Este fin de semana se reportó el asesinato del líder social Jhon Jairo Guzmán en el corregimiento Barro Blanco, de Tarazá, Antioquia.
Las autoridades que hicieron el levantamiento del cuerpo señalaron que los restos del líder presentaban «varios impactos de arma de fuego y heridas con arma blanca».
Jhon Jairo Guzmán se desempeñaba como vicepresidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda El Tesorito de ese municipio ubicado en el Bajo Cauca antioqueño.
En el presente año se han reportado varios asesinatos de líderes en esa zona; como el ocurrido el pasado mes de junio en el que un grupo paramilitar asesinó al líder campesino Edier Lopera dejando su cuerpo expuesto durante cerca de una semana, sin permitir que sus allegados o las propias autoridades lo recogieran, para generar terror y zozobra en la comunidad.
Asimismo, el pasado mes de agosto fue asesinada Sandra Banda Meneses, de 48 años, quien presidía la Junta de Acción Comunal del barrio El Paraíso, del corregimiento La Caucana, del mismo municipio de Tarazá.
En la zona operan grupos armados al margen de la ley como las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia -AGC-, el grupo armado Los Caparrapos y disidencias de las FARC-EP, los cuales se disputan el oro y las rutas del narcotráfico, dejando a la población civil en el medio.
Pese a la fuerte presencia del Ejército y la Fuerza Pública en la zona, ya que el Bajo Cauca es la zona más militarizada del departamento de Antioquia con por lo menos 5.000 hombres de la Fuerza de Tarea Conjunta Aquiles y 2.000 más de la operación Agamenón 2 —según voceros de CCEEU (Nodo Antioquia) — los hechos victimizantes en contra de la población civil siguen ocurriendo.
Según registros del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz –Indepaz-; en Antioquia han sido asesinados al menos 23 líderes sociales en lo que va del año 2020, lo que se constituye en casi el 10% de los asesinatos perpetrados en todo el territorio nacional, siendo la región del Bajo Cauca antioqueño una de las más afectadas.