1-Últimamente he estado conversando con personas interesadas en el tema de la traición en su expresión más despreciable: la traición a la patria. Es decir, de aquella conducta personal -o grupal-, de carácter político, que consiste en colocarse al servicio de un Estado o potencia extranjera en contra del país en que se ha nacido. Durante el desarrollo de los acontecimientos que se desataron en fechas previas y durante la Segunda Guerra Mundial, se dieron numerosos casos en Europa de grupos políticos o de dirigentes que colaboraron abiertamente con el ocupante alemán: Polonia, Noruega, Países Bajos, Francia y otros. Los colaboradores con el invasor se convirtieron en feroces represores de las fuerzas de la resistencia que defendían la libertad en sus respectivas patrias. Los colaboracionistas, vale decir, los traidores a la patria, pasaron a ser símbolos de oprobio al término de la guerra y fueron perseguidos por la justicia popular y la institucional. Muchos fueron ahorcados, ejecutados o condenados a severas penas de prisión.
2- Venezuela vive una etapa en la que algunos sectores, así como individualidades, pretenden el derrocamiento del Gobierno constitucional y amenazan al adversario con una represión despiadada; con el exterminio total, y se empeñan en sembrar un odio que conduce a la irracionalidad. Es tanto ese sentimiento que quienes lo auspician pierden la noción de valores fundamentales como es la defensa de la patria. Han llegado a extremos insólitos, como auspiciar el bloqueo de Venezuela, tanto económico como financiero, y pedir en el mundo sanciones contra el país.
3- En la praxis de este oficio destaca hoy un personaje que se atreve a plantear lo que otros se cuidan de hacer. Se trata del economista Ricardo Hausmann, que asume con sin igual desparpajo –y se puede agregar que con deleite–, nada más y nada menos que la invasión militar norteamericana a Venezuela, basándose en grotescas mentiras, en estrafalarias falsedades y en hechos carentes de veracidad. Nadie, hasta ahora, se atrevió a tanto. A difundir descaradamente el sustento de la inmoral propuesta. Hausmann lo hace en un diario norteamericano en un artículo titulado El día D para Venezuela, ilustrado con una foto en la que el autor aparece abrazado al Presidente norteamericano –gran provocador– Donald Trump. ¡Todo un acto de traición a la patria! En la misma línea del noruego Vidkun Quisling y del francés Pierre Laval.
Laberinto.
El diálogo no muere. Pese a las celadas que ha tenido que desafiar; las trampas que ha sorteado, de los enemigos emboscados, esta opción sobrevive. Mientras sectores consecuentes con el diálogo no sucumben ante los felones, hay quienes se empeñan en jugar con el destino de un pueblo invocando la violencia para enfrentar la paz que solo es posible a través del diálogo…
Por eso el valor de la insistencia respecto al diálogo que hay que reconocerle a Chávez, a Maduro y al chavismo en general. La importancia de la reunión en Santo Domingo es incuestionable, así al final la oposición haya pateado otra vez la mesa. Pero haberse reunido Gobierno y oposición es un logro, torpedeado como tenía que ser por la derecha en Venezuela y por el Gobierno norteamericano…
Por cierto, el episodio aclaró el papel protagónico de la Casa Blanca. Cuando estaba listo un proyecto de acuerdo de siete puntos claves, se movieron los blindados de Washington y obligaron a la delegación opositora a desertar…
No hay duda de que la oposición, en cualquier evento para acordar las bases del diálogo, es totalmente consular. Decide según las instrucciones del Departamento de Estado y otros factores, como el Gobierno español de Rajoy y el de la Colombia de Uribe y Santos. En fin, es este triángulo el que impone la agenda y determina las decisiones…
Ahora la cúpula de la oposición, completamente devaluada, que tanto clamaba por elecciones luego de las derrotas en serie para la Constituyente, gobernaciones y alcaldías, no quiere las presidenciales. Lo encuentro lógico, porque no tiene candidato, no tiene programa, no tiene organización y el financiamiento que proviene de EEUU está condicionado por lo que decida el vociferante Trump. Ir, en tales condiciones, a unas elecciones presidenciales es suicida…
El Gobierno hace un gran esfuerzo para dotar la red hospitalaria, lo cual es muy importante y confirma su sentido social, pero debe protegerse la inversión y asumir una política que impida lo que siempre ocurre: que los depredadores sin conciencia, que incluyen personal, acaben con todo. Que se roben todo
Francisco Ameliach Orta es un calificado dirigente del Psuv que ha ejercido cargos como el comando electoral del partido y la Gobernación de Carabobo. Parte de su experiencia la recoge en un magnífico libro -editado por el Fondo Editorial Carabobo- titulado "Elite del Poder, Sufragio y Participación Política en Venezuela". Recomiendo su lectura. Revela aspectos novedosos del sufragio en Venezuela.
Desaire al papa Francisco
Creo que no hay precedentes en la relación de la Iglesia Católica de un país con el Vaticano, de un desaire tan claro como el que acaba de darse por parte de la jerarquía de la Iglesia venezolana hacia el Sumo Pontífice. Éste ha sido particularmente dialogante, actitud que la jerarquía venezolana de la institución acepta tascando el freno. Con marcada reticencia, aprovechando cualquier oportunidad para ponerla de relieve, pese a los esfuerzos del Nuncio de negarla o de restarle importancia. Cuando el presidente Maduro visitó al Papa se visibilizó el cúmulo de maniobras que afloró para quitarle importancia y trascendencia al hecho, y se hizo evidente la movilización hacia Roma de jerarcas de la CEV. Tales esfuerzos resultaron inútiles debido a la firme posición aperturista y a la sensibilidad social y política del pontífice. Confirmada con motivo de su visita a Chile, donde expresó su solidaridad con el pueblo mapuche y de repudio al régimen de Pinochet, cuando ante una multitud pidió un minuto de silencio por las víctimas de la dictadura.
Esta actitud de la jerarquía criolla se ha mantenido en el tiempo, prácticamente sin alteraciones, y se inscribe en una línea de acción elaborada y conducida por los cardenales Urosa Savino y Baltazar Porras, más una porción de obispos, entre los cuales los avanzados, partidarios de flexibilizar la línea de acción y superar la conchupancia con la oposición, terminaron plegados a la posición de los fundamentalistas. Ahora, con motivo del diálogo chavismo-oposición en República Dominicana, esta política se hace sentir una vez más y se evidencia en las diferencias en el lenguaje y los planteamientos. Es así como con motivo del viaje a la región de Francisco, éste enfatiza su postura a favor del diálogo sin exclusiones y de la paz como desideratum, mientras que los jerarcas de la Conferencia Episcopal Venezolana endurecen su actitud antigobierno constitucional del presidente Maduro y extreman los compromisos de la alianza de la oposición con los ultras en el exterior, empeñados en el fracaso del diálogo y el incremento de las tensiones en Venezuela para que se frustre la opción paz y el país caiga en este año 2018 en una nueva espiral de violencia. Es decir, todo lo contrario a lo que plantea el papa Francisco. Todo un desaire, o, si se quiere, una falta de respeto.