José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- Hace tiempo que muchos de los corresponsales de grandes medios han dejado de ser meros periodistas.
La socióloga Ángeles Diez los define como “paraperiodistas” (1): paramilitares informativos cuyas bombas de propaganda consiguen ablandar la opinión pública para que esta acepte o quede inmóvil ante intervenciones y bombardeos reales. Es el patrón aplicado en Yugoslavia, Irak, Libia o Siria. Y el que preparan, desde hace años, para Venezuela.
Para este país “el momento ha llegado”, sentencia Kurt W. Tidd, comandante en jefe del Comando Sur de EEUU, en un documento filtrado titulado “Golpe maestro” (2), que detalla la propuesta de una “operación militar bajo bandera internacional”.
La opinión pública global está preparada para aceptarla, gracias al trabajo perserverante de todo un ejército internacional de paraperiodistas. Uno de ellos es Daniel Lozano, corresponsal en Caracas para diarios como “El Mundo” (de Madrid) y “La Nación” (de Buenos Aires) (3).
El citado documento del Comando Sur apuesta por “hacer más crítica la situación de la población” venezolana, alentando “la insatisfacción popular” mediante “la descapitalización del país, la fuga de capital, el deterioro de la moneda, la aplicación de nuevas medidas inflacionarias”, la obstrucción de “todas las importaciones” y el “desabastecimiento” (4). Toda una confesión que explica que lo que sufre Venezuela no es una mera crisis, sino una guerra económica similar a la que en Chile, en 1973, allanó el terreno para el golpe de estado de Augusto Pinochet (5).
Pero ¿qué han publicado corresponsales como Daniel Lozano sobre este documento? Ni una palabra. Como en su momento hizo la prensa chilena y no pocos enviados extranjeros, su relato diario es el de un país “mezcla de represión, empobrecimiento y migración” (6) debido a la “mala gestión, la corrupción generalizada y los multimillonarios gastos” públicos del gobierno (7). Exactamente el guión propuesto por el jefe del Comando Sur, que habla de “magnificar, frente al mundo, la crisis humanitaria a la que está sometido el país” por culpa de Nicolás Maduro.
Y que llama a presentar a este, en los medios, como una “marioneta de Cuba”. Es lo como hace Daniel Lozano, al repetir en sus crónicas, una y otra vez, la expresión despectiva “Cubazuela” (8).
El periodista afina sus ataques en clave ideológica neoliberal: el culpable de los problemas es el “modelo estatista” del chavismo (9). El bloqueo financiero al país es –como en Cuba- una mera “excusa”. Llegando a afirmar que Venezuela tiene un modelo más estatista incluso que el de Cuba, país cuya economía -asegura- comenzó a mejorar “gracias a las medidas liberalizadoras” de los años 90. Caracas “ha hecho todo lo contrario (…), nacionalizando e interviniendo” (10). Un cuadro completamente distorsionado, porque en Venezuela existen sectores completos en manos del sector privado, mientras en Cuba es el Estado el que sigue controlando la mayor parte de la economía.
Sobre la emigración venezolana, Daniel Lozano explica que hay un perverso “factor electoral”: una “estrategia (de Maduro) para quebrar a la clase media, columna vertebral de la oposición” (11), y “expulsar” “a cerca de cuatro millones de ciudadanos”, ya que “el 90% de los que se van son antichavistas” (12). Sobre la confesión del jefe del Comando Sur, que habla de “un plan para lograr la deserción de los profesionales más calificados del país”, y así agravar más “la situación interna” y “culpar al gobierno”, ni una sola línea.
Para su bombardeo de propaganda, Lozano cuenta con un plantel de supuestos “analistas” y “expertos”, todos ubicados en el antichavismo, pero sobre todo procedentes de la contrarrevolución cubana (13). No leemos ni una sola opinión, ni una sola, favorable a los gobiernos de Cuba o Venezuela.
Así trabajan los paraperiodistas: corresponsales de una guerra aún no declarada.