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Pareciera que el presidente Maduro no tuvo otra alternativa ante la empecinada posición de los opositores de rechazar cualquier intento de diálogo, y como se trataba de preservar la paz, que convocar a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), tal como lo autoriza la vigente Constitución en su artículo 348. Otro camino nos conduciría a agudizar las confrontaciones y abrir espacios a la violencia.

 

De manera que debemos apoyar este proceso que ahora se inicia, y recordar que alguna vez Chávez dijo que la Constitución debía ser reformada, debe abrir otras perspectivas en la situación nacional y ser escenario para otra manera de enfrentar las divergencias, estas, en el campo electoral, en el ideológico y en el político.

 

Pese a las primeras discrepancias y rechazos por dirigentes opositores, que antes se han pronunciado en favor de una Constituyente, y no deben olvidar su grave error que los llevó a abstenerse en unas parlamentarias, este proceso debe conducirse de tal manera y con tal amplitud que no se convierta en un nuevo campo para la confrontación y, por el contrario, logre atraer a todos los partidarios de quienes quieren la paz, como es la inmensa mayoría de los venezolanos.

 

Y desde ahora quiero asomar un serio problema que tendrá que resolver el CNE, como es el de la formación del electorado sectorial. Por ejemplo, esa Constituyente debe tener entre 200 y 250 diputados electos por sus respectivos sectores, así, los diputados trabajadores deben ser escogidos en votación por un electorado específico, de trabajadores. No existe ese listado en ninguna parte. Son millones de trabajadores (obreros y empleados) tanto del sector público como del privado, y todos ellos deben tener derecho al voto. Ese listado no puede ser reemplazado por los sindicalizados, pues estos no pasan de 13% del mercado laboral.

 

En menos escala, esta situación se traslada a los sectores campesino, comunas, indígenas, discapacitados, pensionados. Menuda tarea para el CNE.

 

Pero lo más importante está tanto en la Comisión asesora como en el propio CNE, que deben manejar el desarrollo del proceso con la mayor flexibilidad y amplitud posibles, a fin de sumar, atraer, incorporar a quienes tengan dudas, a los indecisos, y aún a opositores para que participen en la elección de los diputados a la ANC. DÍAZ RANGEL