Aviso

 

Las disputas intestinas en las Fuerzas Militares salen hacia la opinión pública, por los escándalos que no pueden tapar, que desnudan la degradación de los brazos de Guerra de las élites y visibilizan que esto ocurre por la Doctrina de Seguridad imperante.

En 1962 un General de las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos instruyó a los militares colombianos para ejecutar acciones de terror contra los comunistas. En 1974 el Presidente de EEUU desató la Guerra contra las drogas y el General colombiano Lema Henao se negó a llevar sus soldados a combatir a las mafias de La Guajira, porque esas mafias corromperían sus tropas, como efectivamente ha sucedido.

En los años 80 las Fuerzas Armadas (FFAA) aliadas con los Carteles de la cocaína masacraron a miles de militantes de izquierda. En los 90, las FFAA de Colombia y de EEUU aliadas con unas mafias mataron a Pablo Escobar y luego se transformaron en Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), quienes ejecutaron un segundo Genocidio contra la izquierda y la más vasta contrarreforma agraria.

Álvaro Uribe como Presidente indultó a los capos narco paramilitares, dedicó a las FFAA a perpetrar asesinatos de población inocente, presentada como “guerrilleros dados de baja en combate”, ejecuciones conocidas como Falsos Positivos, reeditados ahora en este tercer Gobierno de Uribe. Esta violencia política y despojo intentó tener una pausa después de 2010, pero en 2018 al llegar al Gobierno las fuerzas de extrema derecha violenta, entronizaron su lema de “hacer trizas la paz”.

Hoy en el Ejército debaten la continuidad de la alianza contrainsurgente con los narco paramilitares, con la que están perpetrando el tercer Genocidio político contra los líderes sociales y opositores, a costa de seguir degradando el brazo de Guerra que lo ejecuta.

Las clases dominantes deben dejar de considerar que el enemigo interno a eliminar, es el opositor que lucha para que en Colombia cese la represión y la anti democracia. Una ruta de Solución Política del Conflicto volvería viable a Colombia, al sacar la violencia de la política y acordar transformaciones que requiere el país.

Este es el llamado del ELN al pueblo, a los sectores democráticos y a los amantes de la paz. Mientras esta posibilidad se concreta, reafirmamos la necesidad de mantenernos alzados en armas, aportando en la lucha revolucionaria y popular, así como en la dirección de esa Salida Política al Conflicto.