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Por: Marleen Bosmans

A juzgar por la escasa cobertura mediática, no hay tanta gente que se interesa por lo que se dice en las reuniones de las Naciones Unidas. Desde hace algún tiempo ya la autoridad de la ONU se está debilitando. Las guerras en el este del Congo, Sudán, Ucrania, Gaza y ahora también en el Líbano lo ilustran de manera contundente. Sin embargo, un discurso destacó por encima de las numerosas intervenciones de los jefes de gobierno presentes sopesando cuidadosamente sus palabras. Fue cuando el presidente Gustavo Petro de Colombia habló.

El purgatorio y la impunidad

En la última semana de septiembre, presidentes, reyes y primeros ministros de todo el mundo asistieron a la Reunión de Alto Nivel de la 79ª Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York (24-30 de septiembre de 2024). Comenzó el fin de semana anterior con una cumbre especial sobre el futuro del mundo. En la última etapa de la realización de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, consideraron que era necesario un “Pacto para el Futuro” que alentara a las nuevas generaciones. Porque de verdad, el mundo no anda bien.

António Guterres, Secretario General de la ONU, no se anduvo con rodeos. Comenzó refiriendo al afán bélico creciente. «Hemos llegado al purgatorio de la polarización», advirtió. «Estamos viviendo en una era en la que un número creciente de países consideran que el derecho internacional no se aplica a ellos».  La impunidad con la que violan la Carta de la ONU, invaden países, destruyen sociedades y desprecian abiertamente el bienestar de sus propios pueblos es cada vez peor. «Gaza es una pesadilla sin cesar», alarmó Guterres, donde la velocidad y la escala de las matanzas y destrucciones han alcanzado proporciones sin precedentes.

Gaza domina el debate

Que la situación en Gaza fue un tema muy debatido al que muchos representantes de gobierno harían referencia en sus intervenciones, no fue una sorpresa. Las intervenciones más notables provinieron de países no occidentales que no tuvieron pelos en la lengua. El presidente Erdogan de Turquía, advirtió que “en Gaza no sólo mueren los niños, sino también las Naciones Unidas”. El presidente Lula de Brasil enfatizó que “el derecho a la defensa se ha degenerado en el derecho a la venganza”. El rey Hussein de Jordania comparó el impacto de las Naciones Unidas con los convoyes de ayuda de la ONU que siguen parados esperando a pocos kilómetros de la frontera de Gaza. El presidente Ramaphosa de África del Sur recordó la historia de su propio país, donde el apartheid fue derrotado gracias a la determinación de una ONU que se mantuvo fiel a sus propios principios. Reiteró su llamamiento a dejar de aplicar de manera selectiva las normas del derecho internacional. Pero quizás la intervención más apasionada fue la del presidente Gustavo Petro de Colombia, quien se dirigió a los gobiernos y pueblos a los que no se escucha.

El poder de destrucción

Petro inició su discurso leyendo una carta de Antonella, su hija de 16 años. En la carta habla de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada para quienes Colombia es el corazón del mundo. “Si somos el corazón, tenemos que dar el ejemplo (…) y por eso invitamos a todos los países a hacer un acto de conciencia y dejar al lado la codicia que está matando al ser humano y a la madre tierra y dar un paso hacia la paz”.

Gustavo Petro en la sesión de la 79 Asamblea General de la ONU el 24 de septiembre de 2024

Después de haber leído las palabras de Antonella, Petro lanzó su propio discurso que comenzó con: “Señoras y señores presidentes del mundo, en este recinto la capacidad de comunicación de un presidente depende de la cantidad de dólares que tenga en su presupuesto, de la cantidad que tenga de aviones de guerra y en el fondo de la capacidad que tenga su país de destrucción sobre la humanidad”. Colombia es uno de esos países a los que no escuchan, a pesar de que representan la gran mayoría de los gobiernos y de la mayor parte de la humanidad. «Cuando votamos que se detenga el genocidio en Gaza, una minoría de presidentes que pueden detener el bombardeo se niega a escucharnos”. Y con esa minoría se refiere a los presidentes de aquellos países que tienen el poder de destruir a la humanidad.

La humanidad muere en Gaza

“Ha comenzado el fin”, continuó Petro. Hace un año, antes de que cayera la primera bomba, había pedido a la ONU que organizara una conferencia de paz para Palestina. “Hoy tenemos 20.000 niños y niñas asesinadas bajo las bombas y los presidentes de los países de la destrucción humana se ríen en los pasillos con ayuda del poder de comunicación de los medios mundiales que hoy están en propiedad de los grandes capitales. Reordenan el mundo sin democracia, sin libertad. El proyecto democrático de la humanidad está muriendo con la vida.”

Petro calificó de racistas a los responsables de lo que está sucediendo en Gaza, son “los que creen estúpidamente que los arios son la raza superior.” “El pueblo de Dios”, aclaró, “no era el pueblo de Israel, no es el pueblo de los Estados Unidos de Norteamérica, sino el pueblo de Dios es la humanidad toda y los niños de Gaza”. En Gaza están matando a la humanidad y los gobiernos que aplauden el genocidio son cómplices.

Poder y destrucción

Para Petro, Netanyahu es un criminal que quiere demostrar que las bombas pueden matar a la gente. Al mismo tiempo, Petro sabe muy bien que el 1% más rico del mundo adora a Netanyahu  como su héroe.

Ese 1% son los oligarcas que hacen bailar a los políticos – incluidos los presidentes de los países más poderosos – a su son porque financian sus campañas electorales, controlan los medios de comunicación y determinan qué se piensa y qué se dice  mientras que ellos mismos gritan “Viva la libertad”. Son los oligarcas del sistema del libre mercado que no es nada libre sino al contrario siembra muerte y destrucción en Gaza con sus bombas. Son ellos los que unilateralmente deciden bloquear a Cuba y Venezuela porque no quieren someterse a su dominio y por tanto deben ser aniquilados.

Petro también arremetió contra la codicia del 1% que es responsable de la destrucción del planeta. La destrucción de Gaza y la destrucción de la Tierra van de la mano. Se refiere a los científicos que advierten de las catastróficas consecuencias de la desaparición de la selva amazónica. Pues bien, ha llegado el momento, la selva amazónica está en llamas. El calentamiento global y la crisis climática, han hecho que en tan solo un mes ya se han quemado más de 11 millones de hectáreas.

Los oligarcas del 1% están llevando a la humanidad a la destrucción total con el único fin de maximizar aún más sus riquezas. Y en esto cuentan con el apoyo de políticos que comen de sus manos y los siguen ciegamente, mientras los gobiernos del resto del mundo los observan y se sienten impotentes.

Es hora de una nueva revolución

Petro habló al mundo “desde la voz débil de un país sin armas de destrucción masiva, sin dólares, sino hermoso por su diversidad natural y cultural.” Habló como el presidente “del país de la belleza y de las mariposas de todos los colores.”

“Ya no es la hora de los gobiernos sino la hora de los pueblos,” avisó. Ha llegado la hora de pasar la bandera a los pueblos del mundo. Se refería a la lucha de clases de los trabajadores que hace un siglo levantaron la bandera roja del socialismo. ‘”la bandera roja no encontró su lugar en la historia,” pero Petro está convencido de que haya llegado el momento de izar de nuevo la bandera frente el gigantismo del capital. Quizás sea una bandera multicolor, la bandera de un nuevo socialismo, ya no para defender a una clase social en particular, sino una bandera que una a la humanidad y se inspire en lo mejor que el mundo y su historia pueden ofrecer. Mencionó el modelo de diálogo social en Europa, las ideas democráticas de los fundadores de EE.UU., el enorme poder de la diversidad y la idea de libertad de Simón Bolívar en América del Sur, los tambores de África que comunican con el mundo espiritual , el amor universal de Jesús y las numerosas civilizaciones que rinden homenaje a la luz y a la vida.

Levantaron el dedo medio

La Asamblea General todavía estaba en pleno apogeo, pero eso no impidió a Israel que intensificara sus bombardeos sobre el Líbano. El presidente Biden elogió los esfuerzos de EE.UU. para traer la paz y garantizar la seguridad de Israel. Dijo que miraba hacia el futuro con confianza.

El 1% aún no está dispuesto a escuchar. Es como si Biden quisiera triunfar donde Trump fracasó: amordazar y silenciar a las Naciones Unidas. Pero puede ser que el 1% calcule mal.

Traducción hecha por la autora. Versión original publicada en De Wereld Morgen, Bélgica, 3 de octubre de 2024,  bajo el sistema de Creative Commons:  (https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2024/10/03/colombiaanse-president-gustavo-petro-houdt-vurig-pleidooi-voor-een-wereldwijde-revolutie).

Marleen Bosmans es politóloga y lleva toda una carrera como experta de derechos humanos en distintas áreas de la cooperación internacional en América Latina y el Caribe, Africa y Asia.