Pasqualina Curcio
El salario mínimo legal en Venezuela cubre el 0,65% de lo que básicamente necesita el trabajador para producir y mantener su fuerza de trabajo. Tomando en cuenta el reciente incremento de Bs 7.000.000, equivale a 0,045 petros. La canasta alimentaria suma 3,5 petros, mientras que la básica ya va por los 7 petros.
El deterioro del salario real se debe al ataque criminal al bolívar por parte del imperialismo quien, con objetivos de guerra, ha inducido la depreciación de nuestra moneda en 3,1 millones de millones por ciento desde 2013, derivando en una variación de precios de 63 mil millones por ciento desde el mismo año. Cada vez que aumenta el tipo de cambio en el portal dolartoday varían, en tiempo real, los precios de todos los bienes. Eso es público y notorio. Pero esta no es la única causa del deterioro del poder adquisitivo, también influye el rezago del salario nominal que, escudado en los dogmas monetaristas, no ha incrementado en la misma proporción y velocidad que el resto de los precios.
Es propicio este mes de los trabajadores para seguir desmontando los mitos detrás de los cuales se escudan los monetaristas para justificar el no aumento del salario.
Mito 1: los aumentos de salarios generan inflación. En un primer momento, afirmaban que eran los aumentos de salarios la causa de la inflación. Ya es obvio que es falso, de hecho, los precios en Venezuela no han dejado de aumentar incluso en períodos en los que no ha habido ningún ajuste salarial. Por ejemplo, entre mayo y diciembre de 2020 los salarios estuvieron congelados, en cambio los precios subieron 673%. El problema no es solo que es falsa la afirmación monetarista, sino que esconde el hecho de que un aumento de los precios dados unos salarios fijos implica una mayor ganancia del capitalista. Veamos un ejemplo: supongamos que el precio inicial es 100 de los cuales 50 van al trabajador y 50 al burgués; supongamos ahora que el precio (consecuencia de un ataque a la moneda pasa a ser 200) si el salario se mantiene igual, se distribuirán 50 al trabajador y 150 al capitalista, o sea la ganancia aumentó.
Los aumentos de los salarios no inciden sobre los precios (de hecho, estos ya habían aumentado y justamente por ello es que los trabajadores exigen el ajuste salarial) sino que disminuye la ganancia del burgués, es aquí donde radica la principal contradicción salario-capital y es por ello que a los monetaristas no les conviene echar el cuento como es. Si el precio aumenta de 100 a 200 pero el salario se ajustase en la misma proporción, es decir 100%, el trabajador obtendría 100 y el burgués 100, este último ya no tendría una ganancia de 150 sino de 100.
De todo lo que se produjo en 2014 en Venezuela, a los trabajadores le correspondió el 36% mientras que a los capitalistas el 31%. En 2017, consecuencia de la inflación por el ataque al bolívar y del rezago en los salarios nominales, al trabajador solo le correspondió el 18% de todo lo producido mientras que el burgués se llevó el 50% (BCV).
Si los precios aumentan luego del incremento salarial, no es atribuido a este, sino a un nuevo ataque al bolívar.
Mito 2: la causa de la inflación es el dinero “inorgánico”. Cuando ya era obvio que no era el aumento de los salarios lo que generaba la inflación, comenzaron a repetir el dogma monetarista que reza: “los precios aumentan cada vez que prenden la maquinita para imprimir dinero “inorgánico”, todo ese dinero llega a los bolsillos de los venezolanos quienes aumentan la demanda de bienes que, dada una oferta fija, presiona todos los precios de la economía al alza”. Discurso que ha sido desmentido por la vía de los hechos y de los números del propio BCV.
Es el caso que en Venezuela no ha aumentado la demanda agregada, por el contrario, desde 2013 hasta 2017 (última cifra disponible) disminuyó 62%, el consumo de los hogares cayó 50%, el gasto del gobierno (a diferencia de lo que dicen los monetaristas que gasta más de lo que tiene e incurre en déficit fiscal) disminuyó 30%. No suficiente con estos hechos resulta que, de paso, la cantidad de dinero que circula en la economía no aumentó, sino que disminuyó. En 2014 por cada 100 bolívares que se producían circulaban 80 bolívares, en 2020 por cada 100 bolívares producidos circulaban 20. La cantidad de bolívares disminuyó 74% (BCV).
Mito 3: la causa de la inflación es el dinero “inorgánico” que incide en la depreciación del bolívar. Cuando los monetaristas quedaron en evidencia por sus contradicciones teóricas en cuanto al dogma de que el dinero “inorgánico” era la causa de la inflación no les quedó otro remedio que migrar al mito que dice “bueno, es verdad, el dinero inorgánico no causa la inflación porque en Venezuela ni siquiera aumentó la demanda, por el contrario disminuyó, pero sí influye sobre el tipo de cambio, y es la causa de que todos los días se deprecie el bolívar que es lo que, a su vez, ocasiona la inflación”.
Nuevamente los números y los hechos desmienten ese discurso. En primer lugar, ya mencionamos que no es cierto que la cantidad de dinero aumentó. Segundo, si usáramos todos los bolívares que circulan en la economía para comprar todas las divisas disponibles, el tipo de cambio no superaría los 180.000 Bs/US$ lo que dista mucho de los 2.800.000 que marcan los portales web. Tercero, ya los propios voceros del imperialismo, específicamente el Senador Richard Black, confesó que han sido ellos quienes han inducido la depreciación del bolívar.
A diferencia de los monetaristas que solo repiten sus dogmas, nosotros hemos demostrado econométricamente a través del test de causalidad de Granger que, en Venezuela, primero varía el tipo de cambio, después los precios de los bienes y por último varía la cantidad de dinero.
Mito 4: “para poder aumentar los salarios, primero hay que producir”. Dado que el mito del dinero no ha sido creíble, migraron recientemente al discurso que dice “no se puede distribuir lo que no existe y para aumentar los salarios primero hay que producir, y como estamos bloqueados por el imperialismo necesitamos atraer capitales extranjeros, eso requiere enamorarlos, mientras tanto, los trabajadores que esperen”. Este discurso, si bien resulta una excelente excusa para dar concesiones a los capitales privados extranjeros no es la condición para aumentar los salarios, mucho menos la solución para restituir la calidad de vida de los trabajadores.
Es la recuperación del poder adquisitivo la única garantía del aumento de la producción y no al revés. El que tenga capitales no los invertirá en Venezuela si sabe que nadie demandará sus mercancías debido al deteriorado poder adquisitivo, a menos que, lo que quiera es producir en condiciones especiales, con amplios niveles de explotación aprovechando los bajos salarios, para luego exportar independientemente que lo producido no lo pueda consumir el pueblo venezolano.
Todo lo aquí expuesto para desmontar los mitos monetaristas lo hemos demostrado teórica y empíricamente. Quienes repiten incansablemente estos dogmas no han mostrado ni un solo número para sustentar sus argumentos. Seguimos a la espera de sus cálculos.