La integración es una herramienta estratégica, indivisible del concepto de soberanía, orientada a la
construcción de la unión sociopolítica, económica, ecológica y cultural de la región.
La integración es el proyecto más significativo que la región haya logrado colocar en los escenarios de futuro, no sólo por la perspectiva estratégica de levantar una agenda común frente a los envites de la globalización, sino también porque abre un abanico de posibilidades para el delineamiento de iniciativas geopolíticas, geoeconómicas y socioculturales, adscritas a las configuraciones de un mundo multipolar, en cuyo proceso la región es un eslabón relevante.
Pero, además de ese posicionamiento en el mundo, el elemento dorsal de la integración es la estructuración
endógena, para delinear el porvenir colectivo de unas sociedades históricas que comparten su geografía.
La integración es una herramienta estratégica, indivisible del concepto de soberanía, orientada a la
construcción de la unión sociopolítica, económica, ecológica y cultural de la región, a través de la creación
consensuada y participativa de propuestas de complementariedad, cooperación, solidaridad e intercambios, para fortalecer las capacidades endógenas y propiciar la participación de la región en un mundo multipolar (1).
Desde esa perspectiva, las instancias de integración del Siglo XXI (2 )han desarrollado una multiplicidad de
proyectos, para potenciar las complementariedades a través de agendas consensuadas sobre: gestión de
recursos naturales, energías, seguridad y defensa, educación, salud, conocimientos, tecnologías, culturas y
otros. Asimismo, en tiempos de dominio del capital financiero, han colocado en el escenario uno de los
planteamientos más desafiantes, como es el de una nueva arquitectura financiera regional.
La integración regional es una propuesta con sentido histórico, que se sustenta en una perspectiva geopolítica, cimentada en la articulación de los Estados para apuntalar proyectos de interés colectivo. Esto constituye una contraposición de primer orden frente al capitalismo global, cuyos poderes bregan por organizar el mundo exclusivamente a través de la geoeconomía, en función de intereses privados, en pos de la consecución del mercado total que es una meta central del neoliberalismo. Tan es así, que tan solo con plantear el bien común y la primacía de los Estados como articuladores de la integración, la región ya colocó el germen de una alternativa.
En el actual contexto, los poderes fácticos globales, tales como el capital financiero, las corporaciones
transnacionales, los conglomerados tecnológico-mediáticos y el complejo industrial militar, bregan por
instalarse como poder omnímodo en la cúspide mundial y, de la mano de los cambios tecnológico-digitales,
propician la transición hacia un nuevo modelo de acumulación. Como requisito para la consecución de tal
plan, han proclamado la obsolescencia del Estado y no dudan en suplantar sus potestades, especialmente sobre la gestión de flujos económicos, territorios y recursos.
El desplazamiento del poder del Estado hacia el sector privado es de tal magnitud, que las corporaciones
privadas que operan como punta de lanza de la renovación del capitalismo, se consideran exentas de las
legislaciones nacionales e internacionales, de hecho tienen por ejemplo su propio sistema de solución de
controversias, para encausar a los Estados que esquiven los lineamientos de la ‘libertad empresarial’ (3). Según las propias fuentes empresariales “La privatización económica …extrae el poder económico de las naciones hacia las empresas. Estas empresas, de carácter multinacional, obtienen el valor añadido que antiguamente correspondía a las naciones. …Finalmente, el aumento de las tensiones entre las naciones indica que la cooperación ya no es la base sobre la que funcionan las relaciones entre países.” (4)
Así, la disyuntiva en torno a la centralidad del interés colectivo sobre el interés privado, es medular en la
disputa por los enfoques, sentidos y actores de la integración, pues si esta ha sido conceptuada por los poderes dominantes como una respuesta táctica a la evolución del capitalismo o como un dispositivo para cohesionarse en función de la disputa de mercados, en la América Latina y el Caribe del Siglo XXI, a tono con el
1.- Irene León (2022). La Integración en perspectiva soberana. en Geopolítica de la Integración Latinoamericana. Revista Humanidad en REDH. No
01. Venezuela. Diciembre 2022
2 .- La Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América –ALBA-TCP-; la Unión de Naciones Suramericanas –Unasur-; y la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños –CELAC-
3 .- Oficialmente el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) es una instancia del Banco Mundial, pero opera todo
un sistema de arbitraje privado relacionado. La mayoría de controversias se dirimen en ventaja de las compañías y no de los Estados.
4.- APD. Geoeconomía: La economía mundial que viene. España, 07/11/2018 https://www.apd.es/geoeconomia-economia-mundial/
posicionamiento de propuestas progresistas y alternativas en el poder (5), la integración se perfila como un
proyecto integral, para propiciar la autodeterminación de la región y encauzar un proyecto de futuro,
cimentado en la historia compartida.
Los mecanismos de integración soberana han delineado un proyecto endógeno, con intercambios y relaciones comerciales amplias y diversificadas, atentas a los designios del bien común de la región, mientras que por su parte, las propuestas de asociación neoliberal se articulan a través del libre comercio y propician el aperturismo en beneficio de réditos e intereses privados. Por esa parcialidad del enfoque, los órganos de libre comercio que se crearon para contrarrestar el proceso de integración no han podido y no pueden sustituirse a toda una arquitectura de integración regional, levantada desde la complementariedad en los tres primeros lustros de este siglo, pero sí golpearon al proceso y sí han logrado debilitar temporalmente su ímpetu.
Desde la perspectiva de la integración como un proceso histórico, marcado por una secuencia de tentativas y rompimientos definidos por las relaciones de poder endógenas e internacionales, se evidencia que en el
contexto del capitalismo global, la integración es una propuesta estratégica con una capacidad única para
disputar contenidos frente al proyecto capitalista, que persigue la mercantilización de todos los principios de
vida. Asimismo, el reconocimiento de la integración como proceso y proyecto histórico, ha conllevado
resignificaciones y actualizaciones de las aspiraciones de unión e independencia que Bolívar enunció.
Hugo Chávez, uno de los principales actores de la política integradora del Siglo XXI, enfatizó en ese puente
histórico, en la idea de proceso y en la memoria colectiva, incluso para delinear nuevas perspectivas en
función de la construcción de un futuro con afirmación de las diversidades, de los conocimientos ancestrales y de la plurinacionalidad.
Así, la integración está en disputa, la región está en disputa, de ahí la relevancia de la agenda de Reactivación y Fortalecimiento que anuncia la CELAC (6); tanto como la dinamización contenida en las prioridades del Consejo Económico de ALBA-TCP(7); y las acciones en pos de restablecimiento de Unasur (8). Significativos elementos de contexto, entre ellos la voluntad política expresada por varios países, apuntan a una activación de la integración, que es a la vez colocada como una prioridad por las realidades geopolíticas y estructurales, cuyos elementos esbozaré a continuación.
Breve panorámica de la integración soberana
Cronológicamente, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América -ALBA (9) surge en 2004
como una alternativa antisistémica, que busca dejar atrás las definiciones de competencia capitalista para
generar una propuesta de solidaridad y complementariedad, con enfoques de diversidad económica,
reciprocidad y perspectiva participativa. En 2006 se incluye el Tratado de Comercio de los Pueblos -TCP- (10) para dar un impulso a las prácticas de intercambio heterogéneas, provenientes de la diversidad productiva y económica que existe en la región.
ALBA-TCP resulta de un acumulado de alternativas a la globalización neoliberal que se enarbolaron desde los noventa, tanto como de las resistencias al libre comercio, especialmente al relegamiento económico,
productivo y geopolítico que acarreaba el Área de Libre Comercio de las Américas –ALCA-, un plan
hemisférico que Estados Unidos intentó implantar (11). Por su parte, la síntesis estratégica de las alternativas económicas y geopolíticas que subyace en la formulación de un nuevo paradigma de la integración, concibiéndola desde la autodeterminación y la solidaridad, proviene de la capacidad política y del
5.- Desde inicios del Siglo XXI la región vive un proceso de asenso de proyectos progresistas y de izquierda en la mayoría de países. No obstante, la región está en disputa y atraviesa también por una significativa recomposición de sectores neoliberales e incluso de conservadores radicales
6.- Celac 2022. Argentina. Plan de Trabajo. tttps://www.sela.org/media/3225726/plan_de_trabajo_celac_2022.pdf
7 ALBA-TCP. Declaración de la XI Reunión del Consejo de Complementación Económica. Bolivia 2022 https://www.albatcp.org/acta/declaracion-de-
la-xi-reunion-del-consejo-de-complementacion-economica-del-alba-tcp/
8 Llamado por la Reconstitución de Unasur. La Integración en perspectiva soberana. en Geopolítica de la Integración Latinoamericana. Revista Humanidad en REDH. No 01. Venezuela. Diciembre 2022
9.- Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América -ALBA- https://www.albatcp.org/historia/
10.- Principios Fundamentales del Tratado de Comercio de los Pueblos -TCP https://www.albatcp.org/acta/principios-fundamentales-del-tratado-de- comercio-de-los-pueblos-tcp/
11.- Irene León (2022) Las Américas en disputa: elementos que inciden en una Cumbre sin altura. ALAI. https://www.alai.info/las-americas-en-disputa- elementos-de-una-cumbre-sin-altura/
compromiso histórico de Fidel Castro y Hugo Chávez; la tesis del Tratado de Comercio de los Pueblos es un
aporte de Evo Morales.
Los programas impulsados por ALBA-TCP en materia energética, alimentaria, educativa, cultural,
tecnológica, sanitaria y otros, sientan un precedente por las modalidades de intercambio diversas, con alcances altruistas, que han incluido incluso a países no miembros y a gobiernos locales. Entre los logros emblemáticos figuran, entre otros, la erradicación del analfabetismo en varios países, los intercambios relativos a la soberanía alimentaria y más recientemente el programa de remediación de los impactos del Covid 19 en los países miembros, con dotación de vacunas, atención sanitaria y otros.
ALBA genero la propuesta pionera de una nueva arquitectura financiera y de una nueva institucionalidad
financiera regional, entre cuyas concreciones está el Banco del ALBA -2008 (12), una institución financiera
pública regional de carácter soberano y cooperativo, dedicada a impulsar la integración económica y propiciar la reducción de asimetrías y el fortalecimiento de la región. También destaca el diseño de un instrumento de intercambio monetario internacional propio: el Sistema Unitario de Compensación Regional –Sucre-, una moneda virtual emitida por el Banco del ALBA para facilitar el intercambio entre los países y responder a la necesidad de incrementar las ‘ventajas cooperativas’. En esa misma línea, ubicamos al Tratado de Comercio de los Pueblos –TCP-, mecanismo económico que reconceptualiza al comercio, incluyendo entre sus principios la “complementariedad, solidaridad y cooperación, para que juntos alcancemos una vida digna y el vivir bien” (13).
Este enfoque marca un hito en materia financiera, no solo porque sustenta la cooperación y no el lucro en los intercambios internacionales, sino también porque su diseño es el de un mecanismo público, de vocación humanista, a la vez que el Sucre abre posibilidades para romper con la omnipresencia del dólar estadounidense cómo referente monetario para el comercio internacional.
En política internacional ALBA-TCP sustenta la relevancia de un mundo multipolar, apuesta por el
internacionalismo y por el desarrollo de relaciones de reciprocidad. Desde esa perspectiva, aporta al dinamismo de influyentes instancias multilaterales, grupos de países y foros de concertación política, tales como el G77+China, el Movimiento de Países No Alineados y otros. Interactúa con iniciativas intersectoriales en problemáticas relacionadas con la deuda externa, con el desarrollo de alternativas, así como con instancias organizativas, como es el caso ALBA Movimientos, la Marcha Mundial de las Mujeres, o la Asamblea Internacional de los Pueblos.
El concepto innovador de la integración, sus definiciones anticapitalistas y la contextualización que ALBA
formuló, influyeron sustantivamente en el desarrollo de nuevos enfoques sobre el conjunto de perspectivas
sobre la región. Contribuyeron asimismo en la conceptualización de los mecanismos de integración ulteriores, que se definen políticamente como más heterogéneos, como es el caso de la Unión de Naciones
Suramericanas –Unasur- que emerge en 2008 como un espacio de construcción consensuado y
participativo de la integración socioeconómica, comercial, cultural y política, con la aspiración de procurar
paulatinamente niveles integrales de articulación endógena.
Unasur evidencia que Sudamérica tiene todo para garantizar varios decenios de autosuficiencia y que con
una gestión apropiada podría llegar a una óptima sostenibilidad; de modo concomitante plantea un enfoque de democracia fortalecida con la eliminación de la desigualdad socioeconómica, la inclusión y la participación ciudadana. Bajo esos parámetros, llega a configurar un avanzado mecanismo institucional con resultados tangibles en defensa, salud, producción, ciencia y tecnología, soberanía energética, cooperación cultural, democracia, control electoral, y otros. En un breve lapso logra la consolidación de “12 Consejos
Ministeriales Sectoriales para el fortalecimiento y proyección de las políticas públicas y la consolidación de
los Estados Nacionales, con definiciones normativas estatutarias, con cauces de acción definidos,
fundamentados en planes de acción sectoriales” (14).
12.- Banco del ALBA. Convenio Constitutivo. República Bolivariana de Venezuela, 2008 https://bancodelalba.org/wp-content/uploads/BA-CC-
VERSION-ESPANOL.pdf
13.- Principios Fundamentales del Tratado de Comercio de los Pueblos –TCP-. Bolivia 2009 https://www.albatcp.org/acta/principios-fundamentales-
del-tratado-de-comercio-de-los-pueblos-tcp/
14- Pedro Sassone, Retomar el camino de UNASUR. Propuesta de Agenda de Transición. en Geopolítica de la Integración Latinoamericana. Revista
Humanidad en REDH. No 01. Venezuela. Diciembre 2022
EL diseño de a una nueva arquitectura económica, financiera y productiva regional, como un instrumento
soberano, articulado a un conjunto de planes endógenos impulsado por Unasur, está basado en la
complementariedad y en el desarrollo de cadenas productivas y de valor intrarregionales. Esta meta tiene
también objetivos socioeconómicos tales como la consecución de la igualdad en los países y la convergencia entre ellos.
En el campo internacional se compromete con la perspectiva de un mundo multipolar, Unasur desarrolla
una significativa agenda para la construcción de un tejido de interrelaciones con otras instancias regionales,
tales como la Comunidad Andina de Naciones –CAN-, el Mercado Común del Sur –Mercosur-, ALBA-TCP y
otros. A la vez, propicia el fortalecimiento de relaciones con el Sur geopolítico, especialmente con el Foro de
Cooperación Sudamérica – África (ASA), conformado por 55 países de Sudamérica y la Unión Africana,
orientado al impulso de la cooperación birregional; así como con la Cumbre América del Sur – Países Árabes
(ASPA), para propiciar el intercambio económico y comercial entre los países de Unasur y la Liga Árabe (15).
Por su parte, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) emerge en 2011, como
un mecanismo representativo de concertación política, cooperación e integración económica, social y cultural, articulado en torno a la vigencia democrática y el dialogo como instrumento para dirimir las diferencias, toda vez que reconoce el derecho de cada país a definir libremente su sistema político y económico. Se organiza bajo la premisa de la unidad en la diversidad, para afianzar la construcción histórica común de luchas por la justicia, en coherencia con la trascendencia histórica del proyecto de Bolívar (16). Aboga por una región libre de colonialismo, que valorice su legado multicultural y vindique la memoria histórica de los pueblos originarios.En esa línea, subraya el carácter plurinacional de varios países.
La Celac es vocera de la región en temas globales y tiene el mandato de propiciar la inserción de la región
en el ámbito internacional. En su acumulado histórico, registra la interlocución con relevantes bloques
regionales, tales como la Unión Europea o el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, con
quienes ha establecido acuerdos de cooperación; desarrolla igualmente encuentros con países estratégicos en la geopolítica mundial tales, como la Federación Rusa y China, de cuyos foros resultó, por ejemplo, el Plan de Acción Celac – China. Es asimismo vocera de la región en las instancias multilaterales globales como la
ONU y otras.
La arquitectura de la integración con enfoque de multipolaridad
Por la importancia estratégica que tiene la integración, tanto para el desarrollo endógeno como para la relación de la región con el mundo, Latinoamérica y el Caribe llegaron a plantear no sólo un proyecto sino toda una arquitectura de integración, compuesta por múltiples mecanismos e iniciativas, que reflejan la posibilidad de generar articulaciones democráticas, en medio de distintas circunstancias socioeconómicas y desde una heterogeneidad de enfoques económicos y orientaciones políticas.
Confluyen en esta arquitectura de la integración regional, que se levantó en los tres primeros lustros del Siglo XXI: la Celac articulando confluencias entre los 33 países de América Latina y el Caribe
independientemente de las diferencias de sistemas políticos y económicos, para sobre esa base encaminar la agenda de la región hacia el mundo; la Unasur, proponiendo una articulación sudamericana endógena,
estableciendo consensos políticos y propiciando el desarrollo de agendas conjuntas con otras instancias
intrarregionales y del Sur; y por su parte, ALBA-TCP aporta con los contenidos de una alternativa
antisistémica interrelacionada con la multipolaridad, con sus prácticas de diversidad económica y con las
resignificaciones de los intercambios y del comercio. Todas ellas, a más del propósito de construir un futuro
compartido, focalizado en el bien común, coinciden con distintos matices, en planteos de una nueva
arquitectura financiera regional y reformas de las Instituciones Financieras Internacionales.
Adicionalmente, por el ímpetu con el que se colocó la mencionada perspectiva de la integración y por los
resultados que logró exhibir en un corto plazo, se abrió un escenario para el encaminamiento de acciones
conjuntas y plataformas comunes con otras instancias regionales previas, tales como el Mercosur, la CAN,
15.- Las dos iniciativas fueron impulsadas por Inacio Lula da Silva, cuyo gobierno aportó sustantivamente a la integración sudamericana y del Sur.
16.- Celac Declaración de Caracas. “En el Bicentenario de la Lucha por la Independencia Hacia el Camino de Nuestros Libertadores”. Caracas, diciembre 3 de 2011 Caricom.
Más aún, las demostraciones de ‘unidad en la diversidad’ concitaron una amplia convergencia con organismos relacionados, para 2012 en el marco de la Celac: “Las autoridades de la Aladi, ALBA,
CAN, CAF, Cepal, Mercorsur, Olade, AEC, SELA, Unasur y otros mecanismos acordaron evitar la
dispersión, la fragmentación y la duplicación de tareas, así como trabajar juntos la construcción de la
ciudadanía latinoamericana, la ampliación del comercio regional, la superación de las asimetrías, la
integración energética, la modernización de las infraestructuras y las experiencias exitosas de inclusión social en la región” (17), con lo cual se inauguró una de la más poderosas posibilidades de cambios para la región y se generaron condiciones par una modificación de las relaciones de poder en los escenarios internacionales.
No obstante, de modo paralelo, con una agenda afincada en el neoliberalismo, también se aupó su antítesis:
en 2012 se fundó la Alianza del Pacífico, un mecanismo integrado por Chile, Colombia, México y Perú, que
alude a la integración como sinónimo de libre comercio, anclado en la libre circulación de bienes, servicios,
capitales y personas para impulsar el crecimiento, desarrollo y competitividad de sus economías. También
plantea “convertirse en una plataforma de articulación política, integración económica y comercial, y
proyección al mundo, con énfasis en la región Asia-Pacífico.” (18). Con análogas características surge en 2019, el Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur), impulsado por el expresidente colombiano Iván Duque, con el propósito de desbancar a la Unasur. Es un organismo conformado por 9 países, que se define como un mecanismo de dialogo para el crecimiento, progreso y desarrollo, su agenda trata sobre infraestructura, energía, salud, defensa, seguridad y gestión de riesgos. Sus proyectos principales están focalizados en infraestructuras y en la subasta de recursos energéticos.
Ambos proyectos, fueron lanzados al calor de un reposicionamiento del neoliberalismo, con ostensibles
expectativas de inhibir los mecanismos de integración, no obstante, por su foco circunscrito al comercio y a
los actores privados relacionados, la proyección obtenida se enclaustra en ese campo y no incursiona en los
enfoques de la integración multidimensional(19), en términos de la CepalL. La Alianza del Pacífico no se ha
expandido, más bien ha sido señalada por los endebles resultados de su agenda de acercamiento a Asia, que es una de sus prioridades, mientras que la Celac exhibe un Plan conjunto con China y relaciones diversificadas en esa zona. Por su parte, Prosur apenas muestra proyección regional. De modo que las amenazas frente a los procesos de integración sí son reales, pero no provienen del ‘éxito’ integrador de estas iniciativas sino de la estrategia de generar vacíos por parte de los gobiernos neoliberales (como sucede en Unasur) así como de las presiones corporativas y del proyecto geoeconómico hemisférico estadounidense.
En suma, no obstante los golpes asestados por la restauración conservadora que se ha agudizado en los
últimos años, la potente propuesta de integración regional soberana sigue en pie. Es más, como veremos a
continuación, se presentan condiciones para su restablecimiento, con las mismas ideas fuerza pero con
estrategias adaptadas a los tiempos.
La agenda de Latinoamérica y el Caribe en la disputa por una integración soberana
El hecho mas destacado de este primer cuarto de siglo en la región latinoamericana y caribeña es el
surgimiento de una nueva perspectiva de integración soberana que, en concordancia con los aportes teóricos y políticos de los procesos alternativos al neoliberalismo, enfatiza en los grandes objetivos de articulación endógena y en el posicionamiento estratégico de la región en el mundo. Los avances propiciados por esta iniciativa son icónicos, pero son apenas un abrebocas de su gran potencial.
No obstante, es una propuesta en intensa disputa, vulnerable ante las relaciones de poder geoeconómico y
político, en un contexto en el que fuerzas neoliberales procuran el desvanecimiento de las instancias
geopolíticas, multilaterales y soberanas, para priorizar sus alianzas de mercado en beneficio de los grandes
poderes corporativos transnacionales y de la hegemonía estadounidense.
17.- Acuerdos de los Organismos de Integración de América Latina en el marco de la Celac, Uruguay, 2012/08 https://www.comunidadandina.org/notas-de-prensa/acuerdos-de-los-organismos-de-integracion-de-america-latina-en-el-marco-de-la-celac/
18.- Alianza del Pacífico, Protocolo Adicional del Acuerdo Marco, https://www.subrei.gob.cl/acuerdos-comerciales/acuerdos-comerciales- vigentes/alianza-del-pacifico. 2014
19.- Alicia Bárcena. Prólogo. Integración regional: hacia una estrategia de cadenas de valor inclusivas, Cepal. Chile 2014
De ahí la relevancia del reposicionamiento de los mecanismos de integración, que tienen capacidad para
generar propuestas de bloque frente a problemáticas tales como la deuda externa o las medidas de las
Instituciones Financieras Internacionales. La Celac, en su plan de reactivación y fortalecimiento (20), enfatiza en el llamado a mejorar las condiciones en el trato de la deuda externa, así como en el establecimiento de un mecanismo más completo para el tratamiento de la deuda soberana, tanto en entes públicos como en privados. Asimismo, llama al Fondo Monetario Internacional a revisar las políticas de acceso y sobrecargos en los préstamos de apoyo financiero, a la vez que le apremia a asegurar el acceso oportuno a los Derechos Especiales de Giro, con la instauración inmediata de mecanismos de redistribución para los países vulnerables y de renta media.
En la región latinoamericana y caribeña, la restauración conservadora ha servido especialmente para el
reposicionamiento del poder corporativo transnacional y nacional, ha propiciado igualmente la consolidación
del poder del capital financiero y el ensanchamiento del autoritarismo del mercado. El sector financiero,
como poder fáctico omnímodo, impone sus reglas de juego frente a los Estados e inflige tasas de interés
inclementes a las personas; las empresas aplican precios de ‘primer mundo’ a sus productos mientras regatean centavos en las condiciones laborales; las llamadas auto-regulaciones son una quimera y el comercio opera sin reglas, sin mencionar el trato desigual que tiene la producción local frente a la transnacional; en ese contexto, urge canalizar el llamado a respetar el multilateralismo y las reglas relativas a un comercio no discriminatorio en el marco de la OMC, formulado por la Celac, como también encauzar el fortalecimiento de la economía endógena, como plantea el Consejo de Complementación Económica de ALBA-TCP 2022 (21).
ALBA-TCP se dispone a reactivar el Grupo de Trabajo sobre la Nueva Arquitectura Financiera Regional y
espera fortalecer la actuación del Banco del ALBA como banco de desarrollo, fundamentalmente en lo
relativo a la acción operativa, considerando las necesidades y disponibilidades de cada país miembro Como lo subrayamos anteriormente, a cualquier escala que se presente, está es una propuesta tan necesaria como desafiante, pues se trata de una instancia multi estatal, pública y con una agenda social, que emerge en un contexto en el que el capital financiero brega por mantener el monopolio exclusivo de ese sector.
De hecho, se estima que las resistencias del sector financiero -que es influyente en el sector público-
disuadieron la creación del Banco del Sur impulsado por Unasur y dejaron en embrión la propuesta de moneda sudamericana, misma que el presidente de Brasil -2023, Luiz Inacio Lula da Silva, plantea retomar,
probablemente en un escenario más auspicioso, en tanto a presente importantes países plantean usar su propia moneda en el comercio internacional. En el marco extra regional, una instancia relacionada es el Nuevo Banco de Desarrollo Brics que es una institución financiera multi-estatal, para coadyuvar a proyectos de desarrollo sostenible e infraestructura y está desarrollando nuevas líneas de operaciones, para incluir los
sectores de salud e infraestructura social.
Brasil es miembro fundador de los Brics, instancia de cooperación Sur – Sur que engloba al 40% de la
población mundial. Está en camino la integración de Argentina, con lo cual dos países de la región estarán
presentes en ese bloque económico que es considerado como el de mayor alcance mundial. Los Brics son
una asociación económica-comercial de los países emergentes más importantes del mundo: Brasil, Rusia,
India, China y Sudáfrica, fundada en 2009 con el objetivo de impulsar un nuevo orden financiero internacional. Esta instancia plantea la relevancia del multilateralismo y la integración, propósitos que son coincidentes con las propuestas de integración regional soberana. Igualmente, los Brics abogan por la reforma de las Instituciones Financieras Internacionales. Por su identidad y alcances, este es sin duda un actor clave a tener en cuenta como contraparte en los escenarios de integración extra regional.
Todas las instancias de integración soberana plantean colocar a las personas en el centro de las políticas
económicas y no el contrario, es un principio hasta de sentido común, pero el capitalismo viene desde hace
varios siglos ubicando la acumulación de capital como objetivo central de la acción humana, de modo que la
diferencia conceptual no es anodina. La Celac, se dispone a reanudar una agenda de desarrollo afincada en
los derechos económicos, sociales y culturales, que se cristalizaría en lo inmediato en el impulso de programas relativos a la alimentación, sanidad, educación, gestión de riesgos, igualdad de las mujeres, transformación
20.- Celac (2021) Declaración de la Ciudad de México. VI Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC. México. http://www.sela.org/media/3223268/declaracion-pol%C3%ADtica-de-ciudad-de-mexico-vi-cumbre-celac.pdf
21.- Ídem 8
digital, ciencia, tecnología e innovación social, cooperación espacial y otros (22). En esa misma línea ALBA-
TCP, que tiene un propósito explícito de dar prioridad a la gente antes que al capital, enfatiza además en la
importancia de la Soberanía Alimentaria, más aún en el contexto de la crisis global, y propone una agenda
especifica que combina iniciativas para la autosuficiencia regional con el cumplimiento de los objetivos de los ODS.
En cuanto a la recuperación económica post pandemia, tanto Celac como ALBA-TCP la definen como
inclusiva, con medidas para la democratización de la producción de medicamentos y la eliminación de los
obstáculos que dificultan el acceso justo y equitativo a las vacunas en tanto bienes públicos globales, esto
tiene que ver, sin duda, con las actuaciones de las corporaciones transnacionales que monopolizan la
investigación, las patentes, la producción y la comercialización, a la vez que tienen una incidencia
desmesurada en la Organización Mundial de la Salud. En este mismo campo, las iniciativas científicas y
sociales desarrolladas por Cuba, desde lo público, constituyen una buena práctica a emular, al igual que las
estrategias interinstitucionales, tales como la adhesión de la Celac al ‘Plan Integral de Autosuficiencia
Sanitaria’ de la Cepal.
Otra problemática de gran importancia en la agenda regional es la salvaguardia de la paz, especialmente en un contexto internacional bélico en el que Estados Unidos, el Complejo Industrial Militar y la OTAN –que tiene a Colombia como socio global-, pretenden involucrar a países de la región en sus planes de ‘guerra infinita’.
En 2014 la Celac declaró a Latinoamérica y el Caribe como zona de paz23, lo que significa que la región
debe ser exenta de militarización, de ocupaciones militares o de la formación de cuerpos paramilitares y bases en otros países. Esto involucra también el impulso a una cultura de paz en las relaciones regionales, con enfoques de convivencia no belicistas y con políticas de seguridad y defensa preventivas. En ese sentido, es importante la interlocución con instancias que coinciden en prioridades tales como la desnuclearización o la resolución pacífica de las controversias, como es el caso del G77+ China, uno de los grupos de países más influyentes en el escenario mundial, en el cual buena parte de los países de la Celac participan, lo que constituye una buena base para una alianza sustantiva.
La Celac ratifica su propósito fundacional de garantizar una región libre de colonialismo y apela a la
resolución definitiva y pacífica de los conflictos coloniales que persisten en la región, como es el caso de la
vulneración de la soberanía de Argentina en las Islas Malvinas por parte del Reino Unido. También repudia
arbitrariedades neocoloniales, tales como la injerencia política, el uso de los recursos tecnológicos para
intentar la desestabilización en los países y particularmente las medidas coercitivas unilaterales y sanciones
ilegales que Estados Unidos impone a Cuba, Venezuela y Nicaragua.
El fortalecimiento de los diálogos con socios extra regionales y la participación en las ya mencionadas
articulaciones mundiales, son clave para garantizar los propósitos de soberanía geopolítica y geoeconómica, a la vez, son un aporte para la región, en tanto la inserción en esos escenarios le permite contribuir con el
fortalecimiento de la multipolaridad, el multilateralismo, y con el establecimiento de algún equilibrio en las
relaciones de poder mundial. Asimismo, es relevante en la agenda regional, la reactivación de las iniciativas
de articulación con el Sur, especialmente con África y Asia, que impulsó UNASUR y que trajeron la apertura
de nuevos horizontes geopolíticos, con posibilidades de diversificación de los intercambios en diversos
campos.
En síntesis, América Latina y el Caribe ha abierto un espacio para pensar la integración desde la soberanía, en un contexto de de alta intensidad histórica, en el que están en el escenario propuestas de alternativas para cambiar las dinámicas de relegamiento socioeconómico y geopolítico, con proyectos de bien común e
iniciativas concretas para impulsar cambios estructurales e incluso con proyecciones de largo alcance, tales
como los horizontes de Buen Vivir / Vivir Bien y el Socialismo. Pero también, bregan por el proyecto de
región las fuerzas de un neoliberalismo radical, articuladas a los intereses de los poderes fácticos globales,
especialmente de las corporaciones transnacionales y el capital financiero, que conjuntamente con actores del conservadurismo político local, exhiben su disposición de acudir a todas las estratagemas posibles, para evitar los cambios en los países y vaciar de contenidos la integración regional.
22 Ídem 7
23 CELAC. Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, La Habana, 29 de enero 2014 https://www.gob.mx/sre/documentos/proclama-
de-america-latina-y-el-caribe-como-zona-de-paz-comunidad-de-estados-latinoamericanos-y-caribenos-celac
La integración está en disputa, pero cuenta con un sólido cuerpo de análisis, propuestas y sobre todo
resultados, gracias a los cuales se mantiene en el tiempo y tiene todo un futuro para producirse como una
alternativa de sus tiempos, apegada a la sostenibilidad de la vida y a sus enfoques de justicia geopolítica y
soberanía.
*Artículo publicado en Geopolítica de la Integración Latinoamericana. Humanidad en REDH. No 01.
Venezuela. Diciembre 2022
• Irene León. Socióloga ecuatoriana