Pasqualina Curcio
Ante el discurso de que “primero hay que producir para luego poder aumentar los salarios porque no se puede repartir lo que no existe” es necesario realizar varias precisiones que tienen que ver con la identificación de las causas de la caída de 64% de la producción en Venezuela entre el 2013 y 2019. Como todo fenómeno social, las causas son varias, pero hay dos que tienen mayor peso.
De acuerdo con nuestros cálculos econométricos, publicados en el libro Hiperinflación. Arma imperial: de cada 100 bolívares de disminución de la producción nacional, 60 fueron causados por el ataque a nuestra moneda y 40 por el bloqueo a Pdvsa.
El ataque a Pdvsa, en un primer momento por la vía de la baja de los precios petroleros entre 2013-2016 y luego por el bloqueo formal a la industria a partir de agosto 2017 ha afectado la producción de hidrocarburos y las exportaciones, las cuales han disminuido 74% durante el mencionado período. Históricamente, las exportaciones en Venezuela siempre han incidido en los niveles de producción nacional. El imperialismo lo sabe, de allí lo certero de las agresiones contra nuestra principal industria. De hecho, hasta lo confesó William Brownfield en 2018.
Con respecto al ataque al bolívar, principal causa de la caída de la producción y arma de guerra también develada por los propios gringos, en este caso por el senador Richard Black, ha ocurrido lo siguiente, lo explicaremos con un ejemplo sencillo, el mismo que expusimos en el artículo anterior.
Supongamos que se trata de una economía en la que se producen tres bienes: harina de maíz, queso y café. Cada Kg de harina puede intercambiarse por ½ Kg de queso y por ½ Kg de café. El precio del kilo de harina es 100 Bs, el de queso 100 Bs y el de café 100 Bs. Se producen en un mes 100 Kgs de harina, 50 Kgs de café y 10 Kg de queso. En términos monetarios serían 10.000 Bs. de harina, 5.000 Bs. de café y 1.000 Bs. de queso. La producción total es 16.000 Bs. mensuales. Hay 10 trabajadores y el salario de cada uno es 300 Bs/mes que le alcanzan para 1 kg. de harina, 1 de queso y 1 de café al mes. En esa economía circulan 16.000 bs. La ganancia mensual que se reparte entre los dueños del capital es 13.000 Bs. El tipo de cambio es 100 Bs/US$.
De repente, como parte de la guerra económica, el imperialismo, interviene manipulando el valor del bolívar y con su poder mediático hegemónico publica que el tipo de cambio es 200Bs/US$. Eso hace que los precios de todos los bienes y servicios de la economía se dupliquen. Los neoclásicos lo atribuyen a la paridad de poder de compra.
Debido al ataque al bolívar, el precio de la harina, del queso y del café será el doble (200 Bs/Kg en vez de 100 Bs/ Kg). Aunque se siga produciendo la misma cantidad de harina, queso y café, en términos monetarios, la producción pasará a ser 32.000 Bs, en vez de 16.000. Por lo tanto, deberían circular 32.000 bolívares en vez de 16.000. Es el caso que, esto ocurriría, si y solo si, todos los precios de la economía y los valores monetarios se hubiesen duplicado, incluyendo el salario nominal.
Lamentablemente no es lo que ha ocurrido en Venezuela. Por el contrario, el precio de la harina, del queso y del café sí se duplicó, pero el del salario nominal se mantuvo congelado en 300 Bs. en lugar de pasar a 600 Bs. Dado que los trabajadores siguen percibiendo el mismo salario, éstos solo podrán adquirir la mitad de lo que compraban antes, su poder adquisitivo o salario real se redujo a la mitad. Lo que significa que disminuyeron las cantidades demandas.
Al disminuir las cantidades demandadas, debido a que cayó el poder adquisitivo, los dueños del capital disminuirán a la mitad la producción. Ahora, en esa economía, se producirán en un mes 50 Kgs de harina en vez de 10; 25 de café en vez de 50, y 5 de queso en lugar de 10 Kgs. En términos monetarios serían 10.000 bs. de harina (50 Kgs por 200 bs./Kg), 5.000 bs. de café (25 Kg por 200 Bs/Kg) y 1.000 bs. de queso (5 Kg por 200Bs/Kg), la producción total, en términos monetarios seguirá siendo 16.000 Bs. mensuales por el efecto de los precios, pero en cuanto a cantidades se está produciendo la mitad.
A los 10 trabajadores, el salario de 300 Bs/mes ahora le alcanza para tan solo ½ kg. de harina, ½ de queso y ½ de café al mes. En esa economía deberían circular 16.000 Bs. La ganancia mensual que se reparte entre los dueños del capital sigue siendo 13.000 Bs. a pesar de que se produce la mitad y a costa de que los trabajadores comen la mitad.
Adicionalmente, y aunque deberían circular 16.000 Bs., el Banco Central de Venezuela, entrampado en el paradigma monetarista, decidió disminuir la cantidad de dinero pensando que eso detendría la inflación (cuando en realidad el incremento de los precios está siendo causado por el ataque al bolívar), y en vez de dejar que circulen los 16.000 Bs. que se requieren, están circulando 3.200 (tan solo el 20%) situación de la cual se aprovechó el enemigo para incursionar con su moneda, el dólar, que ha venido a sustituir al bolívar en las transacciones diarias.
¿Qué se debería hacer para recuperar la producción y que ésta se vea reflejada en mejoras de la calidad de vida del pueblo trabajador venezolano?
Dada la duplicación de los precios de todos los bienes como consecuencia del ataque al bolívar, debe ajustarse al doble tanto el salario nominal como el resto de los valores monetarios de la economía. Para ello es necesario que también aumente la cantidad de dinero que circula. Los salarios pasarían a ser 600 Bs/mes, los trabajadores podrían seguir demandando y consumiendo las mismas cantidades de harina, queso y café, la producción seguirá siendo 100 Kg de harina, 50 de café y 10 de queso, aunque ahora sumen 32.000 Bs, dinero que en su totalidad debe circular para garantizar el intercambio de los bienes y así evitar que el ejército no convencional del enemigo, el dólar estadounidense, siga ocupando e invadiendo nuestro territorio. En esto consiste la propuesta de indexación de la economía.
La inversión extranjera privada no es garantía de recuperación de la producción mucho menos de los salarios. Aunque ofrezcamos extraordinarios incentivos a los capitales transnacionales que, dicho sea de paso, son los mismos que bloquean y atacan al bolívar, éstos no aumentarán la producción porque no hay quién se la compre dentro de nuestras fronteras debido al bajo poder adquisitivo, a menos que estos grandes capitales tengan como objetivo: 1) invertir con estupendas concesiones, incluyendo bajos salarios, para luego exportar toda la producción y de paso quedarse con las divisas y/o 2) que le sea entregado nuestro territorio en zonas económicas especiales y a cambio detener el ataque al bolívar al mejor estilo del Plan Dawes (Weimar, 1923) o el Plan Lacayo (Nicaragua, 1991) o el Decreto Soberano 21060 (Bolivia, 1985). Subestiman a la revolución bolivariana.