Aviso

Tras la demostración de civismo que dio el jueves el pueblo revolucionario que se concentró en la avenida Bolívar de Caracas para respaldar a la Revolución Bolivariana, y el fracaso de los planes violentos que pretendía activar la autodenominada Mesa de la Unidad (MUD) para derrocar al presidente de la República, Nicolás Maduro, Venezuela dio una lección de responsabilidad y demostró que no necesita asesores extranjeros para manejar sus asuntos internos, indicó este domingo el periodista José Vicente Rangel.

 

Durante su programa dominical José Vicente Hoy, que transmite Televen, Rangel señaló que “la marcha de la MUD del 1° de septiembre fue convocada con el mismo formato de la que realizó la oposición hace 14 años, el 11 abril de 2002, pensando que podía darse una repetición mecánica de aquel evento”, que dejó 19 muertos y 72 heridos de bala, entre simpatizantes del Gobierno como de la oposición.

 

El analista político señaló que la plana mayor de la MUD engaño a sus seguidores al darle a la convocatoria de movilización del 11 de septiembre características épicas, que al final no se cumplieron.

 

El anuncio de que un millón de personas marcharían sobre Caracas para tomar la ciudad generó colosales expectativas”, expresó Rangel, al tiempo que indicó que “la euforia que desató en el colectivo opositor, la esperanza de que por fin sería derrocado el presidente Maduro contrastó con el mensaje de los dirigentes de que no era ese el objetivo de la movilización, sino efectuar un acto cívico democrático, respetuoso de la Constitución”.

 

“¿Era creíble esta versión (de la MUD)?, desde luego que no”, se preguntó Rangel, y apuntó que las declaraciones de los actores de la oposición no dejaban lugar a dudas acerca del carácter subversivo de sus planes.

 

“La marcha no era expresión del derecho a manifestar sino la determinación de aprovechar la oportunidad para derrocar al presidente constitucional Nicolás Maduro, como ocurrió el 11 de abril (de 2002) con el presidente Hugo Chávez (…).El país estaba preparado para un choque de trenes ese día, una marcha multitudinaria opositora y una contramarcha igual del chavismo presagiaba un resultado sangriento”, manifestó el periodista.

 

Sin embargo, destacó a diferencia de los sucesos del golpe de Estado de abril de 2002, las fuerzas revolucionarias habían aprendido la lección y para que la marcha opositora lograra su cometido tenía que enfrentar “a un Gobierno preparado para responder al desafío y un chavismo que tenía el control organizado de la calle”.

 

“Hubo una marcha, pero no la que estaba prevista cargada de violencia, la marcha del millón de personas para tomar Caracas ni remotamente reunió esa cifra, y por consiguiente no tomó la ciudad”, y por consiguiente, “lo que se impuso fue la aspiración mayoritaria de los venezolanos de dilucidar pacíficamente sus diferencias, la voluntad de convivir por encima de la polarización, el rechazo al derramamiento de sangre, sentimientos que fueron determinantes para frustración de los violentos que estaban allí”, dijo el periodista.

 

Al respecto, Rangel manifestó que la decisión de la MUD de no llegar al centro de Caracas tal y como había prometido puede tener dos lecturas entre sus seguidores: un acto de sensatez o un síntoma de debilidad.