Tras la declaración del embajador del vecino país en Venezuela a un medio colombiano, Armando Benedetti, sobre la necesidad imperiosa de importar gas natural ante el eventual agotamiento de las reservas en territorio neogranadino, se abre la posibilidad de reabrir el gasoducto Antonio Ricaurte, que en su momento fue la principal vía para el suministro del combustible entre ambas naciones, tomando en cuenta además las proyecciones de algunos expertos de la nación neogranadina sobre el tema.

La tubería tiene las condiciones necesarias para la transferencia del combustible en ambas vías.

Es un gasoducto que comprende 224 kilómetros de recorrido, una tubería de 26 pulgadas, y recorre 88 kilómetros en territorio colombiano y 135 kilómetros en suelo venezolano. Inicia la instalación su recorrido en Maracaibo, específicamente en la costa del Lago, hasta Ballenas, en el lado colombiano de la península de la Guajira.

Contempló inversiones de 467 millones de dólares. Trabajaron en esta obra de manera directa 1.378 personas. Se destinaron para los proyectos de desarrollo social, asociada a la obra, 56 millones de dólares en el concepto de que por donde fuera el recorrido de la tubería se iban desarrollando con las comunidades los trabajos productivos y de desarrollo social.

Tiene 9 etapas de estaciones de seccionamiento, cuatro estaciones de envío y recibo; es decir, tiene la posibilidad en su recorrido de desprender ramales para la gasificación de esta región, para proyectos hidroeléctricos, petroquímicos y de desarrollo.

Aunque fue concebido originalmente con una capacidad de transporte entre 150 y 200 millones de pies cúbicos al día de gas, está diseñado para transportar hasta 500 millones de pies cúbicos diarios.

La primera fase del contrato de suministro de gas natural entre Petróleos de Venezuela y Ecopetrol de Colombia comenzó en 2007, en la que Colombia suministró gas a Venezuela con el fin de cubrir el déficit doméstico en la región occidental mientras se desarrollaban los proyectos offshore en las costas del estado Falcón.

La necesidad de gas

De acuerdo con la Agencia Nacional de Hidrocarburos al cierre de 2021 las reservas de gas natural de Colombia llegaron a 3.164 giga pies cúbicos, y si no se hace ninguna actividad de exploración para encontrar nuevos recursos, en ocho años el país ya no tendría gas natural para el consumo.

Esta situación es del conocimiento pleno del presidente Gustavo Petro y la misma fue confirmada por la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, quien el pasado 12 de agosto declaró a un medio colombiano lo siguiente:

“Tenemos reservas de gas de siete a ocho años. Si necesitáramos llenar nuestra matriz energética se podría hacer la conexión de transporte de gas con Venezuela”.

Y es que luce como primera opción para Colombia que el suministro de gas se haga desde el país más cercano, en este caso Venezuela, tomando en cuenta además que el precio del gas se ha disparado en Europa, debido a recortes del suministro ruso, por el conflicto en Ucrania.

Venezuela cuenta con unos 197 billones de pies cúbicos de reservas probadas de gas natural, la octava mayor del mundo, y se ha caracterizado por ofrecer precios competitivos en materia de suministro de hidrocarburos.

No obstante estas condiciones, se debe superar la matriz de opinión que se ha venido generando a través de algunos medios, que han publicado análisis de “expertos” que consideran que importar gas de Venezuela aumentará los costos.

Proyecto saboteado por factores de derecha

El Gasoducto Transcaribeño Antonio Ricaurte fue inaugurado por los presidentes Hugo Chávez Frías y Álvaro Uribe Vélez en 2007 y en un primer momento fue Colombia la que proveyó el gas a Venezuela hasta 2015. A partir de ese año fue suspendido por parte de Pdvsa debido a presuntos suministros irregulares que, en promedio, debían estar en 50 millones de pies cúbicos al día y solo se alcanzaron los 20 millones de pies cúbicos diarios.

Las negociaciones entre Pdvsa y Ecopetrol se estaban desarrollando para reactivar los suministros a mediados de 2018 en la fase final del segundo gobierno de Juan Manuel Santos, pero apenas inició la gestión de Iván Duque se cortó toda posibilidad de acuerdo y eso se agravó en 2019 cuando el mandatario colombiano no reconoció a Maduro como jefe de Es