercadeo para las importaciones y patentes de productos históricamente procedentes y resultado de las actividades de los pobladores populares. En estos momentos la situación es insostenible y exige tomar medidas urgentes en pro de la movilización y la lucha.

Comercialización

A 300 y 400 pesos por kilo de papa están pagando en las centrales mayoristas del país. La yuca a 600 y 700. La leche no repunta en precio y el plátano sufrió un bajón. Para el caso del Cacao seco y del café pergamino los precios se mantienen, aunque con una monopolización del mercado por parte de la compañía nacional de Chocolates y la casa Luker. Estos dos monopolios comercian cerca del 90% del grano en el país y ponen precios. La cosecha de café disminuyó en tamaño porque no tiene recolectores suficientes y el gremio está manipulado por la Federación Nacional de Cafeteros.