La portavoz de la cancillería de la Federación de Rusia, María Zajárova dijo este domingo en nombre de su gobierno que recomiendan al gobierno de Estados Unidos “que deje de amenazar a Venezuela, de asfixiar a su economía y de empujar a este país a una guerra civil, pisoteando manifiestamente el Derecho Internacional”.
Moscú también exhortó “a todas las fuerzas políticas de Venezuela que ponen los intereses de la patria por encima de sus propias ambiciones, a entablar un diálogo. Estamos dispuestos a aportar nuestra máxima contribución para que se inicie”.
“A juzgar por todo, Washington pretende atribuir a Moscú los designios que abriga en relación con este país, volviendo a anunciar con arrogancia sobre “todas las opciones sobre la mesa”. No estaría mal saber ¿qué es lo que están haciendo los numerosos instructores militares estadounidenses en Colombia que linda con Venezuela? ¿Por qué, contrariamente a la Carta e incluso al nombre oficial de la Alianza del Atlántico Norte, la Casa Blanca invita obstinadamente a Brasil, otro vecino de Venezuela, a ingresar en la OTAN?”, dice también la nota oficial del gobierno ruso en torno a los cuestionamientos de la Administración Trump sobre la cooperación militar de Moscú con Caracas.
A continuación el texto íntegro del comentario ofrecido por la portavoz del MAE de Rusia, María Zajárova, en relación con la política de EEUU hacia Venezuela
El arribo a Venezuela de especialistas militares rusos sigue causando nerviosismo en Washington. En esta capital incluso han llegado a afirmar que interpretarían la presencia en el territorio venezolano de militares procedentes de los países situados fuera del Hemisferio Occidental como provocación que amenaza a la paz y la seguridad en la región.
Antes que nada, quisiera llamar la atención de los políticos washingtonianos sobre el mapamundi. Una parte del territorio de la Federación de Rusia, concretamente, la península de Chukotka, está situada en el Hemisferio Occidental, de modo que el continente americano es de Rusia un vecino próximo.
La parte rusa ha definido claramente el objetivo del arribo de sus especialistas a Caracas. No se trata de ningunos “contingentes militares”. Correspondientemente, carecen de todo fundamento las afirmaciones sobre unas supuestas “operaciones militares” que Rusia lleva a cabo en Venezuela.
A juzgar por todo, Washington pretende atribuir a Moscú los designios que abriga en relación con este país, volviendo a anunciar con arrogancia sobre “todas las opciones sobre la mesa”. No estaría mal saber ¿qué es lo que están haciendo los numerosos instructores militares estadounidenses en Colombia que linda con Venezuela? ¿Por qué, contrariamente a la Carta e incluso al nombre oficial de la Alianza del Atlántico Norte, la Casa Blanca invita obstinadamente a Brasil, otro vecino de Venezuela, a ingresar en la OTAN?
A comienzos de marzo pasado, Washington, en un tono amenazante anunció a los cuatro vientos que la colonial doctrina Monroe sigue vigente. Hace 200 años, dicha doctrina le asignó a América Latina el papel de “traspatio” de EEUU, de hecho denegándole la soberanía.
Pero Venezuela, que tiene en mucha estima los legados del glorioso luchador contra el colonialismo, Simón Bolívar, ha renunciado otra vez a someterse a la imposición, decidiendo por su propia cuenta la línea a seguir y eligiendo a los amigos según sus propios criterios. Por lo visto, esto no les cae bien a los estrategas washingtonianos, pero no tienen a su disposición una “máquina del tiempo” para retrotraer al mundo al siglo XIX.
Estamos plenamente de acuerdo con las afirmaciones de que Rusia “no dispone de plena libertad de acción en Venezuela”, hechas por cargos oficiales de EEUU. Cuesta objetarlas, pues de tamaña libertad está investido únicamente el Gobierno legítimos del país encabezado por Nicolás Maduro.
La actuación de cualesquiera fuerzas externas, incluyendo EEUU, están rigurosamente delimitadas por las normas del Derecho Internacional, refrendadas en la Carta de la ONU, incluyendo el principio de no intromisión en los asuntos internos de Estados soberanos. Al propio tiempo, los intentos de intimidar a la parte rusa con sanciones por fomentar una cooperación legítima con Venezuela parecen absurdos. Bajo diversos pretextos, Washington introdujo tantas sanciones que Moscú simplemente ha dejado de prestarles atención.
Desde luego, conocemos el porqué del nerviosismo estadounidense. El planeado rápido cambio del poder en Caracas no ha cuajado en realidad. Con su aplomo Washington no hizo más que poner en una situación delicada y ridícula a los dirigentes latinoamericanos y europeos que imprudentemente se apresuraron a reconocer como presidente de Venezuela a un impostor no elegido por el pueblo. Al hacerlo, han privado a sí mismos del margen de la maniobra política.
Por nuestra parte, recomendamos a EEUU que deje de amenazar a Venezuela, de asfixiar a su economía y de empujar a este país a una guerra civil, pisoteando manifiestamente el Derecho Internacional. Exhortamos a todas las fuerzas políticas de Venezuela que ponen los intereses de la patria por encima de sus propias ambiciones, a entablar un diálogo. Estamos dispuestos a aportar nuestra máxima contribución para que se inicie.