Las declaraciones del presidente Obama sobre su intención de acabar con el bloqueo a Cuba son presentadas por los medios internacionales como el propio fin del bloqueo.
Pero nada más lejos de la realidad. Un ejemplo. El banco francés “Crédit agricole” acaba de ser condenado a una multa de 694 millones de euros en Estados Unidos por realizar, por ejemplo, transacciones en dólares con Cuba.
Barack Obama dispone de numerosas prerrogativas para dejar el bloqueo casi en el esqueleto, sin necesitar el acuerdo del Congreso.
Puede autorizar el comercio bilateral entre ambas naciones; el uso del dólar por parte de Cuba; puede permitir que la isla adquiera en el mercado mundial productos con más del 10 % de componentes estadounidenses; legalizar la importación en EEUU de productos con materias primas cubanas; o consentir la venta a crédito a la Isla de productos no alimenticios.
Sólo hay cuatro aspectos que Barack Obama no puede tocar sin la autorización del Poder legislativo: no puede autorizar el turismo ordinario a Cuba; permitir el comercio con entidades cubanas que en su día fueron empresas norteamericanas nacionalizadas; la compra de alimentos a crédito por parte de Cuba; o el comercio con la Isla de filiales de compañías de EEUU ubicadas en el exterior.
Pero incluso en esos cuatro puntos Obama puede actuar. Un sencillo ejemplo. Obama puede seguir ampliando las actuales 12 categorías de personas autorizadas a viajar a Cuba.
Y legalizar de facto el turismo ordinario incluyendo en la definición de “viaje cultural” el realizado por quien se comprometa a visitar un museo de la Isla. ¿Se atreverá a ello el Presidente de EEUU?