ncertidumbre es no tener certeza de lo que nos depara el futuro, desconocer lo que sucederá a corto plazo, no tener control de la situación. La presencia del coronavirus en nuestras vidas, la declaración de la pandemia y el confinamiento, han ocasionado angustia, ansiedad y estrés por el miedo a no saber qué va a suceder. Pasamos del miedo a la rabia o viceversa, de la tristeza a la alegría, según el momento. Antes hemos conversado de la intensidad de estas emociones, incluyendo la apatía y el desgano. La tarea es no permitir que se desborden, lo que da paso al pánico.

Tenemos que aprender a gestionarlas utilizando paciencia y autocontrol. ¿Cómo hacer para gestionar nuestras emociones? Lo primero es identificar lo que sentimos, miedo, tristeza, soledad,etc. Compartirlo con la pareja, la familia o alguien de confianza ayuda a aliviar la carga. Cambiar el foco de atención hacia actividades positivas como disfrutar de lecturas y películas agradables y optimistas. Organizar el horario y mantener una rutina nos produce sensación de control.

Evitar informaciones tremendistas o caóticas y compartir con personas negativas, ayuda a preservar la salud emocional. Estar bien informados es necesario, pero permanecer pegados al televisor y a las redes, viendo malas noticias, no es recomendable.

Ser agradecidos por lo que sí tenemos es una manera sana de enfrentar una situación que es nueva para la humanidad, así como la aceptación de que nada será igual pues hemos cambiado hasta la forma de ver la vida y las circunstancias.

Si a pesar del esfuerzo siente que no logra controlar el estrés y la angustia, lo recomendable es buscar ayuda especializada. La invitación es a vivir bien a pesar de todo.