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El tema elegido para la COP29 parece una broma de mal gusto. Las conferencias por el clima se han convertido en actos de ecopostureo

En plena escalada de la crisis climática y humanitaria, la cumbre anual sobre el clima de la ONU se celebra este año tras la reelección en Estados Unidos de un presidente que hace negacionismo climático. El anfitrión de la COP29, que comienza hoy, vuelve a ser otro país petrolero autoritario con poco respeto por los derechos humanos: Azerbaiyán.

La COP está demostrando ser una conferencia de ecopostureo que legitima el fracaso de las naciones en tomar las medidas necesarias para garantizar un mundo y un futuro habitables. Las cumbres del clima también han permitido que se sigan violando los derechos humanos en regímenes autoritarios como el de Azerbaiyán, el de Emiratos Árabes Unidos y el de Egipto, los anfitriones inmediatamente anteriores.

Genocidios, ecocidios, hambrunas, guerras, colonialismo, desigualdad creciente y un colapso climático cada vez mayor… Son crisis interconectadas que se refuerzan mutuamente y provocan un sufrimiento inimaginable. Mientras las crisis humanitarias se suceden en Palestina, Yemen, Afganistán, Sudán, Congo, Kurdistán, Líbano, Baluchistán, Ucrania, Nagorno-Karabaj/Artsaj y muchos, otros lugares, la humanidad está superando el límite de emisiones que dejaría en 1,5º C el aumento de temperaturas, sin señales a la vista de una reducción real en los gases de efecto invernadero.

En vez de eso, lo que está ocurriendo es todo lo contrario. Las emisiones mundiales alcanzaron el año pasado, un máximo histórico. Se han batido los récords de temperaturas máximas y es “prácticamente seguro” que este año sea el más caluroso jamás registrado, con fenómenos meteorológicos extremos sin precedentes llevando al planeta, todavía más, hacia territorios desconocidos. 

La desestabilización de la biosfera y de los ecosistemas naturales de los que dependemos para nuestra supervivencia está provocando un sufrimiento humano incalculable y acelerando, aún más, la extinción masiva de flora y fauna.

Toda la economía de Azerbaiyán se basa en los combustibles fósiles, con las exportaciones de petróleo y gas de la petrolera estatal Socar representando en torno al 90% del total de exportaciones del país. Más allá de lo que diga, Azerbaiyán no tiene ninguna intención de tomar medidas contra el cambio climático. Sus planes incluyen ampliar la producción de combustibles fósiles, algo absolutamente incompatible con el límite de 1,5º C y con los objetivos del Acuerdo de París sobre Cambio Climático.

Muchos asistentes a la COP este año tienen miedo de criticar al gobierno de Azerbaiyán. La ONG Human Rights Watch publicó hace poco un comunicado explicando las dudas que había sobre el respeto al derecho de los visitantes a protestar pacíficamente. Además, las fronteras terrestres y marítimas de Azerbaiyán permanecerán cerradas durante la COP29, de modo que solo se podrá entrar y salir del país por avión, con la contaminación que eso implica, y la inaccesibilidad para muchos ciudadanos azerbaiyanos que no pueden permitirse este medio de transporte. 

Desde que comenzó la pandemia de la COVID-19, mantener la “seguridad nacional” ha sido la razón aducida para cerrar las fronteras en todas las COP. Pero muchos azerbaiyanos me han descrito la situación como “estar encerrados en una prisión”.

Además de reprimir a su propia población, y de tomar medidas enérgicas contra la sociedad civil, el régimen de Azerbaiyán es culpable de limpieza étnica, crímenes de guerra y bloqueo a la ayuda humanitaria. La organización independiente Freedom House clasifica a Azerbaiyán como el país menos democrático de Europa. En la lista de perseguidos activamente por el régimen figuran periodistas, medios independientes, activistas cívicos y políticos, y defensores de los derechos humanos. 

Alrededor del 40% de las importaciones anuales de petróleo de Israel vienen de Azerbiayán, que por alimentar a su maquinaria bélica es cómplice del genocidio en Palestina, así como de los crímenes de guerra cometidos por Israel en Líbano. 

Los lazos entre Israel y Azerbaiyán son beneficiosos para las dos partes. En su mayoría, las armas utilizadas por Azerbaiyán durante la segunda guerra de Nagorno-Karabaj fueron compradas a Israel. Probablemente, también venían de Israel las utilizadas en septiembre de 2023 durante la operación militar en la región de Karabaj.

“La COP de la paz” es uno de los temas elegidos por el país anfitrión en esta conferencia sobre el clima de 2024. Azerbaiyán quiere animar a las naciones participantes a respetar una “tregua de la COP”. Es como mínimo estremecedor hablar de paz mundial tras las terribles violaciones a los derechos humanos que el régimen de Aliyev en Azerbaiyán ha cometido contra las personas de etnia armenia en la región de Nagorno-Karabaj/Artsaj.

No solo eso. Azerbaiyán también planea lavar su imagen tras los crímenes contra los armenios construyendo una “zona de energía verde” en los mismos territorios donde la población ha sido sometida a una campaña de limpieza étnica.

¿Cómo es posible que este país se haya convertido en el anfitrión de la cumbre del clima? Le tocaba a Europa del Este, pero con Rusia vetando a cualquier nación que  perteneciera a la Unión Europea (UE), las opciones eran Armenia o Azerbaiyán. Aunque siguen detenidos muchos armenios, Armenia levantó su veto y apoyó la candidatura de Azerbaiyán a cambio de la liberación de presos políticos.

A Gubad Ibadoghlu, crítico con el régimen, lo encarcelaron en 2023 tras cuestionar a la industria de combustibles fósiles de Azerbaiyán. Otros presos políticos son Bahruz Samadov, activista por la paz; Iqbal Abilov, que investiga sobre minorías étnicas; Akif Gurbanov y Ruslan Izzatli, activistas políticos; y varios periodistas de la televisión.

Mientras tanto, la UE sigue comprando combustibles fósiles a Azerbaiyán, con planes de multiplicar por dos la importación de gas natural azerbaiyano para 2027.

La crisis climática tiene tanto que ver con la protección de los derechos humanos como con la del clima y la biodiversidad. No podemos sostener que nos preocupa la justicia climática si ignoramos el sufrimiento de los pueblos oprimidos y colonizados de hoy. No podemos elegir proteger los derechos humanos de unos y dejar atrás los de otros. La justicia climática significa justicia, libertad y seguridad para todos.

En esta COP29 los medios de comunicación ofreceran la imagen de Azerbaiyán que el régimen gobernante está desesperado por mostrar: blanqueada y con mucho ecopostureo. Pero no nos equivoquemos: Azerbaiyán es un Estado represor sobre el que penden acusaciones de limpieza étnica.

Necesitamos sanciones inmediatas contra el régimen y detener la importación de sus combustibles fósiles. También hay que ejercer presión diplomática sobre el régimen para la liberación de sus rehenes armenios y de todos sus presos políticos. Y para garantizar el derecho de los armenios a regresar sanos y salvos.