Según el Wall Street Journal, el actual gobierno de los Estados Unidos de América estaría preparando un paquete para aliviar las sanciones impuestas a la República Bolivariana de Venezuela, lo cual permitiría a la petrolera Chevron retomar una serie de proyectos en la nación suramericana, hecho que de consumarse tendría una serie de consecuencias en todos los ámbitos, incluido el diplomático.
Para nadie es un secreto, que el Gobierno de Nicolás Maduro a medida que han pasado los años, se ha fortalecido por todas las acciones unilaterales e ilegales que han intentado o apoyado, por acción u omisión, las distintas administraciones que han pasado por la Casa Blanca para defenestrarlo, el efecto ha sido todo lo contrario, desde reconocer presidencias imaginarias, hasta intentos de invasiones, magnicidios y un largo etcétera; por ende Estados Unidos y sus aliados fracasaron en su intento de derrocar a la Revolución Bolivariana.
En este mismo orden de ideas, el escenario político en el contexto latinoamericano ha dado un giro de 180 grados, el caso de Colombia que era el ariete de esa política frustrada norteamericana, ha cerrado filas por normalizar las relaciones con Venezuela, de igual manera la inminente vuelta de Lula Da Silva a Brasil, avizora una nueva arquitectura en la región y que de seguro será muy distinta al tristemente célebre y difunto Grupo de Lima.
A nivel global, la Operación Especial Militar o Guerra de Ucrania (cómo prefieran llamarla) ha sido un detonante de un rosario de sanciones de Occidente contra Rusia, enfocadas principalmente en sus hidrocarburos, en la cual Europa busca de una manera un tanto descabellada y anti natural, importar todo el gas y petróleo desde otros lugares del mundo, para no entrar en detalles.
Asimismo, Occidente pretende imponer un precio tope al petróleo ruso, lo que ha tenido una respuesta monolítica en la OPEP, se acordó rebajar la producción 2 millones de barriles para defender los precios, por lo que no quedan muchas alternativas para abastecer el mercado europeo en el corto plazo sino en la República Islámica de Irán y en la República Bolivariana de Venezuela, ambas naciones sancionadas y renacidas en procesos revolucionarios y disruptivos.
Por ende, el afán sancionador ocidental le ha jugado en contra, sobre todo en Europa donde es claro que no tienen recursos energéticos, por ende deben por principio de sobrevivencia lógica, destrancar las sanciones a Venezuela y retomar el Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC) o mejor conocido como Acuerdo Nuclear de Irán.
En este contexto, se encuentra de por medio la situación de iure que ha creado EEUU al no reconocer el Gobierno de Nicolás Maduro, sin embargo los hechos demuestran lo contrario, cada vez hay más contactos directos entre Caracas y Washington y el canje de prisioneros consumado a principios de Octubre es la mejor prueba de ello, 6 ciudadanos americanos más un residente procesados por corrupción y espionaje, por dos venezolanos vinculados con la familia presidencial condenados por narcotráfico, es la punta de iceberg de una negociación mucho más profunda, que indudablemente implica la liberación del Enviado Espacial Alex Saab y la normalización de las relaciones petroleras.
Los Estados Unidos de América tendrá en noviembre elecciones de mitad de mandato y ya se están calentando los motores para la pugna presidencial en el 2024, la política norteamericana como en casi todos los países del continente está polarizada, los detractores ocontra los simpatizantes de Donald Trump, la decadencia americana contra los MAGA (Make America Grate Again) y como siempre el Estado de la Florida será primordial para aspirar al número mágico de 270 votos electorales y precisamente esa entidad es donde se concentran la mayor cantidad de enemigos de la Revolución Bolivariana.
Reconocer el carácter diplomático de Alex Saab y su liberación implica un costo político en un estado bisagra clave, de igual manera el aumento desmesurado de la energía en EEUU sobre todo en el sur y este del país, donde era el mercado natural del petróleo venezolano durante más de un siglo, implica un riesgo innecesario que se pudiera solventar volviendo a la mesa de negociación en México, con una oposición hecha polvo cósmico y quizás abrir las embajadas en ambas capitales.
En todo éste mare magnum jurídico - político, está la posibilidad cierta de que los juicios contra el Diplomático Alex Saab sea declarado a su favor, sobre todo la apelación que dirime su carácter de enviado especial, pudiendo quedar la Administración Biden "sin el chivo y sin el mecate", dando muy mala impresión ante el norteamericano de a pie que necesita surtir gasolina y prender la calefacción, ajeno e ignorante de una pugna extraña y focal de migrantes inconformes.
En todo caso, Estados Unidos sigue haciendo buenos negocios vendiendo gas y petróleo caro a los europeos y necesita más y está a 4 días en barco y a un indulto de distancia.
Abg. Jesús Millán Alejos
Analista Internacional.