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Las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos, como la guerra en curso, que se convertiría en una guerra sin precedente no obstante la superposición de conflictos que hemos ya visto en este tipo de confrontación multi-dimensional, porque estremecería al mundo para afrontar la Tercera Guerra Mundial nuclear a menos que aparezca y gane un dirigente de calidad en las elecciones de EEUU. Después de esta guerra, nada sería jamás como antes; este lugar común tan frecuentemente pronunciado en el marco de nuestra Gran Crisis es cada vez más y más prolífico en su contenido destructor y autodestructor, podría ser en esta ocasión decisivo.

El último elemento mayor registrado es desde luego la entrada de Robert Kennedy Junior (JFK-Jr) en la competencia, que es lo que introduce el calificativo de “decisivo” porque resucita la atmósfera trágica del asesinato de Dallas del 22 de noviembre de 1963.

Primero, una actualización de los otros dos candidatos mayores, incluida la devastación continua de Biden, une reafirmación de la superioridad de Trump entre los republicanos; en fin, Trump ganaría la elección contra Biden si ésta tuviera lugar hoy. El trauma de las encuestas es tomada por los electores como una parte de la preparación del estado de guerra.

“Publicada el domingo, la encuesta Washington Post/ABC News muestra que la tasa de aprobación de Joe Biden ha caído al 36%, contra el 42% de febrero. Las frágiles tasas de aprobación han afectado a Biden a lo largo de su mandato hasta el presente, pero el 36% es el resultado más bajo de todas las encuestas Post/ABC hasta hoy.

“El anuncio hecho por Joe Biden de que participará en la elección por el segundo mandato en 2024 no parece haber suscitado el entusiasmo de los electores. Los demócratas inscritos están divididos (47%-47%) sobre la cuestión de saber si el partido debería nombrar a Biden o a otro en 2024, mientras que el 77% de los independientes que dependen del Partido demócrata desean ver al presidente saliente, de 80 años, reemplazado.

“La débil tasa de aprobación de Biden y el entusiasmo suscitado por su campaña favorecen a Trump. Interrogados sobre la persona por la cual votarían en 2024, 44% de los adultos han declarado que “ciertamente” o “probablemente” darían su voto a Trump, mientras que del 38% que declararon que apoyarían “ciertamente” o “probablemente” a Biden; el 18% están indecisos.

“Trump, que había anunciado su campaña en noviembre es, de lejos el favorito para obtener la investidura republicana; 51% de los republicanos interrogados declararon que les gustaría ver a Trump ocupar la silla presidencial, mientras que el 25% prefieren al gobernador de Florida Ron DeSantis, que aún no se ha incorporado a la lista. Los restantes candidatos forman un listado que incluye al antiguo vice-presidente Mike Pence y a la veterana gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley; todos obtienen un porcentaje de preferencias de entre el 1% y el 6%”.

Si Kennedy no hubiera decidido entrar en el juego, estaríamos ante una batalla muy fácil de describir, con la única desconocida no muy apta para determinar si el Sistema, a fuerza de golpes y de irregularidades ilegales podría demoler la candidatura Trump. Además, está Kennedy.

JFK-Jr lleva consigo dos temas candentes:

  • La denuncia brutal e inapelable de la implicación y las maquinaciones EEUU en la guerra de Ucrania, cuando Estados Unidos es designado como iniciador principal, si no exclusivo, de lacosa, con el riesgo supremo de guerra nuclear.
  • La resurrección de la tragedia de Dallas, una herida aterradora en la psicología estadounidense, herida siempre abierta. La indiscutible ventaja de RFK-Jr., sobrino e hijo de ambos Kennedy asesinados, es que tiene la legitimidad necesaria para actuar. Kennedy es un actor directo entre quienes soportan el peso de la tragedia de EEUU moderno.

Es previsible que en les líneas que siguen, las posiciones, la influencia y las posibilidades de los tres principales candidatos de la elección en la situación presente: la lista comienza por orden de aparición en la arena pública: Biden, Trump y Kennedy.

Biden

No es una figura de la que se quiera hablar mucho. Nos referimos a Joseph Robinette Biden porque hay muy poco a decir de él. De un lado, no se puede nadie lamentar por ese viejo atormentado hasta el ridículo por su demencia senil; y, por otro lado, nada se puede decir de su carrera mediocre basada en la corrupción, la venalidad, la mentira y la falta de convicción que terminará en una caricatura total en el ejercicio del cargo público más delicado del mundo que se precipita en el circo sanguinario de la guerra de Ucrania y que priva al mundo de una moral posmoderna y confiable.

Si Biden fuera milagrosamente reelecto bajo la operatividad de un milagro divino, las cosas que van mal quedarían destinadas irían a ir de peor a muy grave.

Trump

El comentario sobre Trump depende del comentario sobre Biden, aparte de que ocupan dos sitios opuestos en la eficacia y la moral. Pero las encuestas muestran que el dominio de Trump en el partido republicano no se debilitó en el tiempo que transcurre desde que sufrió el efecto del fraude. Los cocodrilos, republicanos sólo de nombre, aún le odian. En sentido inverso, y sin que sea un asunto programático, dos cosas son sabidas de Trump:

  • El repudio contra él del partido demócrata y de sus satélites (como los RINO) no ha desaparecido y destaca en todos los medios de comunicación (prensa del Sistema y Hollywood). El mismo Trump, ha endurecido y ha adquirido cierta experiencia sobre quién es su aliado y quién su falso aliado. Será una guerra sin piedad. De su éxito depende que su programa como mandatario incluya a México, territorio convertido en tierra de nadie.
  • Una cosa es muy posible con “El Donald”: su intención, si es electo, de atacar al FBI, del que piensa con toda justicia que está completamente politizado por la ultraizquierda wokenista y demócrata. El FBI no ha cesado de atacar y ejercer el complot contra él desde 2015. Será un candidato portador de un programa de disolución del FBI y una purga máxima del ministerio de la Justicia que no obstante le acompañaría y lo convierte casi en candidato de guerra civil.

Kennedy

Casi nada hemos visto de RFK-Jr. Totalmente inesperado e imprevisto en la carrera a la presidencia, RFK-Jr. introduce una dimensión a la vez trágica y meta-histórica por arrastrar el recuerdo vivo de la inmensa tragedia del asesinato de su tío en Dallas, seguido por el de su padre, en California en 1968. Y eso no es más que una aportación indirecta, algo no dicho; al contrario, la cosa es proclamada, repetida, por el candidato mismo.

  • En efecto, sobre la muerte de JFK, Robert Kennedy Junior proclama en todas partes que el asesinato fue obra de la CIA, la cual prosigue un hábito discutible, como todos lo saben. No obstante, tras la reiteración de lo mismo muchos no dudan de que atrás de su denuncia esté la intención de suprimir la CIA para que la familia Kennedy restablezca su presencia en la inteligencia del país, que le fue quitada de las manos por la nefasta familia Bush. Por su parte, Trump quiere liquidar al FBI. Pase lo que pase, RFK-Jr. No cesará de difundir sus anatemas contra la CIA, citando el libro en la fuerte dimensión espiritual, que lo ha marcado tanto:

“@RobertKennedyJr: La CIA “definitivamente implicada” en el asesinato de JFK

“Para todos los que tienen dudas al respecto, recomendaría un libro de Jim Douglass intitulado “JFK y el Indecible”.

  • Entre lo que nos interesa es otro aspecto de las intervenciones de Kennedy que nos sorprende por su firmeza: Ucrania. RFK-Jr. prosigue su cruzada sin retener su buen juicio. Una cosa a señalar es la opción de sus interlocutores para informar sobre la guerra: Scott Ritter y el coronel Macgregor (Scott Ritter el 7 de abril de 2023, el coronel Macgregor el 6 de mayo de 2023), porque lo que hacen mejor es una información independiente y alternativa en EEUU.

Una campaña formidable

Desde luego, nada hasta hoy ha quedado establecido ni formalizado para la campaña 2024 sino que el hecho es que la mediocridad del político promedio no permite visualizar una sorpresa fuera de serie en el surgimiento de una personalidad excepcional que había sido, hasta entonces, disimulada. Por otro lado, contamos con la “sorpresa extraordinaria” con Kennedy, según lo que consiga hacer en la dirección del partido, que obedece al Estado profundo y a los belicistas que alimentan la política del Sistema, según el lugar que pueda controlar y el clamor que podrá expresar.

Venga lo que venga ya la probabilidad que esta campaña se encuentra ganada y lanzada hacia alturas insospechadas por el hecho de la introducción, en el debate político al que abre las puertas el acontecimiento trágico, y sin asomo de la menor duda, del asesinato de JFK; de hecho, destaca la postura de Robert Kennedy Junior al respecto.

“Quiero decir que hay a un lazo en la comunidad con las cosas y el espíritu, que prescinde del tiempo, que hace buen uso de la Historia entre nosotros y el asesinato en Dallas, y JFK y su hija; Alan Seeger y su muerte el 4 de julio de 1916, y la cita “con la muerte”, mensajero de todo lo mencionado. Ese lazo no es tanto el de “la Muerte” como el del heroísmo en el enfrentamiento de la prueba suprema y, por otra parte, con la de la comunidad de la crisis, porque es la misma crisis que engendró la Gran Guerra, el asesinato de Kennedy y la situación presente.

Lo que importa en esta corta evocación, no son tanto las personas o las situaciones, como el lazo trágico que los une y los reúne, y el lazo es sin duda el poema que nos dice: “Tengo una cita con la muerte”.

Katehon, de Rusia, envía su mensaje que data de 2017

El asesinato de Kennedy, artículo escrito por Paul Craig Roberts fragmentos).

Apreciamos que nuestros lectores se interesen por el renacido interés en el asesinato de John F. Kennedy demostrando así su insatisfacción con la explicación oficial del crimen.

Mi respuesta es que en este momento ya sabemos, gracias a la investigación exhaustiva llevada a libros como el de James W. Douglass “JFK and the Unspeakable”. JFK y lo indecible (Simon & Schuster, 2008), mucho más interesante que los datos que quedaron inexplorados en los archivos.

Mi respuesta incluye asimismo la convicción de que lo que hoy sabemos o cuáles son los hechos, la historia oficial no será cambiada, nunca será cambiada. Por ejemplo, sabemos que es un hecho indiscutible que Israel atacó el navío USS Liberty infligiendo enormes pérdidas al personal de la Armada de EEUU aunque el gobierno estadounidense mantiene encubierta la responsabilidad israelí catalogándola como un error. No obstante, las tomas de posición inequívocas en contrario de cara a la evidencia, expuesta por la Comisión Moorer, encabezada por el almirante Tom Moorer, antiguo Jefe de operaciones navales y director del estado mayor conjunto.

Mi respuesta se refiere a que es que el tiempo ha llegado time para invertir tiempo intentando prevenir conspiraciones en la maquinación, tales como la permanente ola de mentiras y acusaciones a Rusia que pudieron convertir a ese país en un enemigo y atraer un renovado riesgo por provocar una guerra nuclear. En realidad, la mayor teoría conspiratoria del tiempo presente es la extraída del complejo military/security, el Comité Nacional Demócrata, y la falsificación mediática de que Rusia, coludida con Donald Trump jaquearon la campaña electoral cuatro años atrás.

El gobierno ruso sabe que esto es una mentira, y cuando ellos se percatan de que alguien miente una y otra vez como en el año transcurrido sin rastro de evidencia para sustentarlo, el gobierno ruso naturalmente concluye que Washington prepara al pueblo de Estados Unidos para la guerra. No puedo imaginarme una política más indigna e irresponsable que destruir la confianza en Rusia siguiendo las intenciones de Wasington. Como Putin dijo, “la principal lección en la vida me ha enseñado que “si un conflicto es inevitable, golpea primero”.

Si usted quiere saber quién mató al presidente Kennedy y por qué, lea “JFK y lo Indecible”. El libro es bueno, pero no excluye que el lector lea otros libros con el mismo tema.

Douglass concluye que Kennedy fue asesinado por su opción por la paz. Iba a trabajar con Jrushchov para poner fin a la guerra fría. Rechazó la cobertura de la CIA en la Bahía de Cochinos. Rechazó a la junta de jefes de estado mayor la Operación Northwoods, un plan para conducir operaciones de bandera falsa sobre estadounidenses que sin vacilar hubieran pedido a Castro justificar el cambio de régimen. Kennedy no quiso designar de nuevo al general Lyman Lemnitzer como director de la Junta de jefes de estado mayor. Informó al general David Shoup, del Cuerpo de Marines que la presidencia se proponía sacar de Vietnam a las fuerzas EEUU. Prometió que tras su reelección “rompería a la CIA en mil pedazos”. Todas estas amenazas presidenciales convencieron a los integrantes del military/security que Kennedy era débil ante el comunismo y que amenazaba a la seguridad nacional.

El filme del investigador Zapruder, citado por Douglass, muestra que la bala que mató a Kennedy lo hirió en la frente, con una perforación de salida del proyectil por su cabeza. Usted podía ver a la esposa de Kennedy, Jackie la parte de la cabeza separada. Unos turistas mostraron los momentos filmados antes del disparo de los agentes del Servicio Secreto mientras recibían órdenes de disparar sobre el presidente porque era posible hacerlo El filme muestra a un agente del Servicio Secreto protestando por la orden.

La “evidencia” médica de que Kennedy recibió el disparo por la parte de atrás fue falsificada por los médicos que recibieron órdenes. Los médicos navales, que ayudaron a sus colegas en la autopsia testificaron haber recibido órdenes del almirante Calvin Galloway para ignorar la entrada de la bala por el frente.

Gane la elección Trump o Kennedy, es imperativo que se ocupen de inmediato de la degradación política, moral y ética de las castas populistas latinoamericanas e inicien en cada país la construcción de clases políticas modernas y cultas.

* Imagen: The Capitol was designated a National Historic Landmark in 1960. Dominio público