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Marcha contra la corrupción del uribismo avanza en todo Colombia

 Los colombianos están cansados de tanta corrupción y reclaman de los candidatos, que pongan freno a la dilapidación de los recursos públicos.

 

Hadleyburg pasó de ser un pueblo apacible a convertirse en un verdadero infierno. Sus habitantes sufrieron una extraña metamorfosis, atrapados por la ambición, las malas acciones de unos vecinos contra otros, y la corrupción, que emergió en muchos cuando menos lo esperaban.

"El dinero corrompe", murmuró un parroquiano al comprobar cómo el deseo de enriquecerse, había movido a muchos a renunciar a sus principios y valores. Estaban sucumbiendo al malévolo plan de un hombre que quería vengarse y mostrar así que, con una motivación oculta, saldrían a flote sus más bajos deseos.

Este es, a grandes trazos, el argumento de la novela corta "El hombre que corrompió a Hadleyburg", del escritor norteamericano Mark Twain (1835-1910) El literato era oriundo de Missouri. Aseguran los expertos que desde su adolescencia vio cómo, quienes decían ser honestos, terminaban dejando que los deseos de enriquecimiento los gobernaran.

La historia vino a mi mente tras ver de qué manera la lucha contra la corrupción es la bandera que enarbolan hoy la mayoría de los candidatos a cargos de elección popular. De todas las vertientes. Pero no es un fenómeno de ahora, es desde hace mucho tiempo. Encarnan así la inconformidad de los colombianos, ahogados por tanta irregularidad en todos los ámbitos.

Nuestro anhelo, como ciudadanos de a pie, es que cuando lleguen al poder, no se olviden de uno de sus argumentos para ganar el favoritismo de los electores.

Y lo planteo así, después de tomarme un tinto con Carvajal. "Siempre prometen, pero apenas se posesionan, olvidan sus postulados. Por eso terminan enredados con los órganos de control.", me dijo desalentado, mientras revolvía despacio el azúcar con el café.

Aquí el asunto no es de derecha, de izquierda o de centro, ni está permeado por una ideología, sino un compromiso con la ciudadanía que reclama se acabe tanta dilapidación de los recursos públicos. ¡Ese es el fundamento de una nueva Colombia!