Aviso

 

Después de tres meses de confinamiento en todo el territorio nacional, es importante el análisis y la reflexión sobre el estado de cosas en circunstancias especiales, la Dictadura del Coronavirus.

El acontecer político, sociocultural y económico ha develado ante el pueblo, los verdaderos tentáculos e intereses de la élite que mal gobierna este país y el mundo contemporáneo. Ha caído la máscara de la falsa democracia en plena actuación de la pandemia. El pueblo ha conocido el verdadero rostro del régimen, la necropolitica.

La necropolítica usa el poder social, político y económico para dictaminar quién vive o muere. Los dirigentes del horror se nutren de miedo y sangre de sus víctimas. Actúan al margen de la ley o con leyes hechas a su antojo y medida. Ejercen autoridad mediante el uso de la violencia, y se arrogan el derecho a decidir sobre la vida de los gobernados.

Asistimos a la práctica siniestra de la economía de la muerte, propia del sistema capitalista. El cual con  sus fuerzas económicas e ideológicas en sus relaciones de producción y poder mercantilizan o cosifican al ser humano; convirtiéndolo en un ser desechable. Amparados en la emergencia económica, so pretexto pandémico, los necropolíticos instauraron la dictadura del Coronavirus. Decretan medidas e implementan políticas económicas, laborales, sanitarias, educativas y de seguridad; combinado con la represión, la militarizando territorios y el secuestro en nuestra propia casa.

De cuarentena en cuarentena, al pueblo medroso de lo desconocido, le roban a manos llenas, lo despojan de sus derechos, bienes, dinero y hasta su propia vida. Hacen añicos la constitución, favoreciendo el cartel financiero y empresarial; legitimando el narcotráfico y al crimen organizado; asesinando de manera selectiva a quienes disienten u oponen a sus políticas, a lo económico,  lo laboral, lo mineroenergetico, ambiental, antidrogas, etc.

Luego de este análisis a vuelo de pájaro, sobre el estado de cosas, en modo Coronavirus, solo nos queda reflexionar, al tener certeza del verdadero rostro de los enemigos del pueblo. Hay que prepararse de todas las formas posibles para confrontar de pies a cabeza, no al monstruo de mil cabezas, sino al sistema necropolitico y sus farsantes.

Se hace inminente y necesario transformarse y transformar la vida en común que hasta el momento hemos conocido como única y posible.  Existen otros mundos posibles que nos merecemos explorar para construir una nueva sociedad en común anteponiendo la biopolítica a la necropolítica.

La política centrada en la vida, la vida misma sea el foco principal de atención de todos y todas. Rendirle homenaje diario a la vida, para exaltarla y dignificarla, es decir, construir una cultura de y por la vida en todas sus expresiones.

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