Aviso

Pasqualina Curcio

El mapa de Venezuela se tiñó nuevamente de rojo la noche del 21 de noviembre de 2021. El Polo Patriótico ganó 19 de los 23 estados más la Alcaldía de Caracas. Un triunfo que permite a las fuerzas revolucionarias seguir gobernando en la mayoría del territorio nacional, lo cual no es poca cosa en el marco de una guerra no convencional y multidimensional declarada por el imperialismo contra el pueblo venezolano. Los factores políticos de la oposición le hicieron, como siempre, parte del trabajo a las fuerzas revolucionarias con sus profundas divisiones, así como por el descontento de sus seguidores ante la bufonada de Juan Guaidó, su supuesto gobierno “interino” y la apropiación indebida de nuestros activos.

Ahora bien, es necesario hacer una lectura adicional de los resultados electorales por parte del Polo Patriótico y de las fuerzas revolucionarias en general. Y es que la propia naturaleza de estas elecciones (regionales y municipales) que divide la contienda en 23 estados y 335 alcaldías permitió que esta fuerza política ganara la mayoría de los estados y municipios a pesar de que obtuvo el 45,7% de los votos, es decir, menos de la mitad, porcentaje que tiene muchísima importancia en el marco de elecciones de otra naturaleza, específicamente nacionales, léase eventual referendo revocatorio del presidente donde las opciones son “si o no”, o las elecciones presidenciales, por lo general polarizadas.

Leer concienzuda y auto críticamente la abstención es una tarea necesaria, lo cual pasa, primero por reconocer que hubo una abstención relativamente alta, y luego por identificar sus causas especialmente en un escenario en el que, a diferencia de otros comicios, los factores políticos de oposición llamaron a sus seguidores a votar y no a abstenerse. Analizar en detalle y críticamente las causas de estos resultados también es necesario. 

El silencio también es un mensaje

Lo apropiado es comparar la abstención de los procesos electorales de la misma naturaleza, es decir, regionales con regionales o presidenciales con presidenciales porque la motivación a votar y el costo de votar para los electores son diferentes entre procesos de distinta naturaleza. 

Según datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), la abstención en las elecciones de gobernadores de 2017 fue 38,93% y la participación 61,07% con respecto al padrón electoral, resultados que contrastamos con la abstención de 57,74% y una participación de 42,26% en los recientes comicios. La participación cayó 18,81 puntos porcentuales.

En 2017 votaron 11.441.497 electores, mientras que en 2021 acudieron 8.659.996 (a pesar de que, el padrón electoral aumentó en 1.189.134 de nuevos votantes: en 2017 era 19.740.853 y en 2021 sumaron 20.929.987). En otras palabras y en términos absolutos, en 2021 acudieron 2.781.501 de electores menos. Dicha diferencia equivale al 24% de los votantes con respecto a los que ejercieron su derecho al sufragio en 2017. Cuáles fueron los motivos por los cuales estas personas decidieron no manifestarse es una lectura que debe ser realizada por las fuerzas revolucionarias.

Así como también debe ser analizado el hecho de que, según datos del CNE, en las elecciones regionales de 2017 el Polo Patriótico obtuvo 6.126.525 de votos y en 2021 se le contabilizan 3.953.646 (no están incluidos los votos del estado Barinas en ninguno de los dos casos). En otras palabras, las fuerzas revolucionarias obtuvieron 2.172.879 menos, lo que equivale al 35% de los votos del 2017. Resaltamos el hecho de que, mientras los votos totales en 2021 fueron 24% menos que en 2017, los del Polo Patriótico fueron 35% menos con respecto al 2017. Este dato debe llamar la atención a las fuerzas revolucionarias. 

Descifrando las causas 

El bloqueo del corazón y de la mente, la indolencia, la incapacidad, la corrupción, la ineficiencia por parte de algunos dirigentes gobernadores, alcaldes y ministros que se han alejado del pueblo son algunas de las causas de la abstención y la pérdida de 2.172.879 de votos de la revolución el 21 de noviembre. Que conste que no lo estoy diciendo yo, lo dijo el presidente de la República Nicolás Maduro y presidente del PSUV. Yo solo estoy parafraseando lo que, de paso, comparto.

El presidente también se refirió a los efectos criminales del bloqueo imperial cuyo objetivo, confesado por los propios voceros de la Casa Blanca, es hacer sufrir al pueblo venezolano para derrocar la revolución bolivariana. Recordemos las palabras de William Brownfield en 2018, así como los objetivos y planes suscritos por el Jefe del Comando Sur en el documento “Golpe Maestro para derrocar la revolución bolivariana” de 2018: “Intensificar el derrocamiento definitivo del chavismo, socavar el apoyo popular, alentar la insatisfacción popular aumentando el proceso de desestabilización. Incrementar la inestabilidad interna a niveles críticos, intensificando la descapitalización del país, la fuga de capital extranjero y el deterioro de la moneda nacional, mediante la aplicación de nuevas medidas inflacionarias que incrementen ese deterioro”.

Más allá de los bloqueos (el mental de algunos dirigentes y el financiero por parte del imperialismo) hay otra lectura que autocríticamente sugerimos debe realizar el Polo Patriótico. Nos referimos a la respuesta que, desde el Estado se ha dado a los ataques imperiales, por ejemplo, la manifiesta impunidad a los actos de latrocinio de nuestros activos por parte de los factores políticos de oposición mientras sus autores materiales transitan libremente nuestro territorio, algunos incluso llegaron a ser candidatos y otros están fuera de nuestras fronteras, o por ejemplo, el hecho de que, quienes incitaron al odio y la quema de personas vivas no han pagado por sus delitos, o por ejemplo, la política económica que, a todas luces, no solo no ha logrado neutralizar los efectos de la guerra económica en lo que al deterioro de las condiciones de vida de los venezolanos se refiere, sino que, por el contrario, los ha potenciado en el marco de paradigmas monetaristas caracterizado por la disminución de la cantidad de bolívares y con esta la minimización del gasto público, incluyendo el situado constitucional que va a los estados y municipios; la congelación del salario mínimo legal y las pensiones; la liberación de los precios y del mercado cambiario, lo que, a su vez, se ha manifestado en un aumento de las desigualdades. A esto debemos sumar, por ejemplo, la impunidad ante la indolencia, la corrupción y la ineficiencia de dirigentes “revolucionarios”, observando por el contrario y en algunos casos su premiación.

Si hay alguien que tiene muy claro cuál es el camino de la independencia y la dignidad es el pueblo chavista, así como tiene muy claro los objetivos, planes y acciones del imperialismo, es el mismo pueblo que, de manera consciente y crítica sabe leer las respuestas del Estado ante dichos ataques imperiales, el mismo pueblo que está consciente de no querer regresar a los gobiernos neoliberales y fascistas de la IV República, tanto así que prefirió callar antes de votar en contra de la revolución. El pueblo sabe lo que falla y por qué falla. Confiamos en que, la dirigencia de las fuerzas revolucionarias logre leer el clamor del pueblo bolivariano, el que calló y a la vez habló el 21 de noviembre.