Fundamentalismo es el nombre que recibe la corriente religiosa o ideológica que promueve la interpretación literal de sus textos sagrados o fundacionales (por encima de una interpretación contextual), o bien la aplicación intransigente y estricta de una doctrina o práctica establecida.
En este sentido, el Sionismo cristiano evangélico es un poder político creciente y un movimiento religioso dentro del ala más conservadora del fundamentalismo protestante, pero también puede encontrarse dentro de otras ramas evangélicas del cristianismo, incluyendo las alas evangélicas de la Iglesia Presbiteriana, la Unión Metodista, la Iglesia Luterana y otras Iglesias Protestantes.
Este movimiento prospera durante periodos de incertidumbre política y económica como ocurre actualmente, caracterizado por el terrorismo internacional, y la recesión global, entre otros. Con su visión pesimista de la historia, el Sionismo cristiano evangélico pretende dar respuestas claras y simples a través de una aproximación literal y predictiva de la Biblia. Algunos estiman que entre 20 y 25 millones de fundamentalistas americanos sostienen estos puntos de vista, y que el fenómeno sigue creciendo.
A su vez, el Sionismo cristiano, es un movimiento surgido en el seno del cristianismo principalmente evangélico, pero no circunscrito únicamente a esta denominación, que apoya la idea de un hogar nacional para los judíos desde antes de 1948, y continúa apoyando la existencia del Estado de Israel hasta la fecha.
El Sionismo cristiano evangélico, es la creencia entre algunos cristianos de que el retorno del pueblo judío a Tierra Santa, y el establecimiento del Estado de Israel en 1948, fueron el cumplimiento de la profecía bíblica. El término empezó a ser usado a mediados del siglo XX.
El catolicismo tradicionalmente no prestó mucha atención al Sionismo, pero el apoyo cristiano a dicho movimiento creció entre la comunidad protestante.
La mayoría de los cristianos evangélicos Sionistas, creen que el regreso de los judíos a la Tierra de Israel, es un pre-requisito para la segunda venida de Jesús. La idea es habitual entre los protestantes, desde los tiempos de la reforma, así los cristianos han apoyado activamente el regreso de los judíos a la Tierra de Israel.
En términos más políticos, el Sionismo es una ideología y un movimiento político nacionalista, que propuso desde sus inicios el establecimiento de un Estado para el pueblo judío, preferentemente en la antigua Tierra de Israel (Jerusalén). Dicho movimiento fue el promotor y responsable en gran medida de la fundación del Estado de Israel.
El Sionismo apareció en Europa central y oriental a finales del siglo XIX. Su fundador en tanto que movimiento organizado fue el periodista austro-húngaro de origen judío Theodor Herzl, como respuesta a la ola antisemita que recorrió Europa en esos años, uno de cuyos exponentes fue el affaire Dreyfus. El movimiento tuvo como objetivo fomentar la emigración judía a Palestina y alcanzó su objetivo principal con la fundación del Estado de Israel en 1948.
El Sionismo constituye una rama del fenómeno más amplio del nacionalismo moderno, descrito como un «nacionalismo en la diáspora», el Sionismo se autodefine como un movimiento de liberación nacional, cuyo objetivo es la libre autodeterminación del pueblo judío.
¿Por qué las iglesias evangélicas se identifican tanto con los judíos? Si algún hermano o hermana judía se acercara a una clase de estudio bíblico o inclusive a un culto evangélico, se sorprendería de la cantidad de citas bíblicas, hermenéuticas conocidas, historias de héroes comunes y otras coincidencias exegéticas que les parecerían propias de su fe hebrea. Este fenómeno no es casual y representa una parte importante del “ser evangélico-protestante”. ¿Por qué sucede este fenómeno de identificación y cercanía?
Una de las bases de la formación en la fe, de las comunidades evangélicas, fueron y son las escuelas dominicales. En ellas, resaltaban notoriamente a la asombrada vista y memoria de los niños, las maravillosas historias de los héroes de la fe. Figuras bíblicas como Moisés, “nuestro padre” Abraham, Sansón, David, entre otros, eran instruidas e ilustradas de tal manera que se fueron haciendo carne y querencia de varias generaciones de evangélicos. Desde luego que las prédicas del culto dominical, en una proporción muy significativa estaban y están cimentadas en la reflexión sobre los textos de la ley mosaica, los Salmos, los profetas y los libros históricos, sea como única fuente bíblica de predicación o como base textual a la lectura de los evangelios y las cartas apostólicas. El énfasis de la mirada paulina del pueblo elegido de Israel y la mirada judía/cristiana de este apóstol/rabino, en donde los cristianos representamos en realidad un “olivo injertado” en el árbol del huerto de un mismo Dios, nos fueron acercando como deudores, hijos o hermanos del pueblo hebreo, sin perder por eso nuestra pertenencia cristiana.
Un capítulo aparte requeriría la reciente corriente teológica neo pentecostal, que da sustento bíblico profético al reconocimiento de Jerusalén como capital espiritual y política de Israel. Para algunos evangélicos, especialmente neo pentecostales, esto es una señal de los tiempos en la economía de un Dios de conquista y liberación, y para otros, es producto de una lectura literalista y contra reformada de los libros conocidos como del primer Testamento.
¿Ahora, cual es el papel del Sionismo en el quehacer religioso de América Latina? Por ejemplo: Benjamín Netanyahu, viajó a Brasil antes de la toma de posesión de Jair Bolsonaro y declaró en un encuentro con los principales líderes evangélicos de ese país: “Ustedes son nuestros hermanos, no tenemos amigos mejores que los evangélicos, y los evangélicos no tienen mejor amigo que el Estado de Israel”.
Por su parte el pastor Silas Malafaia, líder de la iglesia cristiana Asamblea de Dios (Victoria en Cristo), afirmó que el voto de la comunidad evangélica a Jair Bolsonaro, fue debido en gran parte por su apoyo hacia Israel y aseguró que no se habría conseguido sin la agenda pro-Israel.
Ya desde 2004, bajo la iniciativa del rabino y político ultra sionista Binyamin Elon fue creado el grupo de trabajo en el parlamento israelí de “Aliados Cristianos de Israel”. El propósito de este lobby, era identificar parlamentarios u hombres de influencia cristianos y evangelistas para orientar la agenda legislativa de varios países, a favor de los intereses del Estado de Israel. John Hagee, el fundador de la poderosa organización evangelista “cristianos unidos por Israel”, y Pat Roberston, el pastor estadunidense que llamó a asesinar al difunto presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fueron contactos privilegiados de Elon para tejer esta alianza sionista.
Años más tarde, el “grupo de trabajo de aliados cristianos de Israel”, amplio sus metas y se convirtió en la Fundación de Aliados de Israel, para no limitarse al mundo evangelista, sino a todos los parlamentarios del mundo, que simpatizaban con el régimen de Tel Aviv. Cabe resaltar que este trabajo de presión política, es absolutamente necesario para limpiar la imagen del Estado de Israel en el extranjero, y que no se imponga en la opinión pública la verdadera cara colonial y racista del Estado sionista. Por lo tanto, la Fundación de Aliados de Israel, es uno de múltiples proyectos político-comunicacional y de una mirada de lobbies que tiene Israel alrededor del mundo.
Según lo descrito en su página web, el ámbito de acción de la Fundación de Aliados de Israel se articula alrededor de seis puntos:
– Vigilar el presupuesto externo de la Autoridad Palestina.
– Actuar para ampliar las fronteras de Israel, más allá de las reconocidas por la ONU.
– Luchar contra la campaña de “Boicot, Desinversión, Sanción”, deslegitimando esta herramienta ética y presionar para que parlamentos nacionales la prohíban en su país.
– Influir en las redes diplomáticas para que países reconozcan a Jerusalén como capital de Israel, y trasladen su embajada en dicha ciudad.
– Fortalecer el apoyo de Estados Unidos.
– Desarrollar grupos de presión en la Organización de Naciones Unidas (ONU) para impedir resoluciones y condenas contra el Estado de Israel y su política colonial.
Para cumplir con sus objetivos, la fundación Aliados de Israel, ha desarrollado un intenso trabajo de captación de parlamentarios y funcionarios de organizaciones a nivel mundial, quienes lejos de defender los intereses de sus electores, se empeñan en hacer avanzar la agenda de un país foráneo en el seno de los parlamentos de sus países respectivos.
Recientemente, la política de “diplomacia pública” que el gobierno Sionista ha ordenado llevar adelante, como parte del proceso de limpieza de imagen y maquillaje de su régimen, implica la compra de voluntades y búsqueda de apoyos en organismos internacionales, gobiernos, parlamentarios y líderes de opinión. El Secretario General de la OEA se ha convertido en uno de los títeres del Sionismo, para ver como hoy sirve al régimen Sionista.
Estos sujetos, suelen ser bien recompensados por este sostén desvergonzado a favor de una entidad, que día a comete crímenes de guerra y lesa humanidad. En ese plano y como parte de su proceso de conversión política, desde el progresismo y solidaridad con los pueblos, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro, termina de completar su proceso de conversión, al sumarse al Sionismo en Latinoamérica, para desinformar, manipular y encabezar una guerra política contra los movimientos de la resistencia a esa política en el continente y también en Asia occidental, que combaten el Sionismo y su política de colonización y ocupación de Palestina. Ello, junto a sus acciones desestabilizadoras y agresiones contra el Líbano, Siria, Irak, Irán y su respaldo a la monarquía saudí en sus crímenes contra el pueblo de Yemen.
En síntesis, el Sionismo ha sabido influenciar el ámbito de muchas iglesias evangélicas en América Latina, y son proclives a exhibir un afecto por todo lo que remita a la cultura judía en general y al judaísmo bíblico en particular. A veces, esto que podríamos llamar “filosemitismo”, se manifiesta materialmente, en la utilización de símbolos judíos en el templo (los distintos tipos de candelabros, la estrella de David), como también en algunos casos, en el uso de indumentaria típica de los ritos judíos (también, en aquellos que tocan instrumentos como el shofar, o visten talit y kipá).
Así mismo, el Sionismo como señala Elida Quevedo, Obispa de la Unión Evangélica Pentecostal Venezolana, “No debemos olvidar que el Estado de Israel que conocemos actualmente, este Israel moderno, no es el Israel de la historia bíblica, aquel pueblo escogido que según la historia bíblica heredó el nombre de Israel, porque batalló con Dios para ganar su corazón”, y además, se le dio el nombre de Israel, para que lo asociáramos de manera automática con el pueblo de la historia bíblica.
Y citando al profesor Carmelo Álvarez, la obispa Quevedo, enfatiza que “como premisa este no es un problema de religiones ni de razas entre judíos, árabes e israelíes, (palestinos), sino que el núcleo de la problemática lo constituye la ideología de Israel como Estado judío bajo el ideal del “Amor a Sion”, y su geopolítica de dominación en contra de Palestina, por lo que puede decirse que el actual Estado de Israel, es el verdugo de Palestina, implacable, terrorista y sanguinario.