La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró en el año 2010, que cada 30 de agosto sea el Día Internacional de las Victimas de Desaparición Forzada.
¿Cuántas familias esperan diariamente el regreso de un ser querido?, ¿cuántas familias lo dejan todo por buscar a quien se fue pero no volvió a llamar?, ¿cuántas familias humildes esperan que los organismos de búsqueda, encuentren a sus hijos? Claro, como son hijos de los pobres su búsqueda dura mucho más en tener resultados o simplemente no se da, son desaparecidos, hechos invisibles para la sociedad.
Como lo define la Organización de las Naciones Unidas (ONU) “(…) se califica desaparición forzada cuando una persona es arrestada, detenida o trasladada contra su voluntad por agentes gubernamentales, grupos organizados o individuos que actúan en nombre del Estado”. (Latinoamericanpost.com)
Las cifras son contundentes, las desapariciones ocasionadas por personal vinculado de manera directa o indirecta con el Estado aumentaron entre los años 2016 y 2017 en un 77%. Bogotá, el Valle del Cauca y Antioquia son las zonas donde más ocurren. El 99.51% de las desapariciones quedan impunes, y hasta julio de este año se han presentado 119 presuntos casos, entre los que se cuentan desapariciones de líderes campesinos, comunitarios, desmovilizados, miembros de movimientos políticos, comunidad LGTBI, grupos étnicos y desplazados. (Movice).
El negacionismo de la desaparición y la pena de muerte
La Fiscalía General de la Nación junto con Instituto de Medicina Legal, emitieron una declaración en donde aseguran que por los hechos ocurridos en la retoma del Palacio de Justicia en noviembre de 1985 no se presentaron desapariciones forzadas a manos de las Fuerzas Militares, el informe afirma que “no hubo personas desaparecidas, sino malas identificaciones, y la entrega equivocada de cuerpos a los familiares de la sus víctimas”. Cambiando la verdad sustentada por los hechos.
A pesar de que la Constitución Nacional de Colombia en su artículo 11 afirma “El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte”, no se cumple, pues la desaparición forzada es también, la aplicación de la pena de muerte.
Es un deber denunciar la Desaparición Forzada como horrible práctica estatal y hacer todos los esfuerzos posibles para detenerla.