Aviso

 

1 La situación se torna más peligrosa para Venezuela después del domingo 20 de mayo. Lo demuestra la reacción dentro del país, y en el exterior, de aquellos que se han trazado como objetivo el derrocamiento del gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro. Un proceso comicial impecablemente democrático, con un sistema electoral blindado contra el fraude y cualquier otra manifestación delictiva, con amplísima participación de observadores y acompañantes del mundo, así como la presencia de varios candidatos de oposición, fue condenado como nunca había ocurrido. Al comienzo del proceso, en medio del proceso y, posteriormente, cuando éste culminó y  la autoridad competente, el Consejo Nacional Electoral, anunció al país el resultado.

2 La desesperación que se apoderó de la derecha mundial desde el momento en que fue convocada la elección del 20M, ejemplo, los “venezolanos” entre comillas y los extranjeros: de estos léase, en primer término, el presidente de los EEUU y los halcones que lo acompañan; los gobernantes de la Unión Europea -donde destacan dos inefables personaje, el mandatario francés Macron- más los cipayos latinoamericanos, fue algo nunca visto. Algo insólito.

3 Una reacción como la que se produjo contra la práctica democrática por excelencia, el sufragio; la arremetida feroz a través de sanciones y amenazas de todo tipo contra Venezuela por haber asumido la vía electoral como manera de conjurar la violencia, es algo que no tiene precedentes. A Venezuela se la coloca en el banquillo por defender valores éticos, por promover cambios sociales de fondo, por defender la soberanía y rechazar la tutela imperial.

4 ¿Y quiénes lo hacen? Lo más sórdido de la política mundial. Lo que representa e impulsa un presidente racista, segregacionista, y, en lo personal, inmoral como el señor Trump, el cual ha alterado las relaciones internacionales al violar elementales normas de convivencia y crear zozobra en el mundo con gestos belicistas. Lo hace la oposición venezolana, que no puede contener su odio por las reiteradas derrotas electorales que le ha propinado el chavismo y por su falta de capacidad para organizarse y actuar en el terreno cívico. La comparsa la completan mandatarios regionales desvergonzados. La mayoría subordinada a los mandatos de Washington. Genuflexos como el argentino Macri, el brasileño Temer, el colombiano Santos, para solo citar algunos.

5 El plan del gobierno norteamericano, de la derecha regional subsidiada generosamente, respecto de la convocatoria de unas elecciones en Venezuela para buscar salidas a la situación de violencia, tomó la iniciativa del gobierno constitucional de Maduro como un desafío y extremó sus propósitos desestabilizadores y golpistas. Por eso descalificó siempre el carácter democrático de la consulta, la desnaturalizó completamente, y buscó en los socios sumisos de la región el apoyo necesario para su impugnación. La elección del 20M, por muchas garantías que  otorgaba a la oposición y a la elevada calidad del sistema electoral venezolano, fue cuestionada sistemáticamente.

Porque los conjurados tenían conciencia de que la oposición no estaba en capacidad de derrotar a la alianza patriótica liderizada por el chavismo y porque, además, lo que importaba, lo que constituía la esencia de la política de ese sector, era el derrocamiento de Nicolás Maduro. No era elegir un presidente, sino derrocar a un presidente. Para ello apelaron a todos los recursos que poseen, incluyendo el golpe militar, que como ocurrió con el golpe frustrado contra la elección, cuando el 20M el chavismo obtuvo la victoria en las urnas sobre lo quedaba de la oposición, también fracasó el golpe militar que estaba previsto, debido al total de lo que hoy es la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

6 Ahora vienen, otra vez, con todo. Con odio redoblado. No hay tregua ni cambio de planes. Basta observar lo que declaran, a cada instante, los voceros de la conspiración en EEUU, Europa y aquí mismo, en Latinoamérica, con un descaro que resume la inmensa frustración que los acompaña. Por ejemplo, lo que declaró con pasmosa soberbia -y patanería- el jefe del Departamento de Estado con motivo de la entrega por el gobierno venezolano del espía que estaba preso, en el sentido de que el gesto no significaba que Trump cambiaría sus planes sobre Venezuela. Por supuesto que no lo hará. La arrogancia imperial no lo permite. Es la cola del diablo que siempre está detrás de sus fechorías.

Documentos de los años 90 del gobierno norteamericano, procesados por el periodista Nicolás Case del New York Times, revelan que desde antes de ser presidente de Colombia Álvaro Uribe, ya en Washington estaban pendientes de la relación de éste con el narcotráfico. En realidad, la información no es un tubazo porque las andanzas del expresidente son suficientemente conocidas, y en parte el poder del personaje reside en esa relación mafiosa y en la impunidad imperante  en Colombia…

Derechos humanos en Estados Unidos: ahora la directora de la CIA, Gina Haspel, es alguien  que participó en actos de tortura en Irak e hizo, en informes oficiales, la apología de esa práctica aberrante…

Pero esto no es raro en los Estados Unidos. Es característico del doble rasero que esa nación emplea para tratar ciertos temas. Ejemplo, un caso más: mientras oficialmente el gobierno norteamericano se rasga las vestiduras defendiendo los derechos humanos en el mundo, siempre se negó a extraditar, o a procesar en su territorio, al terrorista Luis Posada Carriles, autor de la voladura del avión cubano que transportaba a 70 deportistas. Fueron inútiles todos los esfuerzos que se hicieron para lograr el castigo de este criminal que, como jefe de organismos de seguridad en Venezuela y en Centroamérica, consumó infinidad de abusos contra prisioneros. Posada acaba de fallecer en un ancianato en Estados Unidos sin haber saldado su deuda con la justicia. El doble rasero y la doble moral funcionan muy bien en esa nación…

Comparto plenamente la opinión del director de este diario, Eleazar Díaz Rangel, en su columna “El Peligro de Colombia en la Otan” del pasado lunes. ¿Cómo se explica la incorporación de nuestro vecino a este organismo -lo plantea el colega-, si no es parte de América del Norte ni de Europa? Ahí está el detalle. Se explica porque es parte del plan contra Venezuela, urdido por el gobierno de los Estados Unidos. Ningún un caso similar se daría en la región, sino está apuntalando a una aventura imperial. Por lo cual hay que concluir que la decisión tiene como objetivo reforzar el cerco contra nuestro país, no ya económico, financiero o diplomático, sino de tipo militar.

En consecuencia, cabe preguntar si esta incorporación de un país con el cual Venezuela tiene una extensa y porosa frontera, cuajada de problemas, acaso no facilita la ejecución de lo que el presidente colombiano ha estado haciendo en los últimos meses con mucha intensidad: preparar las condiciones, denostando de Venezuela, descalificando su democracia,  llamando al presidente Nicolás Maduro dictador y solicitando el desconocimiento de las elecciones del 20 de mayo. Este premio Nobel de la Paz pretende culminar así su gestión provocadora, orientada a reforzar su relación con Estados Unidos y a convertirse en interlocutor privilegiado. Se trata de un personaje sin escrúpulos, capaz de todo. Que si no la hace entrando la hace saliendo.

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