La publicitada reunión privada del expresidente de Colombia Uribe Vélez rodeado de su familia y de todos los animales domésticos perros, gatos, marranos y caballos amansados que lo acompañan; con el sacerdote jesuita Francisco de Roux actualmente presidente de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad de Colombia, quien estuvo todo el tiempo acompañado de los comisionados Lucía González y Leyner Palacios; celebrada este 17 de agosto de 2021, en su conocida hacienda sinuana del “ubérrimo”, programada mediáticamente con mucha antelación y con un guión escrito publicitado e impuesto de antemano por el entrevistado para dar “su” verdad ante tal Comisión; ha sido analizada desde muy variados ángulos:
Desde la Historia, ¡histórica! Desde la política, abrebocas electoral para el año entrante. Desde la literatura, el gamonal y el capellán de la hacienda. Desde la ética, dos hombres uno sub judice en espera de ser juzgado por la Corte Penal Internacional y otro un asceta pacifista master en economía de la Sorbona de París y en el London School of Economics. Desde la religión dos versiones del catolicismo, la del lefebvrismo integrista de la Tradición Familia y Propiedad enfrentado a la posmodernidad global de la poderosa y rica compañía de Jesús. Desde la filosofía, la verdad absoluta de la metafísica contra la verdad múltiple y compleja de la verdad posmoderna “de cada quien según su propia verdad”.
Desde la multimedia, una excelente puesta en escena de típica exhibición mafiosa colombiana del poder y la riqueza, usted no sabe quién soy yo, vamos jalándole al respetico, usted es un invitado sin ninguna representación oficial que no tiene ni reconozco. Jerárquicas nítidas, manteles floreados donde según un caricaturista darán sopa y seco a la verdad, el entrevistado arriba, los comisionados un poco más abajo, coro de animales, interrupciones de familiares situados fuera de la cámara, platos desaboridos con sabor fecal, en fin…. Toda una escena mediática impresionante.
Y desde el discurso, seis 6 verdades incontrovertibles convertidas en Razones de Estado: 1) Nunca hubo conflicto social armado en Colombia, solo una amenaza terrorista. 2) El acuerdo de la Habana/16 es ilegítimo y las instituciones de paz creadas como la Comisión de la Verdad, la JEP, y el sistema de búsqueda de desaparecidos son espurias. 3) El “rumor” de los falsos positivos fue “a mis espaldas” y cuando se comprobaron, la culpa fue de unos soldados traidores (lo que recuerda la última amargura de Hitler en el búnker de Berlín poco antes de su muerte aquel memorable el 1 de mayo de 1945, culpando a “su” ejército de “su” terrible derrota). 4) Las Convivir narco-paramilitares nunca tuvieron armas largas, eso se dijo por el desespero de tanta violencia. 5) Las extradiciones de los jefes narco-paramilitares desmovilizados a los EEUU, no fue para callarlos sino exigencia de los EEUU y, Luis Carlos Restrepo, el tierno fugitivo de las falsas desmovilizaciones fue un excelente funcionario que logró tales desmovilizaciones. 6) Colombia necesita una amnistía general (pues ya ha quedado claro que la impunidad no puede ir más lejos y los fiscales de la CPI están a la espera).
Con esto, y para sustentar la verdad de mi argumentación; me permito traer la definición del neologismo de origen inglés “postverdad”, dado por una autoridad idiomática como la Real Academia Española (RAE) así: “Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. Los demagogos son maestros de la posverdad.” https://dle.rae.es/posverdad.
También denominada simplemente “mentira emotiva deliberada”, que nos remite a aquel viejo término acuñado por los Nazis de Propaganda. Claro que actualizado con el poderío tecnocientífico y teleinformático actual de los gigantes de la comunicación, la falsimedia especializada, y la decadente teoría del Postmodernismo como cobertura ideológica del actual capitalismo neoliberal de la globalización imperialista, que nos ha insuflado suavemente, a través de las múltiples instituciones supraestructurales de que dispone como escuelas, universidades, partidos políticos, ong´s, Iglesias, y demás aparatos ideológicos de Estado (AIE de Althusser), el cuento de las verdades relativas “de cada quien su verdad”, como por ejemplo las 6 verdades citadas expuestas como “Razones de Estado” en la comentada reunión de la hacienda-cárcel, legitimadas con la solemnidad y la cobertura de una institución para la paz como la Comisión de la Verdad de Colombia.
Verdades relativas que en última instancia actúan como un soporte real de una Post Verdad mayor que tiene claros fines ideológicos y políticos: eliminar la ficción burguesa de la igualdad de todos los ciudadanos frente al Estado, al relativizar la verdad de un representante de la legitimidad y la legalidad de un Estado como lo es un ex presidente de una democracia, con la verdad de un guerrillero rebelde alzado en armas contra ese Estado que ha calificado previamente como delincuente antisocial y combatiéndolo con todo el peso de la Ley y la Legitimidad.
Cuando la paz en Colombia necesita realmente algo diferente a una post verdad y, a las verdades relativas postmodernas: Una verdad verdadera que reivindique a los 10 mil muchachos fusilados por el ejército oficial legítimo, que fueron luego disfrazados como guerrilleros, y dé reparación a las madres de ellos. A los 8 millones de víctimas del conflicto social armado que existió en realidad. Una verdadera Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad de tal conflicto, que dignifique la historia de Colombia (tan mancillada, agraviada y retorcida) con conceptos creíbles y esclarecedores que den sosiego a los atormentados colombianos que se debaten en la peor crisis moral y ética sufrida como nación. Y que tampoco sea un apéndice de la concepción intermedia y metafísica sobre la Paz y la Verdad, que tenga alguna comunidad religiosa por poderosa y rica que sea.
Por Alberto Pinzón Sánchez