Aviso

 

1.- La doctrina Monroe y el destino manifiesto.

En diciembre de 1823 se declaró por el presidente norteamericano la doctrina Monroe. Esta viene a señalar que los americanos son los dueños, tienen toda la autoridad, y el hemisferio occidental les pertenece. Esta doctrina, con el tiempo la han ido extendiendo no sólo a los países de América la ha expandido en el tiempo, sobre todo durante y después de la II guerra mundial, a buena parte de los países de los cinco continentes. De hecho, disponen de 800 bases militares esparcidas por todo el mundo de la que parten sus intervenciones militares, golpes de estado, invasiones, y todo tipo de acciones con los que aseguran los intereses de sus grandes multinacionales y emporios financieros.

No sólo Monroe, posteriormente Carter en 1980 mantiene lo que denominan “Destino Manifiesto” y reclama el Golfo Pérsico como región que también les pertenece. Sin duda, en todos los lugares en donde los recursos naturales de gas, petróleo y minerales se multiplican como hongos los yanquis; aparece la guerra y la muerte como sello característico del imperialismo norteamericano. Carter no paró hasta anunciar la intervención militar en el golfo pérsico. Para la burguesía de los EEUU, la doctrina Monroe son los mandamientos a cumplir, es una religión para la que ha sido elegida por el supremo dios del dinero que debe imponer al mundo entero. De aquí que consideren a Israel como una plataforma militar desde la que controlar a los territorios árabes, ricos en recursos naturales básicos para la economía de EEUU. Esta función de rapiña y saqueo les obliga a disponer de un ingente poderío militar con una industria armamentística- militar, que poco a poco se va transformando en una especie de agujero negro que se traga recursos productivos acelerando las crisis de la economía propia y la de los países europeos.

2.- La subordinación de los políticos europeos.

Un buen número de dirigentes políticos que ocupan posiciones de gobierno en España, Alemania, Inglaterra, Francia, Portugal, al frente de la OTAN y de la UE, así como de otros organismos internacionales se mueven como títeres bajo el paraguas de los EEUU. Estos políticos maduros y corrompidos se comportan como chicos obedientes presto al cumplimiento de las órdenes y los planes de quienes dirigen las grandes corporaciones productivas y financieras. En el desempeño de este mandato, los dirigentes políticos europeos y sus medios de comunicación no tienen prejuicios para tergiversar los sucesos, con el objeto de darle la vuelta a la realidad y hacernos ver cosas imposibles que forman parte de una imaginación esclava, falsaria y mentirosa.  En este mundo de las patrañas se mueve el canciller alemán OLAF SCHOLZ. Este dirigente socialdemócrata con un importante peso en la internacional socialista, es un juguete en manos del sionismo, vendiendo lo invendible, los crímenes que se están ejecutando contra el pueblo palestino.

El político europeo hace unas declaraciones que le colocan como a otros muchos líderes occidentales dentro del jardín de la fauna nazista-sionista. Ha perdido la memoria del holocausto olvidando el genocidio cometido por los nazis contra el pueblo judío. En definitiva, nos evidencia que aún quedan en Alemania importantes raíces del nazismo. Este prohombre socialdemócrata con sus declaraciones tergiversa conscientemente unos hechos reales que el mundo no ignora a pesar del trabajo perverso de la mayoría de los grandes medios de comunicación; nos trata como ignorantes, como vienen haciendo otras personalidades de las instituciones y de los gobiernos europeos. Son altavoces permanentes que producen y difunden las ideas ucronazisfascistas de ZELENSKI Y NETANYAHU por el mundo.

Las declaraciones del personaje de referencia no dejan la menor duda respecto a su posición de colaboracionista del genocidio cuando dice que “Israel es un estado democrático. No hay duda de ello. Esta es nuestra visión. Israel está comprometido con los derechos humanos y el derecho internacional y actúa en pleno cumplimiento de ellos. Las acusaciones contra Israel son absurdas”. Es decir, la idea está clara, Israel no hace nada que sea dañino por lo que no expresa ninguna oposición a que siga asesinando, destruyendo casa y bienes, y apoderándose del territorio palestino.

3.- Para alcanzar la verdadera paz tenemos que ganar el socialismo.

Otros dirigentes y formaciones políticas que se encuadran en el NI-NI, caso del presidente del gobierno español Pedro Sánchez, y el secretario general de la ONU junto a otros líderes europeos conservadores y socialdemócratas, muestran un fariseísmo y pacifismo comediante. Mientras se manifiestan de palabra por acabar con el genocidio, invocando el Artículo 99 de la carta de Naciones Unidas de un alto el fuego en la Franja de Gaza, en la práctica siguen apoyando con armas y dinero al Estado Sionista; nos dicen que ni a favor de unos ni de otros, su mano está extendida a palestinos e israelíes; antes que nada, la PAZ, para lo que se definen por la partición de Palestina en dos estados. Ante el exterminio expresan la necesidad de paz, de derechos humanos, del apoyo a Gaza, del cumplimiento de las muchas resoluciones fallidas de la ONU, entre otras de la creación de un estado palestino junto al estado judío. Sin embargo, todas las palabras, todos los acuerdos, todo lo que se quiere hacer va a la hoguera, no hay voluntad política de alterar la dinámica de las cosas. La razón está en las pretensiones imperialistas de la creación del Gran Israel, agrupando al territorio completo de Palestina los de otros países árabes, por lo que no van a ceder. Su objetivo es una plataforma desde la que establecer el control de todos los recursos naturales de ese gran territorio. El imperialismo los necesita para salir adelante de sus crisis. Por tanto, todo este clamor mundial tiene que enraizar con la desaparición de la OTAN, la transformación de la UE del capital en la UE de los pueblos y la disolución del Estado de Israel. Palestina para los palestinos.  No hay nada que hacer mientras no consigamos trasladar al corazón de las gentes la necesidad tajante de la erradicación y la eliminación de los instrumentos imperialistas que aseguran las guerras, y mantienen y fortalecen el capitalismo. Es la hora de reclamar el socialismo y la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción como la única alternativa al mundo de desigualdades y matanzas humanas que generan las estructuras que conforman las relaciones sociales capitalistas.

Es necesario un alto el fuego para detener los crímenes del estado de Israel, pero alcanzar la verdadera Paz, la Paz definitiva, sólo vendrá cuando se acabe con un modo de producción que desde hace más de 500 años funciona a costa de la violencia sobre una gran mayoría de seres humanos, componente imprescindible para satisfacer lo esencial de su naturaleza, la ganancia y el beneficio. La verdadera paz no puede alcanzarse hasta que no se acabe con las explotaciones y las opresiones que sufren la humanidad trabajadora y los pueblos.

La lucha del pueblo palestino es un ejemplo para la humanidad trabajadora de la lucha contra la explotación y la opresión de la criminal burguesía israelí. Esta pelea es la lucha de clases en su forma más encarnizada. La historia de la humanidad está llena de escenas con el sufrimiento brutal de pueblos que se enfrentan a quienes quieren humillarlos, eliminarlos físicamente y expulsarlos de sus territorios.  El pacifismo en abstracto no puede ser el eje político vertebrador y estructural ante la guerra. No es lo mismo una guerra ofensiva que una guerra defensiva. El pueblo palestino no puede hacer otra cosa que defenderse. Cuando se asesinan hombres, mujeres y niños no cabe esperar que los agredidos se sienten a reflexionar, a escribir o decir que lo que ocurre en Gaza es insoportable, que hay que tener humanidad o que el riesgo de catástrofe es inminente, etc o tocar las palmas a los agresores, harán todo lo contrario, empuñarán las armas  y defenderán con uñas y dientes sus vidas y sus territorios en una pelea implacable. El propio preámbulo de la declaración de los Derechos Humanos da pie a la lucha armada de resistencia de los pueblos como una forma de defensa ante la opresión.