Si se mantiene el subsidio a las importaciones de bienes básicos a través de la tasa preferencial de cambio de 6.30 Bs. por dolar se ha de esperar un abastecimiento del mercado interno en consonancia de cantidad y precios adecuado al subsidio. Si ello no funciona, y se instala el
desabastecimiento en dichos rubros, el subsidio pierde razón socioeconómica de ser. El estado puede entonces o monopolizar la importacion de dichos rubros manteniendo el subsidio de la tasa preferencial o “sincerar” la tasa de cambio y abrirla al sector privado importador por una libre flutuación del precio de la moneda. La proposición aquí es la combinación de ambas medidas. La liberación del precio del bolivar en una banda de oscilación cambiaria en la economía de mercado. Pero a la par la creación de un sector de importación estatal – un semi monopolio del comercio exterior – bajo el subsidio de la tasa de cambio preferencial.
Política cambiaria contra importación
El mercado del dolar paralelo (“dolar today”) cobra sentido económico en cuanto a la maximización de beneficios del comercio privado en el terreno de las exportaciones. El exportador privado exporta bienes y cobra en dólares, lo que a una tasa de cambio paralela, que podemos asumir como especulativa, le reporta mayor cantidad de bolívares al cambiarlos en el mercado interno. Ese exportador con esa sobre-cantidad de bolívares tiene acceso al subsidio estatal de la tasa preferencial de cambio de 6.30 bolívares, compra dólares a ese precio y obtiene ganancias netas basadas en el diferencial cambiario. Exporta cien dólares que le reportan 2000 bolívares al cambio paralelo especulativo y compra unos 317 dólares al cambio preferencial estatal, a 6.30. Con cién dólares (exportados) obtiene ca. 300 dólares (subsidiados). Este especulador tendría cerrado su negocio con el mecanismo cambiario expuesto. Hemos establecido una fluctuación de la tasa de cambio para los importadores privados, a la par de la creación de empresas importadoras estatales que aprovecharían el subsidio del estado sobre la tasa de cambio.
El dolar subsidiado es el precio que el estado en nombre la sociedad le pone a la divisa nacional en aras de satisfacer las necesidades básicas de esa población, por lo tanto la creación de empresas estatales importadoras que aprovechasen ese subsidio del estado justifica socialmente el semi monopolio estatal sobre las importaciones.
En estas circunstancias es de esperar que el precio del dolar en el mercado de divisas liberado convergerá hacia niveles menores que los actuales determinados por el mercado especulativo “dolar today”. La razón de ello respondería a la competencia que el sector importador estatal subsidiado con una tasa de cambio preferencial le haría al sector importador privado. Este sector especulativo abandonaría el mercado de divisas especulativo paralelo y buscaría sus beneficios en el mercado de divisas liberado por el estado, el cual tendería a establecer el precio del dólar según la oferta y la demanda sobre el mismo, y no sobre el diferencial cambiario que hoy le permite al dolar especulativo paralelo aprovecharse del libre acceso de los importadores privados a la tasa preferencial subsidiada por el estado. Estaríamos obligando además a los empresarios privados a poner en juego, en función de sus planes de inversión y producción, las divisas propias que generaría su libre actividad económica.
Política cambiaria contra fenómeno inflacionario
La subida de los precios de las mecancías, la inflación galopante, no está determinada, no se explica por la correlación del valor de la moneda, bolívares, con el nivel de reservas de divisas inernacionales del estado, sino por el sistema de cambio establecido en condiciones de un monopolio privado de producción y distribución de una cesta de productos básicos en la economía venezolana. No se explica tampoco a partir del entendido sobre costos de producción, puesto que no se trata de inflación en bienes intermedios (partes, componentes e insumos para la producción de bienes finales destinados al mercado de consumo). De igual manera no tiene explicación en términos de inflación monetaria, es decir, el aumento desproporcionado de la masa de dinero en circulación por la emisión de papel moneda. Igualmente no se explica por el aumento del poder adquisitivo de la población que ha tenido lugar en los años de Revolución. No hay evidencias económicas demostrables sobre el impacto de estos cuatro factores sobre los niveles de inflación que registra Venezuela. Ello apunta que recurrir a la devaluación de la moneda como antídoto contra el monopolio de la importación por la economía privada y la inflación de la especulación cambiaria conduce a un callejón sin salida a la economía con consecuencias devastadoras para el poder adquisitivo y el consumo del pueblo.
Si se asume, según los estudios bien fundamentados de la economista Pascualina Curcio[i], que el nivel de inflación (141% en 2015 según el Banco Central de Venezuela) está determinado en 71% por el precio del dolar paralelo, ello indica que en esa magnitud el sistema actual de cambio establecido por el Gobierno genera el nivel de inflación inducida en la economía. Esta es la realidad económica. Por lo tanto no es posible recurrir con éxito a medidas puramente administrativas, como el control del uso de las divisas por la economía privada, cuando la ley de la maximización del lucro determina el comportamiento natural de la empresa capitalista.
Al corregir estos condicionamientos macro y microeconómicos estaríamos en presencia de un 30% de inflación anual, razonable puesto que achacable a los desequilbrios productivos de la economía. Esa claridad de causas y consecuencias permitiría ajustar la política económica con el acierto necesario hacia el modelo productivo que proclama la Revolución.
Hacia el modelo productivo sustentable
Es de asumir que el paralelismo del cambio de divisas se mantendría mientras la diversificación productiva de la economía no cambiara la correlación de fuerza entre el capital privado y el capital productivo social. Es decir, en la medida que creciera el sector productivo y lo hiciera de acuerdo a la racionalidad económica requerida la necesidad de mantener este dualismo cambiario disminuiría. Disminuiría también la necesidad de mantener el semi monopolio estatal de las importaciones. Puesto que el antídoto fundamental a la inflación está en el desarrollo de la producción que logre cubrir la demanda efectiva del consumo de las personas y los hogares.
[i] Comparecencia en el Programa La Hojilla; http://www.aporrea.org/contraloria/n284892.html