Adelanto el pensamiento central que me dispongo a compartir con mis lectores/as en esta oportunidad: prácticamente, desde Enero de 1959 Washington le exige a La Habana que
abandone su postura revolucionaria para, en mudanza, suprimir la multilateral agresión del Águila Imperial al Caimán Verde que ya rebasa las cinco y media décadas. Ello, adquirió otro matiz con el extraordinario avance que tuvo lugar el 17 de Diciembre último; pero la esencia es la misma, a juzgar por los datos del quehacer de la Casa Blanca: continúa el mismo objetivo y apenas ha cambiado el método.
Si el examen tiene lugar desde el punto de vista de lo que denominamos Carril I (Guerra Económica), no cuesta mucho trabajo revelar el alcance de la ferocidad del Norte al Sur del Estrecho de la Florida. Así, escapó a la casualidad que Cuba hace unos días denunciara en la ONU que no se ha producido ninguna modificación tangible, sustancial, en la práctica del Bloqueo; que los daños humanos que ha producido son incalculables; que el 77% de los cubanos/as lo han sufrido desde su nacimiento; que las carencias y privaciones que provoca a todas nuestras cubanas no pueden contabilizarse; que calculados conservadora y rigurosamente, los daños económicos que ha ocasionado, en más de medio siglo, ascienden a 833 755 millones de dólares, según el valor del oro; y que a precios corrientes, suman 121 192 millones de dólares —cifra de enorme magnitud para una economía pequeña como la del patio. Muy bien fundada estuvo la reciente votación en la Asamblea General de Naciones Unidas en este orden de ideas, con 191 votos a favor y dos contrarios (EEUU e Israel) de un total de 193 países: ¡Record!
En cuanto a lo que llamamos el Carril II (Guerra Ideológica), ni por asomo se ha de olvidar las diferentes declaraciones que han partido del mismísimo Presidente Obama: por solo citar un ejemplo, a finales del pasado Septiembre, en la mencionada Asamblea General, él no vaciló en significar que seguía teniendo diferencias con el Gobierno de Cuba; que continuarían defendiendo los derechos humanos [léase, derribar en la Isla su Partido dirigente y Democracia, y vía libre a la propiedad generadora de la pobreza a galope]; y que se ocuparían de esos asuntos mediante las relaciones diplomáticas y mayor comercio y relaciones de persona a persona. Ello quiere decir que continúa/rá asechándonos la subversión de ideales cuando el Lobo se vista de Caperucita Roja, a partir de la opción validada en la difunta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) o sea, el momento en que Moscú creyó en las lágrimas de una Fiera.
En este instante, me permito recordar un trascendido sobre qué dijo Allen W. Dulles, fundador e ideólogo de la CIA en la década de los 50, en el “Arte de la Inteligencia” respecto a esa misma URSS:
“Sembrando el caos en la Unión Soviética, sustituiremos sus valores, sin que sea percibido, por otros falsos, y les obligaremos a creer en ellos. Encontraremos a nuestros aliados y correligionarios en la propia Rusia. Episodio tras episodio se va a representar por sus proporciones una grandiosa tragedia, la de la muerte del más irreductible pueblo en la tierra, la tragedia de la definitiva e irreversible extinción de su autoconciencia […].
“Sólo unos pocos acertarán a sospechar e incluso comprender lo que realmente sucede. Pero a esa gente la situaremos en una posición de indefensión, ridiculizándolos, encontrando la manera de calumniarles, desacreditarles y señalarles como desechos de la sociedad. Haremos parecer chabacanos los fundamentos de la moralidad, destruyéndolos. Nuestra principal apuesta será la juventud. La corromperemos, desmoralizaremos, pervertiremos” —las negritas son mías.
En correspondencia con lo hasta aquí apuntado, formulo las preguntas que siguen:
¿Quién, en su sano juicio, se arriesga a acreditar que es una invención el Carril I que practican el Ejecutivo y el Parlamento de Estados Unidos de América en contra de los pueblos cubanos y norteamericanos, además de atentar a ciudadanos/as de terceros países? ¿Será un cuento lo del Carril II, de acuerdo con las mencionadas declaraciones de Obama y bochinches como el orquestado dos semanas atrás por las mercenarias Yoani Sánchez, Rosa María Payá y Tania Bruguera en Nueva York acerca del periodismo independiente, la acción cívica y el arte político? ¿Existen elementos de análisis que amparen certificar que desde la Mayor de las Antillas hacia la Patria de Abraham Lincoln existen también algo parecido a esos Carriles I y II?
Por tanto, considero que es cuando menos una broma de mal gusto manifestar que en las relaciones actuales entre las autoridades político-administrativas en cuestión tiene espacio una suerte de reciprocidad en el cambio de actitud —según cacarean muchos en el exterior y algunos en el patio. Así y en última instancia, encuentro cómo deviene la sentencia en este contexto: ¡Jamás deben ser confundidos víctima (Cuba) y victimario (EEUU)!