Bajo una temperatura entre los 27°C y 33°C reposan las semillas de maní de la variedad Georgia 06G en la hacienda de la Agropecuaria Radum, ubicada en El Tigrito, municipio Guanipa del estado Anzoátegui. Con separaciones de entre 30 y 40 centímetros en surcos divididos de 40 a 50 centímetros, comienzan a aparecer las primeras flores amarillas que indican que la cosecha va por buen camino.
Esta variedad de semilla proviene de Estados Unidos y fue desarrollada en 2006 por la Universidad de Georgia, la cual describe en su portal web que se trata de un maní tipo corredor de alto rendimiento y semillas grandes.
Se descubrió, entre 2003 y 2005, que Georgia-06G tenía la menor incidencia de enfermedades y en Venezuela se adapta al 100% con los suelos arenosos de regiones como Anzoátegui, principal estado productor del rubro con hasta 3.000 toneladas al año, así como en Monagas y Yaracuy, refiere el Ministerio para la Agricultura Productiva y Tierras.
Producción de maní
La producción de maní en las tierras anzoatiguenses se da de la mano de agricultores como Ricardo Da Cunha, presidente de la Agropecuaria Radum, que en el año 2016 inició operaciones sembrando sus primeras 100 hectáreas (ha) de maíz, luego se expandió con 200 ha y, finalmente, en 2020 comenzaron con el cultivo del maní, un rubro rico en nutrientes, antioxidantes, proteínas, fibra, folatos, magnesio y grasas monoinsaturadas.
“Nuestra agropecuaria nació producto de muchos sueños que teníamos en común y queríamos ver materializados a futuro para nuestro sustento; adicionalmente, nuestros padres nos inculcaron el amor hacia la agricultura, crecimos corriendo en campos venezolanos”, expresó Da Cunha a Últimas Noticias.
Siembra y cosecha
En Venezuela la temporada ideal para comenzar a sembrar el maní es después de que finaliza la época de lluvias, pues se requiere alcanzar una humedad óptima del suelo para que la semilla germine.
Da Cunha explica que lo principal para sembrar maní es la preparación del terreno, usando la maquinaria como pase de rastra para luego pasar al arado vertedero y, posteriormente, hacer las pruebas de suelo para verificar si tiene los nutrientes para que nazca la planta. De no ser así, debe abonarse la tierra.
Una vez que los suelos están óptimos, comienza el proceso de siembra con ayuda de una sembradora especial para maní, luego se riega el suelo mediante un sistema con pivotes, manteniendo así la planta hidratada en el momento que lo requiera.
Tras esos procesos, se aplican fertilizantes y fungicidas, dependiendo de las necesidades de la planta en su crecimiento. Una vez que comienza la floración “sabemos que vamos por buen camino”, aseveró el agricultor.
Para obtener los frutos de la siembra, deben pasar al menos cuatro meses. Los períodos ideales en el país varían entre junio y diciembre, como meses para sembrar; los meses de octubre y noviembre para cosechar la primera siembra; y abril-mayo para la segunda.
Es determinante respetar su tiempo de reproducción de 140 días para proceder a la cosecha mediante el uso de una arrancadora especial para maní. Una vez arrancado, permanece en el suelo hasta alcanzar la humedad óptima para pasarlo por una cosechadora y luego ser trasladado a la planta e iniciar el proceso de obtención del producto.
Finalmente, el maní se guarda en sacos y cavas para su venta y despacho. En el caso de Radum tienen una producción de alrededor de 800.000 kilogramos por cosecha, obteniendo derivados como maní de confitería entero, maní de confitería partido, maní blancheado, maníes preparados o saborizados, mantequilla de maní, entre otros.
Impulso a la producción
“Es importante promover la producción nacional; el maní es una leguminosa muy noble que bien tratada se da muy bien en las tierras venezolanas, esto beneficia al país generando nuevos empleos y cubriendo a su vez las necesidades del pueblo venezolano”, reflexionó Da Cunha.
Aunque la Agropecuaria Radum tiene propuestas para exportar su producto, actualmente son parte del 90% de los productores que destinan su producción al país, abarcando al consumidor venezolano en gran parte del territorio.
El agrónomo destaca que, entre sus intereses como productor, está ayudar a otros emprendedores del rubro, bien sean grandes o pequeños productores, con planes de 100% financiamiento y acompañándoles en la elaboración del producto final.
En sus terrenos también cosecha la soya para luego ser vendida a productores de alimentos de animales como vacas y toros. De esta manera suma otro rubro importante para impulsar la producción en tierras venezolanas. La Agropecuaria Radum de El Tigrito aporta 800.000 kilogramos por cosecha en la entidad.