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En momentos en que arrecia el exterminio de los líderes sociales y de los ex integrantes de las Farc, los cuales son masacrados por fuerzas del neoparamilitarismo cercanas al Centro Democrático y a la retórica violenta y asesina de su jefe, el senador Uribe Vélez, se presenta el grave hecho de la desaparición y posible muerte de Jesús Santrich el destacado líder de las guerrillas revolucionarias que ha cuestionado con mucha valentía y lucidez la destrucción de los aspectos avanzados y democráticos de los Acuerdos de paz firmados desde el 2016.

El actual gobierno de Duque avanza en su tarea de hacer trizas los consensos de paz mediante el ataque a la Justicia Especial de Paz, la parálisis de la reforma rural integral, la negación de las circunscripciones especiales de paz para las víctimas y el regreso a la guerra contra las drogas. Es en ese contexto en que se da el desgraciado evento de hoy con Jesús Santrich, quien estaba bajo la protección del Estado y de los funcionarios de la Unidad Nacional de Protección UNP.

Quien debe responder por la integridad y seguridad de Santrich es el gobierno. Quien debe dar una pronta respuesta por su desaparición es el Presidente de la Republica, pues en los Acuerdos de paz así está establecido, pero tal cosa no se da y el asesinato de los ex miembros de las Farc es sistemático y expansivo. No hay semana que pase sin la noticia de un asesinato o desaparición de quienes integraron en el pasado a las Farc y creyeron en la buena fe del Estado y sus gobiernos.

Que los directivos gobiernistas de las Farc en vez de acusar a Santrich de una “fuga” más bien se enfoquen en preguntarle al gobierno, a la Ministra del Interior y a la ONU, por qué están desapareciendo y asesinando a los ex guerrilleros; por qué en el caso de Santrich no procedió el esquema de seguridad y protección de la UNP.